Tragedia.

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***
Varios médicos acudieron a ayudar al tritón omega, el cual estaba sufriendo una hemorragia bastante grave que emergía de su vientre.

Keigo no paraba de llorar.

—Por favor... Mis hijos...

—Haremos cuanto esté en nuestra mano.

El rubio asintió mas no dijo nada.

"Que todo salga bien, por favor. No quiero perderlos..."

Acabó desmayado debido a la pérdida de sangre.

Entonces uno de los médicos dijo:

—¡Rápido! ¡Tenemos que parar la hemorragia!

Se pusieron manos a la obra y, con mucho esfuerzo, consiguieron parar la hemorragia.

—¿Crees que podremos salvar a los fetos?—Cuestionó un médico al otro, el cual suspiró y dijo:

—No lo sé ... Hagamos lo que podamos, pero mejor no pensemos en ello.

Trabajaron durante horas, haciendo lo posible para salvar las vidas de los que iban a ser los futuros herederos del reino.

Sin embargo, no pudieron hacer nada por ellos.

***
Keigo había quedado inconsciente, por lo que a él no podían darle la terrible noticia.

Mas sí se la dieron a su alfa, quien obviamente se tomó la noticia muy mal.

—¡¿Cómo que mis hijos no han podido ser salvados?! ¡¿Qué mierda de médicos hay aquí?!—Gritaba como un poseso mientras era sujetado por su padre, ya que él tenía unas ganas inmensas de matar a los médicos.

—P-príncipe Touya, entendemos que usted esté enfadado pero nosotros hicimos lo que pudimos.—Dijo uno de los médicos.

—¡Mentira! ¡Mentira!—¡Sois unos malditos asesinos!

Entonces Enji le gritó:

—¡Touya, basta!—¡Los médicos que trabajan para mí son los mejores!

El de cabellos azabaches lo miró con furia y le contestó:

—¡Ellos los han matado!

—¡No! ¡Entra en razón de una vez!—Le reclamó para luego voltearlo hacia él para darle un puñetazo.

—¡Touya! ¡Qué grites no va a cambiar nada!

Las palabras se su padre le impactaron como si de una bofetada se tratase y es que el mayor tenía razón. Sus hijos habían muerto y no podía hacer nada para cambiarlo.

Sin embargo, él quería averiguar quién o quiénes estaban tras la muerte de sus hijos.

—Eso es cierto, pero quiero investigar la muerte de mis hijos.

—Nadie te lo va a impedir, Touya.—Pero no debes sacar conclusiones precipitadas, no sabes lo qué sucedió para que tu omega haya llegado a esta situación.

El alfa más joven apretó los puños y le preguntó:

—Padre, ¿no estarás insinuando que Keigo ha querido abortarlos, verdad?

—No, sé que él quería tenerlos.—Sólo te digo que seas prudente y midas tus palabras.

—¡A la mierda las palabras y el afán de aparentar!—¡Quiero saber la verdad!

—Ya pero, para saber eso, deberás hablar con tu esposo. Algo que no va a suceder por el momento porque está inconsciente. 

—Tchs, está bien.—Iré con él.—Dijo para dirigirse al cuarto en el que su amado estaba inconsciente.

***

Shōto estaba terminando de limpiar el salón, lo último que quedaba tras haber limpiado anteriormente los baños, la cocina, el comedor...

"Parece que ya terminé..."—Pensó el extritón estando ya cerca del sofá para tumbarse sobre éste.

—Luego guardaré la fregona y el cubo, no quiero pisar lo que he fregado.

Entonces decidió que estaría bien leer un libro que había cerca para entretenerse mientras esperaba a que el rubio cenizo se despertase. Algo que sucedió quince minutos después, cuando Katsuki apareció por el salón para ver a su marido dormido.

"Qué lindo."—Pensó al verlo abrazado con el libro.

No lo pudo evitar y se acercó a darle un beso, acción que provocó que el más alto abriera los ojos y le sonriera.

—Hola, Katsu.—¿Cómo te sientes?

—¿Tú qué crees?—Mi padre ha muerto, es obvio que estoy muy triste.—Respondió dándole la espalda.

—Omega... No me des la espalda, por favor.—Quiero ayudarte, soy tu esposo y te amo. Así que, no te alejes de mí.—Dijo agarrando una de las muñecas del de ojos rubí.

Katsuki sintió que su corazón se estrujaba, pues notaba la tristeza de su alfa. Por lo que se giró y le contestó:

—Está bien, perdona.—Dijo aproximándose para abrazarlo.

Se abrazaron durante un rato y Shōto habló:

—Katsuki, salgamos a dar un paseo.—Necesitas despejarte, ¿qué me dices?

El rubio cenizo lo pensó por unos segundos y le respondió:

—Bueno, está bien...

—Bien, voy a arreglarme.

—Vale, yo también voy a ponerme presentable.

Ambos se pusieron ropa más o menos decente, aunque al omega realmente no le apetecía salir; no quería preocupar más a su esposo.

***

Notas finales: ¡Hasta aquí por hoy!

¡Espero que os haya gustado!








El Tritón y El Pescador [TodoBaku] +Omegaverse+Donde viven las historias. Descúbrelo ahora