❈ Capítulo 31 ❈

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Fueron muchas horas de viaje, de pensamientos, hasta que llegue al aeropuerto de California. Nadie me esperaba, nadie sabía que volvía después de cuatro meses, y así estaba bien.

Fueron veinte dólares de taxi hasta mi hogar, ese lugar que no sabía que necesitaba hasta que lo ví. Estaba todo impecablemente ordenado, en un acto infantil corrí a mi habitación y me tiré en la cama.

- Esto es lo que necesitaba.

Muy a mi pesar de que quería dormir en mi cómoda cama, me levanté porque mi estómago me pedía gritos de ayuda. Estaba muy hambrienta, no había nada en la heladera, encontré unas galletas dulces en la alacena.

Una larga tarde me esperaba, tenía que desempacar ropa de cuatro meses que equivalían a dos maletas grandes y una pequeña.

Dejé que mi reproductor de música entonará el álbum de Elton John "Goodbye Yellow Brick Road" y emprendí mi trabajo, ojalá poder terminar para la noche.

Primer blusa, primer día en Grecia.

Los dos vestidos de las reuniones nocturnas de Philip, parecía que tenían impregnado el olor a Brandy caro.

El collar de diamantes que no quería traer, pero que Philip insistió porque era mío. Lo frote suavemente, nunca había visto lo lindo que era de cerca.

- Voy a encontrarte un buen lugar.

La parte más difícil de desempacar era tener que guardar las maletas, porque por lo general tenía que guardarlas en el pequeño altillo del cuarto de mi madre.

Y así fue. Tomé un banco que no tenía mucha estabilidad, intente subir las maletas pero caí con una caja que había en el altillo encima.

- Mierda.

Genial, ahora tenía dos cosas que ordenar, como si fuera poco.
La caja estaba llena de papeles, fotos, sonreí internamente, una foto de mi madre sosteniendome cuando era una bebé. Más papeles, más boletas, más..

¿Prueba de paternidad?

Abrí la carta muy sorprendida, ¿Qué era esto?

Pruebas, números, llegué a lo que no quería llegar. El que busca siempre encuentra.

Conclusiones:

Basados en el análisis de los resultados obtenidos el Sr. Lewis Murray Hjelmslev queda estrechamente relacionado del vínculo como padre biológico con respecto a Onisse, Rosalie.

Lewis era mi padre, lo era. Estaba anonadada, no sabía si llorar, o enojarme, o correr a Grecia y matar a mi madre.

El papel cayó de mis manos y tome mi celular para marcar a mi madre. Dos tonos, tres tonos, no atendía ¡Maldita sea!

La llamé una vez más y tampoco obtuve respuesta. En la desesperación le marque a Ander, no quería hacerlo, estaba segura que era con la última persona que él quería hablar.

Para mí sorpresa..

- ¿Rose?

Su voz sonaba ronca, olvide la diferencia horaria y quizás ya estaba cerca de la hora de dormir.

- Ander, bien, se que no quieres hablar pero necesito que corras y le digas a mi jodida madre que me atienda el teléfono.

- Espera espera espera - sonó detrás de la línea - ¿Estás bien? ¿Que sucede?

Respire hondo para sonar clara - ¿Está mi madre en la mansión?

Un silencio abrumante detrás de la línea.

- No, salió con Philip. Desconozco dónde, no ocupo más el cargo como mano derecha de el jefe.

Esto estaba mal, muy mal.

- Creo que están jodidos Ander - me apoye contra el marco de la puerta de mi habitación.

-¿Me dirás qué sucede? No puedo hacer mucho a tantos kilómetros.

- Encontré una prueba de paternidad mía con Lewis, archivada entre las cosas de mi madre.

Maldijo por lo bajo.

- Dime que salió negativa y que todo el rencor de Lewis hacia los griegos tiene sentido.

- No puedo decirte eso - cerré los ojos - Es mi padre.

Diamantes con sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora