Edmund.
—Ane... —la llamé y ella solo se removió —Neli... —volví a llamarla y ella abrió sus ojos.
—Mmm... Habrá una vez en la vida que pueda dormir con tranquilidad —me dijo y yo sonreí.
—No lo creo —le dije y la mire.
—Que pasa? —me pregunto.
—Mi madre quiere que vallamos a comprar —le dije y ella hizo una mueca.
—Solo por eso me despertaste? —me dijo y asentí con una sonrisa divertida.
—Anda, ve a cambiarte —le dije y se empezó a quejar.
—Quiero dormir —me dijo mientras soltaba quejidos, solo negué con una sonrisa en mis labios y después salí de su cuarto, después de unos minutos volví a entrar a su cuarto y la encontré sentada en su tocador mientras se cepillaba el cabello.
—Ya? —le pregunté mientras la miraba, se levantó de la silla y después asintió para seguirme hasta la salida de la casa.
Ya afuera de mi casa comenzamos a caminar al súper mercado que quedaba como a unos treinta minutos de la casa, llegamos al súper mercado y comenzamos a tomar lo que mi madre había escrito en la lista.
—Por qué tuvimos que venir nosotros? Casi siempre estamos viniendo tu y yo —dijo Aneliz y solo solté un suspiro.
Al parecer estaba de mal humor por haberla despertado.
—Lo sé pero no pude negarme neli, es mi madre —le dije y soltó un suspiro.
—Bien, quieres que valla por algo en específico? —me pregunto y asentí.
—Fruta —le dije —Quiere que compremos fresas, manzanas, plátano, melón y naranjas —le dije, ella asintió y después se fue.
Me puse a buscar otras cosas más que mi madre había pedido y poco después fui a buscar a mi novia, la cual estaba escogiendo las naranjas.
—Esa está bien —le dije cuando me puse detrás de ella, me volteo a ver y sonrió —Terminaste? —le pregunté.
—Si, por favor dime qué ya es todo lo que teníamos que comprar ed, ya me arte de estar aquí, hay mucha gente y te juro que me estoy sofocando —me dijo.
Sabía perfectamente que no mentía, nunca le ha gustado estar en lugares llenos de gente porque siempre se pone de mal humor.
—Tranquila ya es todo, ya fui a buscar los demás, solo falta que paguemos —le dije y asintió, fuimos a pagar y salimos del lugar para ir a la casa, cuando por fin llegamos a la casa dejamos las cosas en la mesa, aneliz fue a buscar a mi madre y me fui a mi cuarto, me tire en mi cama y poco después entro Aneliz y se acostó a mi lado.
—Por fin... —dijo y la voltee a ver —Te juro que en cualquier momento le iba a contestar mal a alguien —me dijo y después dejo un beso en mi mejilla.
—Quieres ir a la playa conmigo? —le dije y ella me miró.
—Sii... —me dijo alegremente.
—Ve a cambiarte entonces —le dije y asintió para después salir de mi cuarto, me levanté de la cama y me fui al baño a cambiarme de ropa.
—Ya estoy lista —dijo cuando entró, me levanté de la cama y bajamos las escaleras, mi madre se encontraba en la mesa de la sala y nos volteo a ver.
—A dónde creen que van jovencitos? —nos pregunto cuando bajamos las escaleras.
—Vamos a ir a la playa un rato —le dije y mi madre me miró.
—Primero que nada, desayunen, ustedes dos no van a salir hasta que desayunen, entendido? —nos pregunto y mi novia y yo asentimos, nos sentamos a desayunar y al terminar salimos de la casa para tomar un autobús, al llegar a la parada, ambos bajamos y caminamos hasta llegar a la arena de la playa, a pesar de que el sol no se hacía presente, el lugar se veía bien aún que hacía un poco más de frío por el clima nublado.
—Cinco libras a qué llueve —me dijo Aneliz y la mire.
—Cinco a qué no —le dije y ella asintió.
