El Dragón y Los Lobos

46. Pequeños niños de Verano

Cuando cae la nieve y sopla el viento blanco, el lobo solitario muere pero la manada sobrevive. Debía estar con mi familia. Debía hacer algo por ellos más que quedarme sentado en las faldas de mi tía, ya no soy un niño no como todos los demás.

¿Por qué no?

Los simples niños no pierden a sus padres.

Narrador Omnisciente

La nieve caía sobre el castillo y las tierras del Norte. Los techos, las carretas y las calles estaban repletas de escarcha blanca. Los caballos relinchaban y desprendían humo mientras el grupo de salvajes montaba su trabajo. Tormund llevaba las pieles y la espada, además por supuesto de un claro abastecimiento para el viaje. Nadie había ido a despedirse a excepción de Rhaegar, casi pudo ver a su amigo Cuervo cuando el niño alzó su mano para decirle adiós y desaparecer.

Rhaegar por otro lado espero hasta perderlo de vista, volteo hacia el castillo y ahí en uno de los balcones lo vigilaba Sansa. Estaba sola, con los brazos cruzados, y lo atravesaba con la mirada.
El muchacho resopló con el ceño fruncido y corrió hacia los establos. Ella lo estaba vigilando, cerciorándose que no hiciera algo estúpido, que no hiciera lo que prometió.

*-*-*-*

-Quiero ir contigo Tormund, déjame ir con los Salvajes

-Pequeño Cuervo no me pidas eso, tu padre me pidió que fuera solo. Si me llevo a su jodido hijo tú madre me arrojará a los dragones.

-No si no sabe. Por favor Tormund, si me quedo un día más me volveré loco. Estoy harto de mi tía y sus reglas, la quiero pero..

-Entiendo lo que dices, tu querida tía es una patada en las bolas- río.
Pero aún así no puedo llevarte, la mujer con la que voy es mucho más que eso, y si no llegamos a un acuerdo me partirá en dos.

Rhaegar se extrañó.

-Pero es la líder de tu pueblo, su deber es con ustedes

-Pero la traicionarnos niño.

-Se salvaron- replicó él.
Cientos de salvajes han muerto todo este tiempo por los ataques de los Profundos más allá del Muro.

-No importa porque lo hicimos. Importa que es traición y no lo verá de otra forma. ¿Entiendes niño?

Rhaegar suspiro cansado.

-Es una mierda.

-Pequeño Cuervo si repites eso frente a tus delicados súbditos..- volvió a reír.

-Me importa un carajo lo que piensen.

Tormund negó con la cabeza aunque por dentro sentía un extraño orgullo, hubiera sido totalmente aburrido si el hijo de su amigo no estuviera allí.

-Si escapo después de tu partida no sería tu culpa -continuaba Rhaegar.
Mi tía dirá que me fui sin que supieras y nadie irá contra de ti.

Esa vez Tormund suspiró con una gota de diversión, el niño no se daba por vencido. Y cuando estaba a punto de cortar su plan la voz de la Dama de Winterfell lo calló.

-Rhaegar

El niño se levantó con prontitud y el pelirrojo no hizo más que voltear los ojos con irritación.

-Déjame a solas con el salvaje.

-Tía quería hablar contigo

-Después, déjame a solas con él

La frialdad en su voz lo hizo recordar la primera vez que estaban en la colina. Ella fue tan dura con él, ahora la llamaba tía, la quería. Su madre la toleraba y su padre siempre fue devoto a sus hermanas, así que lo intento. Intentó obedecer pero no pudo.