52. Somos Todos los que quedan

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"-Rhaella.. -dijo Daenerys con la voz hecha pedazos.

Sansa negó con la cabeza y bajó la mirada tocándose el vientre. Rhaegar abrazo las piernas de su madre con fuerza, no se sintió más como un joven dragón, o un príncipe. Tenía miedo y le dolía el corazón. Abrazó a Daenerys esperando su toque pero esta seguía sin poder respirar, sin poder volver en sí.

-No..no - dijo Robb Stark detrás de ellos. Su voz no hizo más que quebrar los corazones helados de todos. Rhaegar abrió los ojos de nuevo con las lágrimas secas en las mejillas.

Aquella voz..

-¿Papá? -dijo incrédulo, con terror, completamente destrozado. Soltó poco a poco el agarre de su madre y lo miró con atención. Robb estaba ahogándose en el enorme mar gris de sus ojos, dio un paso y su hijo dio otro. Casi pudo rozarlo cuando Daenerys tomó el brazo de su hijo impidiéndolo. No lo miro a los ojos. A ninguno de los dos, solo pronunció una orden con la voz helada.

-Llevense al príncipe Rhaegar.

El niño miró el rostro de Daenerys y por primera vez en toda su vida lo único que vio fue a la Reina, no a su mamá"

El niño miró el rostro de Daenerys y por primera vez en toda su vida lo único que vio fue a la Reina, no a su mamá"

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Narrador Omnisciente

Sudor, gritos y llanto. Así despertó el príncipe Rhaegar Targaryen una vez más. Su cuerpo temblaba y sus ojos estaban llenos de lágrimas. Cuando finalmente entendió que se encontraba en su habitación en Invernalia se puso de pie y caminó hacia la ventana. Podía ver el costado del patio de entrenamiento, donde antes había soldados ebrios, antorchas y establos. Una docena de Norteños resguardaban con el rostro ensombrecido entre la neblina.

Abrió la puerta y de inmediato uno de los capas estaba ahí, con la mano en la espada. Aguardando.

-Quiero..quiero -trato de hablar, pero parecía que la pesadilla se había llevado sus fortalezas. -A mi madre -terminó como un niño pequeño.

-No puede dejar sus aposentos mi príncipe -dijo Sir Arthur volviendo a cerrar la puerta.

-Por favor. Mi padre, mi. -no termino de decir cuando se había envuelto de nuevo en la oscuridad.

Horas después Jon entró a sus aposentos. Rhaegar continuaba temeroso, pero el llanto se había ido dejando en su lugar un cuchillo. Al abrir la puerta Rhaegar se encontraba detrás de la puerta, no atacó como aquella vez en Meereen. En su lugar soltó el cuchillo y abrazo a Jon por la espalda. El Rey se sobresaltó asustado y aliviado durante un momento antes que el niño profiriera reclamos molesto y herido.

-Padre..eres tú

-Está bien, está bien hijo. Mírame

-¿Que está sucediendo, como han podido encerrarme aquí tanto tiempo? Solo. Nadie me ha venido a ver, tengo miedo.

El Dragón y Los LobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora