49. El Invierno se acerca (Capítulos Finales)

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A partir de aquí los capítulos serán más cortos, el Verano llegó a su fin.

Robb Stark

Sangre.
Había sangre por todos lados. Robb caminaba con cautela por la sombras, y los susurros junto a los gritos empezaban a anidarse en su alrededor. Llamas y copas, gritos de alegría y de horror. Un olor familiar y una advertencia.

Las imágenes pasaban tan rápido que apenas podía verlas, pero el sentimiento y el miedo estaban ahí, con él. Intactos.

-¡Robb! -dijo la voz de una mujer. Sus ojos estaban vidriosos y parecía que se desgarraría en cualquier momento. Sostenía un cuchillo en el cuello de otra más joven.

Volteó hacia arriba y tres flechas lo impactaron, luego cayó al suelo y el cuerpo de su esposa muerta yacía a su lado en un charco de sangre.
-¡Robb huye! -suplicaba su madre entre sollozos y negociaciones.
Hubo silencio, y el filo de una daga traspasó su corazón.

-Los Lannister envían sus saludos -oyó al último.

-Madre..

Luego el aullido de Grey Wind alejándose. El olor familiar en la oscuridad, y finalmente nada.

Robb pensó que abriría los ojos en medio de Sacerdotes como sucedió al morir. Pero en su lugar, todo lo que vio fue el cuerpo de su madre ser lanzado al río, el de su esposa abandonado en medio del bosque para que los animales se comieran sus restos..
Y los de ese hijo.

Esperó y esperó despertar pero solo había sangre. Sintió como hombres tocaban su cuerpo en el suelo, lo arrastraban hasta los pies de sus traidores. Y le cortaban la cabeza. El dolor debió ser nulo pero al contrario, lo vivió más que nunca.
Arrojaron su cabeza al río y en su lugar, la cocieron a la de su lobo.
Lo subieron a un caballo y lo desfilaron por las calles mientras la ciudad reía, brindaba y gritaba
¡El Rey del Norte!

Entonces su miedo lo llevó lejos de ahí, pero al contrario de sus anhelos. La sensación de dolor, de pena, de angustia inicio cuando al otro lado una mujer se acercó a él. Estaba rodeado de cadáveres y extremidades, de platillos putrefactos y copas derramadas. Pudo sentir en su cabeza la Corona de hierro que llevó al ser declarado Rey, y en su mano una pieza de pavo apretandolo con la fuerza de un cetro.

No pudo decir nada, pero su mirada suplicaba ayuda. Cuando la mujer salió de las sombras, su corazón se detuvo, y en sus ojos brillaron miles de pensamientos al reflejo de la peliplata.

Entonces despertó.

Estaba cubierto de sudor, y jadeaba. La piel de su cuerpo ardía y a su lado Val lo miraba preocupada.

-Robb es solo una pesadilla -susurró.

Pero Val no tenía idea. Porque debajo de las sábanas aún temblaba, y casi no podía decir una palabra. Era un hombre grande, temible, pero en ese momento y en ese sueño.
Fue como el pequeño Robb.

-¿Ya me hablarás de lo que te está perturbando? -continúo la princesa. -Sé que es sobre ese sueño, no hablas de ello y estás extraño desde hace días.

-No fue solo un sueño -respondió el Joven lobo con el rostro cansado. Las ojeras enmarcaban sus ojos y su voz se arrastraba en su garganta como una carreta vieja llena de chirridos.

Se aclaró la garganta y clavó sus ojos en ella.
-Fue como si..- sus dedos se movieron entre ellos.

-No quiero recordarlo.

Val lo miró con curiosidad y se acercó al cuerpo del hombre tomando su atención.

-Si no estás listo para hablar de eso es porque aún no es tiempo 

El Dragón y Los LobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora