Vidas felices.

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***
Cinco meses después, tras su venganza, Keigo y Toya fueron más felices. Estuvieron un tiempo recuperándose por la pérdida de los hijos que no llegaron a nacer.

Ahora habían conseguido ser padres sin problemas y tenían dos varones y dos niñas.

Todo en el mar estaba bien al fin, pues el alfa ya se había comenzado a llevar bien con su padre, lo que quería decir que Toya sería el sucesor sin lugar a dudas.

En estos momentos, Keigo se encontraba terminando de alimentar al último de sus retoños cuando su marido apareció, quien lo abrazó por detrás.

—Hola, Kei.

El rubio se volteó y le sonrió para luego darle un beso.

—Hola,Toya. ¿Qué te trae por aquí? ¿Ya terminaste con tu trabajo?

—Afortunadamente, sí.—Aunque hay algo de lo que quiero hablarte.

—¿Sobre qué?

—Echo de menos a Shōto y he pensado que podríamos hacerle una visita, ¿qué te parece?

—Me parece bien, así podremos presentarle a nuestros hijos.—¿Sabes dónde vive tu hermano?

El más alto sonrió.

—Mi padre tal vez lo sepa, así que le preguntaré e iremos mañana.

—¡De acuerdo!

***
En el mundo humano, la vida de Shōto y Katsuki era bastante feliz. A veces tenían algún percance, pero nada demasiado grave.

—Shōto, ¿damos un paseo con los niños?

—Vale. ¿Los llevamos al parque?

—Sí, aprovechemos que es domingo y hace buen día.

Acto seguido, cambiaron a los niños de ropa y los subieron al carrito; que era doble, estando un asiento delante y otro detrás. Katsuki se encargaría de manejar el cochecito.

Finalmente salieron a la calle y por el camino se encontraron con Eijirou, Hanta y Denki.

—¡Hola chicos!—Los saludó Eijirou.

Los dos se voltearon y se acercaron a los chicos.

—¿Qué estáis haciendo por aquí?—Cuestionó Shōto.

—Nosotros estábamos dando un paseo e íbamos a tomar algo. ¿Os apuntáis?—Preguntó Kaminari.

—Yo sí quiero, ¿a ti te apetece, Shōto?

—Sí, lo que Mi Katsuki quiera.—Respondió sonriéndole tiernamente.

"Esos dos siempre tan cariñosos."—Pensó Sero, al que le hacía gracia lo melosos que sus amigos podían ser.

Cuando Asahi vio al pelirrojo, se empezó a reír y a extender sus brazos para que el de dientes afilados los tomase en brazos.

Kirishima se dio cuenta y le pidió permiso a su mejor amigo.

—Katsuki, ¿puedo tomar a Asahi?

El rubio cenizo miró a su bebé y al verlo tan emocionado observar al alfa, accedió.

—Está bien, puedes tomarlo.

—¡Gracias!

El omega se paró y desabrochó el cinturón del asiento de Asahi para agarrar a su bebé y dárselo a Kirishima.

—Hola, Asahi~—¿Qué tal está este bebé tan lindo~?

El bebé rubio sonrió y comenzó a hacer sonidos que transmitían felicidad.

"Qué lindos. A Asahi parece haberle agradado Eijirou."—Pensó enternecido.

—Parece que a Asahi le cae bien Eijirou. ¿Crees nuestro hijo se enamorará de él en un futuro?

—No lo creo. Además, la diferencia de edad sería grande.

El bicolor siguió mirándolos y dijo:

—Sí, es cierto. Sólo espero que tengas razón.

No le dieron mayor importancia y continuaron con el paseo. Llegando al parque que tenían pensado en un principio.

Asahi estaba dormido y de vuelta en su asiento, mientras que Kaito era todo lo contrario y parecía tener ganas de bajarse del carrito; así que Katsuki decidió parar el carro y tomar a su hijo en brazos.

—Lleva tú el carrito, Shōto.

—Voy.

El extritón agarró los manillares del carrito y para continuar avanzando con el paseo.

De repente, dos señoras se acercaron a los muchachos para ver más de cerca a los bebés.

—¡Qué lindos!—Exclamó una de ellas.—¿Puedo tomar a uno de ellos en brazos?

Ni al omega ni al alfa le dieron buena espina aquellas mujeres, así que se negaron.

—¿Eh? ¿Por qué?—¡Sólo será un momento, por favor!—Suplicó.

El rubio cenizo acercó a su pecho a Kaito y se negó.

—No, no quiero que a mi hijo lo toquen personas desconocidas.

Las señoras se ofendieron y respondieron:

—¡Oye! ¡Nosotras hemos tenido muchos hijos!—¡No les vamos a hacer nada malo!

—¡Así es!—Dijo la otra.—¡Déjanos tomar a uno al menos!

—¡No!

En ese instante, tanto Asahi como Kaito comenzaron a llorar y Shōto no lo pudo soportar más.

—Señoras, será mejor que se alejen de nosotros antes de que pierda la poca cordura que me queda.—Dijo usando su voz alfa para ahuyentar a las señoras.

Cómo las dos eran omegas, se asustaron y se fueron sin decir nada.

—Tks, malditas viejas. Asustaron a mis bebés.—Se quejó intentando calmar a Kaito mientras que su marido tomaba a Asahi.

Sus amigos se acercaron preocupados y preguntaron si estaba todo bien.

—Ellas no os han hecho nada ni a vosotros ni a los bebés, ¿verdad?—Preguntó Sero preocupado.

—No, puedes estar tranquilo.—Dijo meciendo en sus brazos a Kaito.

La respuesta del omega fue un alivio para ellos, sin embargo, la atmósfera seguía siendo tensa e incómoda.

—Volvamos a casa, Shōto.

—¿No te sientes bien?

—No, quiero volver a casa.

—Vale, en ese caso volvamos.

Seguidamente les explicaron la situación a sus amigos, quienes comprendieron la situación.

—Lo sentimos pero Katsuki está intranquilo, así que volvemos a casa.—Explicó el bicolor.

—No tenéis que disculparos, lo comprendemos.—¿Queréis que os acompañemos?—Preguntó Denki.

—Si queréis, por mí está bien, ¿tú quieres, Mi Katsuki?

—Sí, que nos acompañen si quieren.

La vuelta a casa fue tranquila, así que pudieron tener cierta tranquilidad hasta que llegaron a su hogar. Sin saber que más tarde tendrían una visita muy especial.

***
Notas finales: ¡Hasta aquí por hoy!

¡Espero que os haya gustado!

El Tritón y El Pescador [TodoBaku] +Omegaverse+Donde viven las historias. Descúbrelo ahora