—Hecho... —me dijo y me tomo de la mano para que comenzaramos a caminar —Ya tenía mucho que no salíamos a caminar en la playa —me dijo y asentí.
—Lo se... Es que el lugar está lejos y no es como que puedamos venir todos los días —le dije y la abrace por los hombros.
—Eso es lo de menos, me conformo con que salgamos casi todas las tardes a caminar al parque —me dijo mientras seguimos caminando y dejo un beso en mi mejilla —Ed... —me llamo y la mire.
—Que pasa? —le pregunté y nos detuvimos.
—Amm... Yo... Te-Te amo... —me dijo y en ese preciso momento en el que dijo que me amaba sentí unos pequeños escalofríos y las famosas mariposas en el estómago.
Era la primera vez que decía que me amaba, que me decía un te amo y no un te quiero.
La mire y le sonríe, ella estaba roja y me tomo de las manos para que comenzaramos a caminar, me iba jalando y no me dejaba ni que la mirará.
—Sabes... Yo también te amo... —le dije pero con más seguridad porque sabía que ella me amaba a mi tanto como yo a ella. Se detuvo y me volteo a ver.
—Tu... Me amas a mi? —me pregunto mirándome.
—Tanto como la primera y única vez que te pedí que fueras mi novia... —le dije y sentí como me abrazo fuertemente
—En serio me amas? —me volvió a preguntar pero con sus ojos cristalizados, como si estuviera apunto de llorar.
—Claro que te amo, por qué te sorprende tanto que te lo diga? —le pregunté y tomé sus mejillas con mis manos para poder limpiar las lágrimas que habían caído por sus mejillas.
—Nunca me habías dicho que me amabas y sinceramente nadie nunca me lo había dicho, ni siquiera mis padres... —me dijo y le regale una pequeña sonrisa para después abrazarla.
—Te amo más que a nada y a nadie... —le dije y bese su frente —Solo tú mi reina... —le dije y la mire mientras la abrazaba.
—Solo tu mi rey... —me dijo y recostó su cabeza en mi pecho —Sabes... Hoy no se comenzó el día de la mejor manera pero termino de la mejor manera posible... —me dijo y nos quedamos un rato mirando el mar, para después esperar el autobús e irnos a casa y llegar a comer.
—Oye, no creo que llueva así que me debes cinco libras —le dije y me miró mientras sonreía.
—Okey... —me dijo y saco cinco libras de su bolsa para después darmelas —Las apuestas son apuestas —me dijo y la abrace, ella recostó su cabeza en mi hombro y se dispuso a mirar por la ventana, poco después llegamos a la casa y nos sentamos a comer.
—Como les fue? —nos pregunto mi madre.
—Bien —dije —Me gane cinco libras —le dije y Aneliz me miró mal.
—Cinco libra!? —dijo mi madre sorprendida.
—Si, es que se las encontró en la playa —le dijo Aneliz y la mire confundido.
—En la pla- —le intenté preguntar pero no me dijo terminar porque sentí como me pellizco la pierna y la mire.
—Si Ed, en la playa —me dijo y solo asentí.
—Ah si, en la playa... —dije y mi madre me miró no muy convencida.
Pequeño recordatorio de que a mí madre no le gusta que estemos apostando y que no le gusta que Aneliz nos de, de su dinero.
—Esta bien... Aún que es muy raro que a alguien se le allá caído cinco libras, es mucho dinero perdido —dijo mi madre y yo asentí.
—Si, que mala suerte de la persona que se le calló —dije y Aneliz me miró.
—Si... —dijo Aneliz y después se acercó a mi —Podemos dejar el tema de las libras de lado por favor... —me susurro al oído, solo asentí y seguimos comiendo.
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Alguna vez; Historias sobre él <3 [Edmund Pevensie]
FanficBienvenidas, estas son pequeñas historias cortas de Edmund pevensie de las películas y libros las crónicas de Narnia de c.s Lewis. Este es solo un pasatiempo, contiene contenido adulto, y contenido delicado con esto no busca nada, como ya lo dije so...