❈ Capítulo 20 ❈

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Al final Ander había decidido mantener a la serpiente en la casa, muchos no se sentían cómodos, creo que me incluyo. Pero me dejó ponerle nombre.

- Ramen, quiero que se llame así.

- ¿Cómo la comida China?

- Exacto.

A Philip no sé si le molestaba la presencia de Ramen en la casa, al parecer no, cuando la jaula estaba cerca de su presencia él solamente la miraba de reojo.

Las cosas con los ingleses seguían tensas y estoy un 99,999% segura de que hay cosas que me ocultan. Lo sé porque siempre que aparezco hacen silencio, o cambian de tema, yo no soy ninguna estúpida. Pero prefiero no decir nada al respecto porque sé que no me incumbe.

Estaba terminando de servirme un vaso de limonada cuando sentí una presencia detrás de mi, suspiré resignada.

- Hasta cuando no estás siento tu presencia.

Mis dedos resbalaron sobre el vaso de vidrio cuando, definitivamente, sentí unas manos acariciar mi cintura.

- No comprendo el efecto que produces en mi, Rose, quisiera odiarte - susurró en mi oído, mordiendo mi lóbulo.

- No necesitas comprender nada, Ander.

- Quisiera que me lo expliques.. en tu..

Me besó el cuello y subió a mi boca, estaba desesperado por probarlo otra vez.
Me separé levemente de él - ¿En mi?

- Cuarto, ya lo sabes tonta.

- Oh, no puedes evitar ser un jodido imbécil.

- Pero así te gusto, como me gustas tú a mí aunque no puedas conectar ni siquiera dos neuronas.

Sonreí inconscientemente.

-¿Te gusto?

No respondió, pasó sus manos por mis muslos y me alzó, tomándome por sorpresa.. era más que arriesgado ir a mi habitación, cualquiera podría vernos.

Ander se frustró y buscó un lugar más cerca, ajá, encontró una gran opción en el pequeño cuarto de limpieza.

- Qué incómodo.

- Incómoda será la erección que tendré si no te hago mía en estos momentos, mejor que cierres tu dulce boca.

No iba a poner resistencia, claramente que no lo haría. Ander cerró la puerta del diminuto lugar.

Nunca estuve tan agradecida de llevar un vestido y no un short, gemi sin aguantarme cuando metió sus dedos en mi boca.

- Eso es, niña buena.

Después de dicha acción, sus dedos fueron a parar dentro de mi. Si la anterior había sido una acción completamente erótica para mí, pude acabar de tan solo sentir como jugaba con mi interior como si se tratara de un instrumento al que pudiera tocar a su propio alcance.

- Oh, Ander.

- Suficiente.

Se despejó de su pantalón, liberando su erección que acarició salvajemente con mi entrada.
Me tomó de la cintura con fuerza y me embistió haciéndonos casi gritar de placer.

- ¿Lo disfrutas, eh?

El sudor caía por mi frente,lo miré algo divertida - ¿Ya está dentro?

- Eres una...

Lo callé besándolo, el beso fue correspondido y nuestras lenguas iniciaron una batalla que no tenía ganador.

Fueron tan solo unos golpes entre nuestras caderas y nuestros torsos para que ambos llegáramos al tan merecido orgasmo.

- Nos hicimos rogar ¿No lo crees? - discutió vistiendose - será mejor que no hablemos de esto con nadie

- Vaya que lo creo, tranquilo Ander, no voy a revelarle a nadie que te he quitado la virginidad.

- Me sorprende que tengas ese sentido del humor después de haber recibido el sexo de tu vida.

Sonreí con ironía - ¿Sexo de mi vida? Si que te tienes confianza.

- No lo sé Rosita, tus gritos me demostraron eso.

Salimos del cuarto, cada uno por su lado, teniendo la vaga certeza de que nadie en esta gran mansión había oído lo que pasó en el pequeño e indefenso cuarto de limpieza.





Diamantes con sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora