43. ANTES DE

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Pueblo Salvaje

Las risas abandonaban los labios de los amantes, hacían eco en el aire, se filtraban de la habitación matrimonial cada segundo que la conversación transcurría, ambos daban vueltas en la cama jugando como un par de animales.
Ella meneaba de un lado al otro su cabello dorado intentado insistentemente en que su marido cediera ante sus peticiones.

-Conozco a Torpe desde hace años, no responderá a treguas pactadas menos..si vienen de ti- dijo seductoramente apoyando su cabeza sobre su espalda impidiendo que se levante.

si vienen de ti- dijo seductoramente apoyando su cabeza sobre su espalda impidiendo que se levante

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-No responderá ante nadie, es un maldito desalmado imbécil. Debería invadir su poblado y matarlos a todos- ignoró sus intentos dándose la vuelta y rompiendo la magia.

-Eso es exactamente lo que no debemos hacer Heahmund. Tienes que pensar con cabeza fría, si matamos a sus hombres no tendremos defensa cuando los sureños vengan a buscar alianzas - la rubia renunció a las dulces palabras para darle paso a la dureza.

-Me importan un carajo los sureños, por mi que todos caigan en manos de los putos Profundos.

-Ellos nos ayudaron cuando los caminantes venían por nosotros

-Eso fue hace mucho tiempo Val, lo que sea que deban enfrentar que se las arreglen solos. Ya tuvimos suficiente del Sur y los putos cuervos.

Val cubrió su cuerpo con las pieles pensando en sus palabras, en el pasado. Ante su silencio Heahmund volteó molesto y burlón hacia ella.

-No me digas que quieres ayudarlos ¿Después de lo que nos hicieron? ¡Mataron a nuestro hijo!- gritó amargamente.

-¡No tienes que recordarme lo que hicieron!- rebatió cansada del mismo acto de auto compasión e ira que hacia el hombre cada vez que su hijo aparecía en la conversación.

-Gracias..a esos hijos de puta, gracias al bastardo que metiste aquí nos noquearon, nos quitaron todo

-Ya callate Harehmund, lo que pasó no fue por culpa de Jon, no fueron sus hombres quienes nos invadieron

-No digas su maldito nombre, todos quienes vengan del otro lado son sus hombres son enemigos. Si hubieras dejado que se largará solo cuando buscaba a su puta de dragones ninguno de ellos se sentiría con el poder de venir aquí- continúo con rabia.

-No fui la primera en aceptarlos entre nosotros- lo enfrentó con la misma pasión que hace segundos eran besos.

-Mance Ryder..
Mance Ryder se equivocó, confió en él y mira como acabó. 

Val se alejó de prisa poniéndose la bata y cubriendo su desnudez molesta por la hostilidad de su esposo. Ya había pasado tiempo pero el odio que le tenía a los sureños no hacía más que crecer con cada mención con cada noticia que llegaba a su campamento.
Claro que ella también compartía ese sentimiento de dolor por la pérdida de su único hijo, el inocente salvaje de cabellos dorados como el suyo, pero sabía que los responsables no eran todos los de más allá del Muro. Los hombres que atacaron sus tiendas, que mataron a sus guerreros, violaron a sus hijas y se llevaron a sus hijos no tenían ninguna relación con los Cuervos o con Jon Snow. 

El Dragón y Los LobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora