❈ Capítulo 11 ❈

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Y en un momento llegó el día siguiente, yo estaba ahí luciendo mi ropa de lo más parecido para equitación que tenía. Konstantin no pudo replicar ni una sola palabra cuando me subí al auto con ellos.

Pero tengo que admitir que estaba muy aburrida, todos estaban con los caballos. Los infaltables, Klaus, Ander y Magus también estaban allí, actuando excentricamente.

- Esto es jodidamente aburrido.

- No sé que esperabas, que iban a haber juegos de niños o que seis payasos iban a aparecer para darnos un show.

Cuando el humor ácido de Philip me agotó, me concentre en que los tres mosqueteros y algunas personas más estaban montando a los caballos. ¿Qué carajo?

Me levanté. Yo también quería.

-¿Que haces Rose?

- Yo también quiero subirme a los caballos.

Dimitri frunció el ceño - no son caballitos de entrenamiento, están entrenados y rozan el punto de lo salvaje.

Le resté importancia - Puedo hacerlo, ya monté antes.

Y no estaba mintiendo, cuando acampabamos con la escuela era muy común este tipo de actividades. Pero digamos que ya pasaron más de 10 años.

Me acerque a un hombre, que me miró de arriba a abajo.

- Quiero montar ese caballo.

Señale a un caballo blanco que estaba a pocos metros de nosotros.

- ¿Con qué me pagarás? - su tono sonó 'provocador'

Que asco.

Callum, quien miraba todo desde una esquina con un vaso de whisky en su mano le hizo un gesto al hombre.

- Bien, sube - dijo resignado. Mire al caballo - ¿Sabes hacerlo?

- Por supuesto que sé.

Bueno, me superé en esta prueba y pude subir perfectamente, en cierto momento tambaleante.

- Y ahora solo toma las riendas, impulsa y...

Fui más rápida y el caballo no empezó a andar normalmente, empezó a correr. Sentí esa sensación de vértigo inminente.

Espera.. ¿No aprendí en los acampes a frenar al caballo?

Sentía que no tenía punto de retorno y que, a medida que avanzaba parecía que la velocidad amentaba. Solté un gritito cuando consideré que ya estaba demasiado lejos de los demás.

- Por favor, ya para - murmuraba por lo bajo, como si el animal pudiera entenderme.

Cómo si mis plegarias hubiesen sido escuchadas, unas pisadas de caballos que no eran del mío se aproximaron.

Mire al costado y ahí estaba Ander, por encima de un caballo. Se inclinó un poco y tomó las riendas del mío, dándole por fin a esta tortura.

- ¿Te volviste loca, niña?

- Uno no me digas niña - dije mientras recuperaba el aliento - dos, nadie me dijo como controlarlo.

- Porque te quisiste hacer la experta, y no lo eras, Konstantin se volvió como un loco cuando tu caballo salió de esa manera.

Rodé los ojos - No me importa.

- ¿Con qué indiferente eh? Si suelto las estúpidas riendas el caballo volverá a enloquecer y tal vez, solo entonces, te devuelva de dónde vienes.

- Hazlo.

- ¿Quieres que lo haga?

- Claro, así no volveré a ver tu estúpida cara y no volveré a escuchar tus estúpidos y cobardes argumentos..

Se me quedó mirando fijamente.

- Si tú lo dices..

Lo hizo, y lo hizo. Soltó las riendas, pero yo fui más rápida y lo tomé de la muñeca. El caballo se fue, por supuesto, y yo caí. Pero Ander cayó conmigo y su caballo corrió detrás del mío.

- ¡Estás loca!

- Si me hundía, iba a hundirte conmigo. Por idiota.

- Eres imposible - soltó un alarido de dolor. La caída había sido dura, pero no importaba, porque la posición en la que estábamos era realmente comprometedora.

Mi respiración se mezcló con la suya.

-¿Que hacemos? - murmuré.

No contesto, siguió mirandome, desafortunadamente su mirada bajó a mis labios y actuó como un salvaje. Se subió arriba mío y me empezó a besar, por dios, me sentía en un paraíso prohibido.

Nos separamos cuando perdimos el aliento - ¿No era que nunca estarias con alguien cómo yo?

- Solo cierra la boca, tu me hundiste aquí contigo. Ahora vas a atenerte a las consecuencias..

Temblé inconscientemente cuando se comenzó a quitar la camisa, su pecho quedó al descubierto y no iba a quedarme con las ganas de acariciarlo.

Estábamos en el medio de la nada.

Diamantes con sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora