❈ Capítulo 25 ❈

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Narrador omnisciente.

Rose llevaba horas, días desaparecida y todos sabían quién era el que la tenía. Konstantin estaba como loco, y todos tenían la culpa, todos le habían fallado.

- ¿Que quiere a cambio? - le preguntó Damaris, intentando calmar a su hermano.

- Obviamente las acciones de mi tierra, es un hijo de puta.

- Pues entregaselas, creí que tenías claro que ese sujeto estaba loco.

- Olvídalo, no lo haré.

-¿Entonces quieres recuperar a Rose, o no?

Él se pasó las manos por su rostro, frustrado - Si, pero no así. Si lo hago él gana.

- Pero si le hace algo a ella, tú pierdes. No razonas, Phil, pareces un niño.

- Lo dice la que vive ebria con seis esposos distintos al mes, solo cierra la boca, ni si quiera sé por qué estás aquí.

Se acercó a él y lo miró fijamente - Porque necesitas ayuda y en lo que me concierne, estás solo. ¿Por qué no está ninguno de tus hombres aquí?

- Porque los suspendí, un jefe debe pensar en frío cuando las cosas salen mal.

Damaris soltó una carcajada que sonó irónica - Damas y caballeros, con ustedes... ¡El jefe de los idiotas!

- No voy a escucharte más Damaris, vete por dónde viniste. Lo que me falta es tú siendo irónica como siempre.

Philip se levantó, y subió las escaleras para volver a su despacho.

- Espera.

-¿Ahora qué?

-¿Vas a llamarla?

Philip supo de inmediato a qué se refería su hermana,y solo asintió.

- Es su hija, ¿Cómo pretendes que le oculte algo como eso?

- Pero, también podria ser la tuya.

Frenó de golpe en la mitad de los escalones, era cierto que desde que Rose estaba con él era su único pensamiento.

- La llamaré y le diré todo, con lujo de detalle, ocultarselo ya sería sobrepasar los límites Damaris, y lo sabes.

La pelinegra levantó las manos resignada - como desees, todo está en tus manos Phil, eres lo que deseas. Siempre lo fuiste, mamá y papá te lo decían, el abuelo Kennedy te lo decía.

*

-¿Que ella QUÉ? - Gritó la mujer desde el otro lado de la línea.

- Fue un error, mis hombres fueron drogados por los de él, yo.. Adele estoy muy apenado por la situación.

- Voy a ayudar en lo que sea, ¿Bien? Voy a salvar a mi hija, y te recomiendo que reces para que ella esté bien. Porque Lewis y tú caerán en  el mismo acantilado por accidente.

- Es mi culpa - murmuró, nadie hubiese creído si escuchaba la conversación y viera como el hombre más poderoso de Grecia estaba abatido.

- Es la culpa de él, lo sabes. Siempre lo fue, lastima que el maldito no sepa que tiene secuestrada a mi hija.

- La tiene en Liverpool...

- ¿Sigue conservando su mansión, ahí? - murmuró Adele - será fácil encontrarla.

- Haremos un operativo, desde Grecia. ¿Vienes?

- Deja que consiga un boleto que me deje lo antes posible en Atenas..

- Bien, escríbeme cuando lo obtengas, y... Adele...

-¿Qué?

- Perdóname, te amo.

Un silencio angustiante se produjo en la otra línea.

- Yo también te amo Philip, pero hoy me fallaste con el único diamante que tenías que proteger.

Diamantes con sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora