Cada vez falta a menos.

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***
El tiempo fue pasando, Katsuki pudo recomponerse anímicamente gracias a sus amigos y su marido.

Su embarazo avanzaba bien, no había tenido ningún problema y ya sólo le quedaban un par de semanas para dar a luz.

—Nuestros hijos ya están por nacer, ¿a quién te gustaría que se parecieran más, Shōto?

El extritón lo miró con dulzura y sostuvo una de sus manos para decirle:

—A ti, por supuesto.

—Q-qué cursi.—Dijo con el rostro ligeramente ruborizado.

—¿Y a ti? ¿A quién prefieres que se parezcan?

—Obvio que a ti, pero sólo en el físico. En la inteligencia es mejor que se parezcan a mí.

—¡Eh! ¡Yo también soy inteligente!

—Mmm... Sólo para el sexo.—Ahí sí que sabes muy bien qué hacer~—Dijo Katsuki de forma coqueta acercándose a su amado para besarlo.

El bicolor también sonrió y abrazó al rubio cenizo.

—Mi omega es muy provocativo~—Dijo para luego besarlo apasionadamente.—Aunque es mejor que no lo hagas mucho, no quiero hacértelo salvajemente estando tan cerca del parto.—Dijo al separarse del beso.

—Sí, eso es lo malo.—Tendremos que esperar unos meses hasta que podamos hacerlo.—Sin embargo, ¿no te satisface lo que te hago para aliviarte?

—Sí, un poco.—Pero no es lo mismo que hacerte el amor. No es suficiente para mí.

El de ojos rubí sonrió y acercó su boca al oído del otro para decirle:

—¿Sabes qué?—Para mí tampoco es suficiente con la masturbación. Prefiero sentir tu pene dentro de mí.—Aseguró moviendo un poco sus caderas.

—Kat-Katsuki, para...

—Perdón, es la costumbre~

—Humph, qué malo.—Ya verás cuando pueda follarte, me voy a cobrar estas cosas.

—Muy bien, asumiré las consecuencias~

—Más te vale, Katsuki~

Se miraron y sonrieron para besarse de nuevo.

—Te amo, Shōto.

—Y yo a ti.

Más tarde, ambos decidieron comer helado; ya que el omega tenía antojo.

***
Las cosas en el Reino del Mar eran bastante tensas y tristes.

Keigo había caído en una depresión y, desde aquel aborto provocado; no había sufrido el celo. Touya se había enfrascado en investigar a fondo quien había sido el causante del incidente por el que perdió a sus hijos.

Él había interrogado a varios sirvientes y ninguno se delataba. Todos se encubrían, aunque él ya tenía a varios sospechosos en su mente.

"El viejo jura y perjura que él no ha sido ni ha tenido nada que ver. Además está esa zorra, Handou. Ella es muy sospechosa. Tengo que maquinar algo para atraparla."

El de cabellos azabaches se dispuso entonces a hacerle unas preguntas a la de cabello azul, si las respondía correctamente; él mismo la ejecutaría. 

—Eh, tú.—Dijo el tritón al ver a una criada.

La susodicha miró al príncipe y se acercó a él:

—¿Desea algo, Mi Príncipe?

—Quiero saber dónde está Handou.

—Ella... Creo que se fue al mercado, ¿necesita algo de ella?

—Sí, quiero hablar con ella.—Así que, cuando la veas, dile que vaya a mi despacho.

—Sí, Mi Príncipe.—Dijo ella haciendo una reverencia.

El de cabellos azabaches se alejó de ella y la beta se quedó sola.

"Espero que no descubra que he mentido... ¡O si no, estaré muerta!"

Había encubierto a Handou debido a que ella le debía un favor, mas ahora se arrepentía de haber aceptado el hecho de ocultarle la verdad al príncipe sabiendo que corría el riesgo de ser ejecutada.

***

Notas finales: ¡Hasta aquí por hoy!

¡Espero que os haya gustado!

El Tritón y El Pescador [TodoBaku] +Omegaverse+Donde viven las historias. Descúbrelo ahora