Capítulo 8

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Noviembre de 2007

Él podría hacer esto. Él podría total y completamente hacer esto.

Estaba absolutamente dentro de las capacidades de Draco Malfoy preguntarle a Hermione Granger si le gustaría ir a cenar alguna noche este fin de semana. Sería el colmo de lo casual cuando se lo preguntara. Como amigos. Bueno, casi amigos. ¿Qué nombre debían recibir ellos?

Era su cita mensual con el sanador Browning y finalmente había convencido a Draco de que esto se estaba volviendo ridículo. Por supuesto, eso no le impidió arremeter contra el hombre mayor.

—¡Si crees que estoy actuando como un niño, entonces dilo! —Draco se enfureció con él.

Browning simplemente levantó una ceja por encima de sus anteojos y enfrentó la mirada furiosa de Draco con una de paciencia.

—¿Crees que estás actuando como un niño?

Draco levantó las manos con frustración.

—Bueno, no sé, ¡es por eso por lo que vengo a ti! ¡Todo lo que quiero saber es cómo se supone que debo invitarla a cenar!

Browning lo recibió con otra mirada tranquila, sin ceder ni una sola vez a los arrebatos emocionales de Draco.

—Usa tus palabras, Draco, una pregunta simple y directa.

—Pero no quiero que ella piense que esto es, eh, una... cita o algo así...

—¿En serio?

—Sí. —Mentiroso.

¿Espera qué?

—Sí. —repitió Draco con firmeza, ignorando la vocecita en su cabeza—. Podría ser una salida platónica. Quiero ver si está dispuesta a eso... porque, ya sabes, pasamos las mañanas juntos y se siente raro que no hayamos... progresado más allá de eso. —Porque aparentemente progresar en la amistad con Granger es algo que quiero ahora. Tengo el control de esto.

Rasgar, rasgar, rasgar. La pluma flotaba por el pergamino.

—Bueno, Draco, tengo que admitir que creo que este es un gran paso para ti. Invitar a alguien a una actividad sin la garantía de que aceptará, muestra la voluntad de ser vulnerable.

Draco se encogió de hombros y trató de no estremecerse ante la mención de la vulnerabilidad. Porque eso describía exactamente lo que Draco sentía en presencia de Hermione Granger. Una abrumadora vulnerabilidad.

... 

El lunes por la mañana vino y se fue. Cada vez que Draco abría la boca para preguntarle a Hermione sobre la cena del fin de semana, en su lugar surgía alguna pregunta estúpida y banal.

El martes, Granger comentó lo cansado que se veía y le compró una taza de café extra sin que se lo pidiera, pero ¿él le agradeció y la invitó a cenar entonces? No, le reclamó como un gilipollas malhumorado por cuidar sus hábitos de sueño, y bebió obstinadamente el café que ella le trajo. Para su crédito, solo sonrió brevemente cuando él le agradeció en voz baja mientras caminaban hacia el trabajo.

El miércoles definitivamente era la mañana en que Draco iba a plantear la cuestión de una cena de fin de semana. Pero entonces Hermione inició uno de sus monólogos apasionados sobre el uso de su conocimiento de Runas Antiguas para estudiar y relacionarse con algunas de las tribus más antiguas de la gente del mar en el Mediterráneo y Draco se encontró prestándole atención mientras ella charlaba calle abajo. Cuando ella se despidió, él recordó que solo le quedaban dos días a la semana para cumplir con su aparentemente simple tarea.

Remain Nameless (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora