❈ Capítulo 30 ❈

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Rose

- Entonces es cierto - me giré encontrándome a la persona que menos quería ver en estos momentos - Ya te vas.

- En realidad si, no esperes que me quede para terminar muerta.

- Tu madre se quedará - murmuró en voz baja.

- Veremos cuánto dura, ojalá se dé cuenta que este ambiente es una mierda para ella también.

- No puedes ser tan egoísta Rose.

Ander estaba equivocado, muy equivocado y aún así, era la segunda persona en veinticuatro horas que me decia egoísta.

- Bien - lo ignore y seguí con lo mío.

- Rose - me tomó del borde de los dedos y me separé rápidamente - y ahora, me alejas de ti. Odio que lo hagas.

- ¿Por qué actúas como si nada hubiese pasado?

- ¿Por qué te molesta tanto lo de Lewis? Por dios Rose,  todo era un plan porque quería salvarte. Philip estuvo a punto de asesinarme cundo se enteró que planee eso a sus espaldas.

Agaché la cabeza, no quería ser dura con él pero estaba tan resentida.

- Lo único que ví yo en ese momento es como estabas parado al lado de ese hombre mientras yo estaba atada, en mi momento más vulnerable. Y nadie me va a quitar esa imagen de mi cabeza, nadie.

Cuando menos lo espere, y tomándome por sorpresa, me abrazó reteniendome en sus brazos. Ignore que me sentía más que bien en ellos.

- Ander..

- Ander - repetí, su cabeza estaba en el hueco de mi cuello.

- No quiero que te vayas Rose, por muy marica que suene esto, no quiero que nos alejemos.

Me dolía, nos estábamos lastimando, y la única exactitud que tenía para ser dura con él se estaba rompiendo mientras me abrazaba.

- ¿Recuerdas lo que te dije en el avión? Yo si te quiero, y lo lamento.

Se separó lentamente y ahí estaba, jodida mierda, ahí estaba su expresión. La misma expresión que tuvo cuando Lewis adulaba como me había traicionado.

- Quiero creerte, vaya que quiero, eres con la última persona con la que quiero acabar mal. Pero te miro y siempre veo lo mismo..

Las lágrimas se acumularon en mis ojos.

- Desde que te vi junto a Klaus y Magus, te veo y no siento nada Ander.

Me miró perplejo, sin entender a qué me estaba refiriendo - Yo no...

- Nunca me has demostrado nada, aunque lo hagas, sé que no lo sientes. Veo tu rostro, es como de piedra  Ander.

Tomé el último bolso con las pocas pertenencias que me quedaban y lo miré por última vez.

- Y eso me aterra.. - susurré con la voz más que rota.

Salí de la habitación sollozando por lo bajo, acabaría lastimada. Y él también.

**

-¿Estás segura que no quieres quedarte hasta que yo resuelva las cosas aquí? Luego nos volvemos juntas.

- Mamá - sonreí - no sería la primera vez que viajo sola, nos volveremos a ver en días..

Me abrazó y me besó la cabeza - Cuídate cariño, y esta vez si hablaremos a distancia.

- ¿Sin ningún secreto?

- Sin ningún secreto.

Me volví a despedir, de ella y de Philip, y me subí al avión privado que él muy amablemente me había cedido.

Sentí una angustia inexplicable, era una sensación que me obligaba a irme pero al mismo tiempo solo me quedaba pensar en si algo malo iba a ocurrir mientras yo no esté.

Saludé por la ventana del avión, Klaus, Magus y Callum se sumaron también despidiéndose de mi. Ander no estaba ahí. Y definitivamente lo entendía.

California, allá vamos.

Diamantes con sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora