(The Man Who Can't Be Moved- The Script)
It. Acabamos viendo It.
Los ojos como platos. La piel de gallina. Mi pierna en la suya. Mis uñas clavadas en su brazo. Mi cara parcialmente tapada por un cojín. Mi pulso a mil.
—¿Seguro que quieres verla?
—Claro. Me encantan las pelis de... ¡AAAAHHHH! —Me tapé con el cojín y clavé mis uñas en su brazo muy fuerte. —Perdón —Murmuré.
—Se te va a salir el corazón, ¿No prefieres ver otra peli? —Sonrió.
—¡No! —Grité enfadada. —Quiero... esta.
Miré hacia mi baño con el cojín aún en la cara. No porque pensase que del retrete iría a salir Pennywise (que no Bill Skarsgård) y tuviese que defenderme con un cojín para que viese antes a un tío bueno rubio que a mí, no.
Paró la película, se deshizo de mis uñas y se puso en pie.
—¿Qué haces? —Le pregunté sin querer soltarme. —Oye, vuelve aquí. Que... tengo frío —Mentí. Se metió a mi baño. —¡Sal de mi baño!
—Maddie, no hay ningún payaso aquí metido —Carcajeó. Encendió la luz del baño y empujó la puerta lo justo como para que entrase luz y no estuviésemos completamente a oscuras.
Volvió a tumbarse a mi lado, pero en vez de dejar su brazo a mi alcance, me agarró de la camiseta arrastrándome a su lado, rodeando mi cuerpo y apoyando la otra mano—la izquierda—detrás de su cabeza.
—Sé de alguien que esta noche no va a pegar ojo —Vaciló.
—No estoy pasando miedo.
—No —Vaciló.
—Pues no.
—Yo creo que un poco sí.
—Que te he dicho que no.
—Entonces... será mejor que me vaya yendo.
Solté una mofa, pero se levantó de verdad.
—¿Dónde vas?
—A casa. Yo ya me he visto esta peli, puedes terminártela sola. ¿No?
Entrecerré los ojos y él me lanzó una sonrisa maligna.
—Pero... pero no pasa nada porque la veas dos veces.
—Es un poco aburrido, ya sé cuando voy a asustarme y cuando no.
Maldito rubio de las narices.
—¿Vas a irte a no ser que me arrastre por ti y te pida arrodillada que te quedes?
—Te arrodillarás conmigo para otras cosas, Maddie —Sonrió, y me tembló todo el cuerpo.
Me di la vuelta y hundí mi cabeza en la almohada, intentando ocultar el rubor que sentía en aquel momento. Gimoteé, maldije y me quejé.
—Quédate...
—¿Eh?
—Quédate, por favor —Le rogué.
Se sentó a mi lado y volvió a acariciar mi espalda.
—Hazme hueco, anda —Dijo, y tardé tres segundos en volver a acomodarme y achucharme con él como si fuese mi peluche.
Seguimos viendo la película, y aunque cada tres minutos gritase, me diesen micro infartos y temblase, se impregnó un fueguito en las paredes de mi estómago. No estaba segura de qué significaba aquello.
ESTÁS LEYENDO
ARDENT © [#1]
Teen FictionSeis años después, Maddie regresa a la ciudad en la que creció, lo que significa que ciertas personas de su pasado, como el frío de su padre o su antiguo mejor amigo, volverán a formar parte de su vida. Con lo que ella no contaba era con los dos sex...