Rose
Me desperté con los primeros rayos de sol que entraban por la ventana, me sorprendió ver qué estaba en la misma posición en la que me dormí. En los brazos de Ander, con mi cara apoyada en su pecho desnudo.
Me desperecé con cuidado de no despertarlo, era un ángel, un verdadero Dios griego.
- ¿La vista es buena?
- Tranquilo, no pensaba adorarte por mucho tiempo más.
Sacudió su cabeza lentamente y me besó en los labios, ambos nos levantamos. Nunca pensé que dormir en un sofá sería tan cómodo.
- Rose, ¿Dejemos todo esto sí?
Me asuste cuando me dijo eso, su rostro era serio.
- ¿Dejar qué?
- La mafia, los griegos, Konstatin, tu madre, Lewis. Seamos solo nosotros dos, porque yo ya no puedo ocultar que me vuelves loco desde que llegaste a Grecia.
Me mordí los labios para evitar que se notara mi emoción - No lo dices en serio..
- Yo.. - tomó mi mano - nunca hablé tan en serio.
- Pero hace un día me estabas diciendo que querías volver a Grecia, que Lewis no podía salirse de la suya.
Puso su dedo en mi boca, señal para que me callara.
- Pasaron algunas situaciones que me hicieron cambiar de opinión. Y, lo pensé mucho.
- ¿Solo nosotros dos?
- Hasta que lo inevitable nos separe, ¿Que dices Rose Onisse?
Sonreí y me posicione encima de él, para besarlo y abrazarlo. Quería a Ander, lo quería más de lo que yo pensaba. Mi acción fue su respuesta.
- Me encantaría seguir con esto, pero estamos desnudos y le saca lo emotivo a mi pobre y débil declaración.
Solté una carcajada, era muy cierto.
- No se si le quita lo emotivo, no necesito verte con ropa para que me emociones.
- Eres más de lo que yo necesito, pequeña.
Hacia mucho que no me sentía tan bien como hoy, como esta mañana soleada de Julio. Estaba enamorada, y no sé si había algo que me importara más en estos momentos.
**
Adele
Estaba enamorada, y no se si había algo que me jodiera más en estos momentos.
- Adele, mi querida, tendrás que ver en que bando estás.
- Creo que te lo demostré durante estos días y semanas, ¿No lo crees Lewis?
Su rostro era casi maquiavélico, aterrador para algunas personas. Tenía el poder en sus manos, lo tenía, y no se si había algo más peligroso que eso en estos momentos.
- Estoy asegurándome de que cada persona que tenga a mi lado sea de confiar, ya sabes los que me traicionan.
- Lo sé..
Me limitaba a responder monosílabos, de aquella mujer dura que todos temían no habían quedado ni las cenizas. Realmente me avergonzaba.
- Bien, ¿Por dónde podemos empezar? ¿Por arreglar lo que tu ex amante hizo mal?
Me lo quedé mirando un segundo, oh Philip, si tan solo hubiese tenido opción..
- Adele, me gustaría que te instales en un cuarto que puedes remodelar para que sea tu oficina. ¿Qué dices? ¿Te gustaría tener tu propia oficina?
- Claro, sería una gran opción.
- Con que una gran opción eh - caminó en círculos sobre mi - no te veo muy entusiasmada.
- Estás equivocado, si lo estoy.
Me miró un minuto, y como no tenía margen de poder entender qué era lo que yo estaba sintiendo/pensando en estos momentos. Asintió y se fue a dar órdenes a otra parte.
Miré a todos lados, ¿Que debía hacer? ¿Tenía que irme o tenía que quedarme?
Lewis nunca me lastimaría, jamás se atrevería a tocarme. Y aún así me sentía la persona más desafortunada del mundo al estar aquí.No me interesaba nada en estos momentos.
Al menos espero que mi hija esté tomando mejores decisiones que yo.
ESTÁS LEYENDO
Diamantes con sangre
RomanceGrecia puede ser uno de los lugares mas hermosos del mundo, el que cualquier persona desearía visitar. Rose cumple uno de sus sueños cuando su madre la deja a cargo de un viejo amigo, Philip Konstantin, poseedor de una gran fortuna que lo convierte...