Estratégico plan

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(Play with fire- Sam Tinnesz) Maratón 2


Tras cinco largos minutos de puro silencio en los que bebíamos cerveza y analizábamos nuestro alrededor simultáneamente, se armó de valor para dirigirme la palabra. Cogió la cantidad de aire suficiente para hacerlo.

—A ti también te cae mal, ¿No?

—¿Eh? ¿A mí? —Me hice la loca. —¿Por qué me lo preguntas? Ni siquiera la conozco.

Volvió a reírse de manera muy disimulada. Me gustaba hacerle reír.

—Tranquila, no diré nada. Yo la odio.

Lo miré ojiplático.

—¿Me...? ¿Me estás diciendo que odias a una de las integrantes de tu grupito?

—Sí. Mírala —Los dos lo hicimos. Ella estaba agarrada a Rhys hablando con unas chicas y no paraba de reírse de manera exagerada. —Siempre llamando la atención, gritando, riéndose a carcajadas cuando seguramente no haya pasado nada gracioso.

Ahí me reí yo. Cogí otras dos botellas de cerveza y le tendí una.

—Bueno, no la conozco, y conmigo ha sido muy maja. Pero me da la sensación de que... no sé.

—No nos conoces a ninguno —Concluyó. No supe si eso fue un ataque o una simple afirmación. Me miró. —¿Qué diferencia hay entre ella y yo, por ejemplo?

—Mhm, esa pregunta es fácil. Tú eres callado, reservado, fuiste muy educado conmigo desde que me conociste ayer. Ella... es un escándalo, y bueno, por su comportamiento con Rhys diría que para ella, yo soy un estorbo.

Esbozó una sonrisa tímida.

Unas chicas pasaron por nuestro lado y saludaron a Monti muy sonrientes. Muy coquetas.

—Creo que te han echado una miradita.

—¿A mí? —Se extrañó. —No creo.

—¿Por qué no?

Volvió a reírse y pasó del tema.

Todo el rato dirigía su mirada hacia Rhys y Chloe, la parejita del año.

—Porque no suelen fijarse en el tímido. Se fijan en el atleta, el gracioso, el abierto, el divertido... siempre es ese —Murmuró.

Me llegan a decir que éramos familia y me lo creo.

—A mí siempre me han parecido mucho más interesantes los callados, ¿Sabes?

—Anda ya —Carcajeó.

—¡Que es verdad! —Sonreí. —Los introvertidos tenemos ese punto de incertidumbre, de intriga. No nos dejamos conocer y al final desprendemos ese misterio de no saber por dónde vamos a ir.

Me escuchó con atención.

—Dime, ¿Qué te gusta hacer?

—No... no lo sé.

Dejé de mirar a la pareja y lo miré a él. Él también me miró.

—Surfear —Soltó de pronto. —Dibujar, escuchar música, leer. Ver películas antiguas y de terror... no sé.

—Monti, creo que nos vamos a llevar muy bien.

Los dos nos reímos, y de pronto sacó de su mochila algo.

—Toma —Me lo tendió. —Te lo dejaste ayer en la playa y no he tenido oportunidad de dártelo hasta ahora.

—¡Mi libro! —Grité. —Monti, ahora mismo te comería la cara —Carcajeé. —Ya lo daba por perdido, gracias.

ARDENT © [#1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora