❈ Capítulo 44 ❈

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Narrador omnisciente

Sophie llegó a Grecia después de casi cinco horas de vuelo, estaba agotada, pero había algo que la motivaba: la profesionalidad que quiere demostrar hoy en su segunda misión trabajando para Jean Dumas.

Luego de pensarlo mucho, reemplazó el vestido que Rose le había prestado por algo más discreto: unos pantalones grises y una blusa blanca que dejaba sus brazos descubiertos. Tuvo que vigilar la zona por más de tres horas antes de decidir como sería la mejor opción para entrar.

- ¿Quiere que sea su acompañante esta noche? - le preguntó con un inglés mal pronunciado a un hombre robusto y de ojos muy negros.

Él sonrió, quitó el habano de su boca y le tendió su brazo - la compañía nunca es mala. ¿Quién eres muñeca?

- Soy Allison- pronunció sin pestañear.

Sophie y el hombre caminaron hacia la entrada, los guardaespaldas que estaban ni siquiera se inmutaron ante la presencia del hombre, mucho menos la de la chica.

-¿De dónde eres?

La música estaba fuerte, y tal como se lo habían descrito, la mayoría de los invitados estaban más que ebrios jugando al póquer.

- No tengo un lugar fijo, de aquí, de por allí.

- Me gusta - se acercó a la chica y le besó el cuello, ella con desagrado pensó en la marca que quedaría. Suavemente lo separó de ella y acotó, en un intento de sonar sexy..

- Vamos, no me hagas esperar y tráeme una copa del mejor trago.

- A sus órdenes.

Cuando al fin se lo sacó de encima buscó a su misión, el nombre que le habían dado a ese misógino de Lewis Murray.
Caminó entre la gente, buscó y buscó. No fue tan difícil ubicarlo sentado en el centro de la mesa de póquer. Le dió impotencia ver cómo se levantó justo cuando ella lo estaba observando, no le quedó otra que seguirlo con sigilo.

Vió como entró a una habitación, y dejó la puerta estaba entreabierta. No tardó ni quince segundos en subir las escaleras con prisa y asomarse. Nada se veía, solo una habitación con un escritorio y una silla.

- ¿Se te perdió algo?

Se giró asustada y con las pulsaciones a mil, ahí, Lewis Murray la observaba con desdén de arriba a abajo.

- N-no.. yo..

-¿Eres una ladrona? ¿Por qué me estás siguiendo?

Respiró hondo antes de contestar y se apegó más a la puerta, pues lo cerca que estaba ese hombre de ella la estaba poniendo incómoda.

- No lo estoy siguiendo, señor Murray.

Él arqueó una ceja.

- Bueno, solo vine con mi acompañante a su fiesta y.. lo estuve observando en la mesa de póquer, me pareció un hombre tan - pasó sus manos por su chaqueta - interesante.

Supo justamente qué blanco tenía que tocar cuando vio su sonrisa suficiente. Era un narcicista,y un halago lo desconcentraba de cualquier situación, no importa cuan peligrosa fuese.

- ¿Ah sí? - le corrió un mechón de cabello - entonces estás disfrutando de la fiesta.

Unos pasos en la escalera se hicieron presentes, una mujer rubia y muy hermosa los miraba confundida. No hubo margen de presentación: Sophie ya sabía quien era.

- ¿Ocurre algo?

- No querida, la señorita...

Reaccionó - Grey, Allison Grey.

- La señorita Grey está conociendo mi mansion y terminó perdida por aquí. ¿No es así?

- Si, a propósito debo irme, no quiero hacer esperar a mi acompañante.

Corrió y bajo las escaleras, se metió en una habitación que parecía ser el baño. Tenía mucho que procesar. Llamó al contacto oculto que le habían dado, ¿Que proseguía?

Diamantes con sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora