18. Reinas

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Varios meses después de lo que sucedió en Kings Landing Jon Snow llegó al muro decidiendo desertar y unirse a los Salvajes para vivir con ellos, pero a pesar de su libertad y lejanía de los reinos y sus órdenes no pudo sacar su culpa de encima, convirtiéndose en un hombre que ya era melancólico, frío, y de pocas palabras a ser completamente vacío y sin habla.

Tormund

El Cuervo ha pasado meses sin hablar con nadie mas que algunas  cortas frases conmigo, lo único que hace es salir a cazar con el lobo, al principio parecía abierto a compartir detalles pero después solo se cerró en si mismo.
Creí que lo que le hacía falta era compañía y así lograr sacar de su mente a la Dragona, con lo que le envié un buen obsequio para su diversión. Así nos olvidamos los salvajes de los problemas bebida o mujeres.

Pero esa tarde lo único que tuve a cambio fueron gritos y casi una paliza de él, sin mencionar que la linda mujer que le envié salió llorando y con la muñeca roja, hinchada y muy asustada.

*Hace unas semanas*

Jon como siempre habitaba su tienda alejado del resto del campamento, lo único que estaba a su lado en ese momento era su leal lobo huargo quien dormía plácidamente mientras el afilaba su espada después de cazar.

Pensaba en sus hermanos, en todo el pasado cuando se separó de su tío (para el siempre sería su padre) la verdad que descubrió antes de la Batalla, no había tenido tiempo de asimilarlo todo.

Sam había arrojado una explosión  enorme sobre él, toda su vida se preguntó quién era su madre. Acaso una prostituta o solo una mujer de un poblado cualquiera, la verdad incluso prefería que fuera así hubiera sido más sencillo. Pero no, el era hijo de un legado de un secreto que traía un gran nombre y terminaba con él.

Su padre había sido un príncipe Targaryen que según la historia había sido cruel y asesino. Secuestro a Lyanna y la violó desatando la guerra, ahora que mentira parecía ante sus ojos toda una vida de engaños provocado por un hombre que no supe aceptar que una mujer amaba a otro.

"Rhaegar... todos me decían que era bueno y gentil, le gustaba cantar y regalarle dinero a los pobres"

Eso junto al agarre de Daenerys le dieron una imagen de como había sido su padre, "su padre" era algo extraño pues tuvo uno toda su vida y ahora... al menos tenía un vestigio de su madre. Que difícil era para el no solo tomar la noticia sino compartirla con Daenerys y pensar en lo que significaría para ellos.

Aquella ocasión fue el sonido de la batalla lo que lo interrumpió, y ahora una mujer quien entraba suavemente  a la tienda.

Era muy hermosa, cabello castaño ojos verdes y una figura para nada mal, pero que todo en conjunto no significaba nada para Jon.

-¿Que es lo que quieres?

La mujer no dijo nada, solo se acercaba seductoramente hacia el mientras se quitaba la ropa hasta quedar desnuda. Jon quien estaba sentado en su cama se quedo perplejo ante la osadía de la mujer pero por un segundo se preguntó que se sentiría aquello, el recorrer una piel sedosa, tocar su cuerpo y sentir el placer hasta casi desfallecer, entendió lo que quería la mujer y el se dio la oportunidad de sentirlo.

-Mi nombre es Astrid- decía ella mientras se sentaba en las piernas de Jon y lo acariciaba lentamente.

Jon estaba inmóvil no por algún sentimiento sino porque el deseo no llegaba ni el cosquilleo, su toque no le brindaba calor solo indiferencia. Se dio cuenta que por más hermosa que fuera la mujer aunque fuera la más cariñosa del mundo, nada le haría recuperar lo que tuvo antes, esa sensación que lo hacía gritar por dentro, las imágenes hacían eco en su cabeza se paseaban como remolinos.

El Dragón y Los LobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora