Una vez que ambos se arreglaron, Draco volvió a llenar su copa de vino antes de partir por toda la casa. Deambularon por las muchas habitaciones del primer piso, la mayoría de ellas estudios ricamente decorados o salones de té para el entretenimiento. Parecía complacida con todo lo que él le mostraba y, aunque constantemente hacía preguntas, se le ocurrió un pensamiento repentino: esto no la impresionaba como lo haría con otras mujeres. No en la forma en que lo había hecho su biblioteca, pero eso tenía menos que ver con el valor monetario contenido dentro de esos estantes y todo que ver con la cantidad de conocimiento a su disposición en esa habitación.
Hermione no estaba deambulando de una habitación a otra calculando la cantidad de oro que debía costar cada pieza de arte, decoración, tapiz o mueble. En cambio, hizo preguntas reflexivas sobre las opciones de diseño, preguntó sobre la historia de ciertas pinturas, ofreció su opinión y admiración por el estilo de la arquitectura. Estaba tratando de conocer a Draco a través del lugar al que él llamaba hogar, no de imaginar todas las formas fabulosas en las que podría gastar su dinero.
Desafortunadamente, Draco había entregado honestamente gran parte del control de la decoración a su madre y un equipo de diseñadores de interiores, por lo que la mayoría de las habitaciones eran bastante impersonales, en su opinión.
—¿Alguna vez has organizado un baile aquí?
Habían llegado al gran salón de baile, y Hermione se apartó de su lado para caminar hacia el medio de los relucientes pisos de parquet. Giró lentamente en el lugar con la cabeza estirada hacia el techo para contemplar el mural centelleante de la esfera celestial que cubría la parte superior por completo.
—No, no soy de los que organizan grandes fiestas, si es que no lo notaste. —respondió con ironía—. Le dejo esa tarea a mi madre. Además, su salón de baile es fácilmente el triple del tamaño de este.
Una pequeña sonrisa adornaba su rostro mientras continuaba examinando los grupos de constelaciones arriba. Draco tuvo una visión repentina de tomarla en sus brazos y hacerla girar por la pista de baile frente a cientos de invitados, mostrando con orgullo a la bruja que ahora podía llamar suya.
—Draco. —lo llamó suavemente, rompiendo su ensimismamiento.
Miró alrededor, pero los ojos de ella seguían fijos en el techo. Hermione señaló hacia arriba y descubrió que ella estaba indicando su constelación homónima en el mural.
—Es una tradición, por parte de mi madre, nombrar a los hijos como constelaciones o estrellas.
—Me di cuenta —respondió ella—. Sirius, Regulus, Andrómeda... —respondió ella—. ¿Te gusta tu nombre? —preguntó de repente.
Draco se encogió de hombros, nunca antes lo había considerado realmente. Recordó una vez que Ron Weasley se había burlado de su nombre, pero en realidad, ese idiota pelirrojo era muy hipócrita para hablar de eso teniendo un apellido como Weasley .
—Me gusta escucharlo de ti. —murmuró y sus ojos marrones se clavaron en los suyos.
Hermione se sonrojó y rompió la mirada.
—¿Puedes llevarme por los jardines? Desde que vine aquí por red flu no tuve la oportunidad de apreciar nada del paisaje o los jardines.
Draco se rascó la nuca y consideró su pedido.
—Desafortunadamente, es tarde, así que no podrás ver nada en la oscuridad. Podemos sentarnos en la terraza un rato si quieres.
Ella sonrió y asintió con la cabeza y él abrió el camino fuera de las altas puertas francesas del salón de baile. Era una noche agradablemente fresca y, en la oscuridad del campo, las estrellas reales brillaban con tanta fuerza como sus contrapartes falsas en el mural del salón de baile.
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Remain Nameless (Traducción)
Romance¿Cómo se sentía? Se sentía como si apenas estuviera soportándolo. Ella, de entre todas las personas, debería alejarse de él. O gritarle. Maldecirlo. Escupirle. Sacar su varita y desaparecerlo de la faz de la tierra. Fue una culpa abrumadora y un ali...