3. Volantis

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Daenerys Targaryen despertó sobresaltada. Se encontraba en una cama, completamente desnuda y medio cubierta por las sábanas.

Desorientada se incorporó en la
cama mientras miraba en todas direcciones, pronto se dio cuenta de que se encontraba en Volantis.

No tenía ni idea de cómo había llegado allí, pero a su mente comenzaron a llegar los recuerdos de lo que había sucedido antes y esto entristeció al mismo tiempo que se iba poniendo furiosa.

Y es que la habían traicionado, había sido traicionada por personas a las que quería y en quién confiaba.

-Veo que está despierta.

Se volvió sobresaltada hacia dónde provenía la voz. En la puerta de entrada había una extraña mujer.

Era muy hermosa, con unos profundos ojos verdes, largos cabellos color Azabache y una figura escultural que lucía con un ajustado vestido rojo muy escotado. En su cuello llevaba un extraño collar.

Jamás había visto aquella mujer, pero ella le sonreía como si la conociera de toda la vida.

-¿Quién eres?-preguntó con autoridad mientras se levantaba de la cama debil, apenas y cubierta.

La mujer en cambio no perdía la tranquilidad.

- No se preocupe por mí, majestad. Solo soy una aliada. Mi nombre es Kinvara y soy la Suma Sacerdotisa del Señor de la Luz. Yo hice que la trajeran aquí desde Valyria.

Los ojos de Daenerys se abrieron más.

-¿Valyria? Jamás había estado allí. Yo estaba en Desembarcó del Rey cuando... las manos de Dany corrieron a su vientre, como un reflejo mientras sus lagrimas amenazaban con deslizarse por sus ahora oscuros ojos violeta.

-Mi hijo, no, mi hijo, lo perdí...

La mujer intentó acercarse asintiendo dando entender que sabía lo que había pasado, alzando una mano para calmarla.

-El princípe esta bien, Mi Reina. Sé lo que ocurrió. Después de aquello, su dragón la llevó a Valyria. La magia de Dragón permitió mantenerlos vivos, a los dos.

-¿Princípe?

-Si, Majestad. Su hijo está bien, y sigue creciendo dentro de usted.

Kinvara le brindaba una mirada de seguridad, mientras Daenerys acariciaba su vientre aún muy confundida, triste, furiosa, y feliz.

-Jon...

Ni siquiera pude decirselo, me clavo su daga mientras le ofrecía el mundo, y nuestra familia, mientras moría solo podía pensar en que su hijo también lo hacia, y no pudo protegerlo, no pudo verlo, una vez más.

Los ojos de Daenerys se abrieron fugazmente. Iba a decir algo pero Kinvara se le adelantó.

-Murió, mi reina Jon Snow la mató. Aún conservo la daga que tenía clavada en el pecho. Sin embargo, el Señor de la Luz considera que aún no ha terminado su misión y me envió a Valyria para traerla de nuevo a la vida.

Daenerys estaba boquiabierta. Le costaba asímilar lo que esa misteriosa mujer le estaba diciendo. Por un momento creyó que se trataba de una broma o un plan para volverla loca.
Kinvara pareció adivinar ese pensamiento.

-¿Veo que no ha mirado su pecho?

Daenerys se llevó las manos al pecho y sus ojos volvieron a abrirse mucho al notar la cicatriz. Bajo la mirada y observa horrorizada la abertura que tenía en el pecho, a la altura del corazón, una abertura lo suficientemente grande como para ser mortal, era imposible que alguien sobreviviera con una herida así en esa parte del cuerpo.

El Dragón y Los LobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora