Llegamos a casa de Monti. Bueno, en realidad no era su casa, sino su sótano. Tenía un par de sofás, un futbolín, una televisión de plasma, una pequeña cocina, una diana con dardos e incluso una cama.Cooper se tiró a la cama, Noah ocupó un sofá entero y Monti y yo nos sentamos en el otro. Abrieron las cajas de pizzas y se pusieron a comer como animales, como si no hubiesen cenado en toda la noche.
Yo también tenía hambre.
—Oh, joder —Deliró Cooper saboreando una porción de pizza. —Creo que estoy entrando en el cielo.
—Pásame un trozo —Le pidió Noah. Al no hacerle caso, le dio un mordisco al trozo de Coop y este le pegó un tortazo en la cara. —¡Ay! ¡Puto animal!
—Es MI comida —Dijo entrecerrando los ojos.
Rhys<3: ¿Dónde estás?
—¿Rhys? —Murmuró Monti mientras los otros dos se peleaban como niños de cuatro años. En ese momento volaron patadas por parte de Noah, cuando Cooper se abalanzó sobre él.
—Ajá —Suspiré. Apoyé la cabeza en el cabecero del sofá, agotada.
—¿Quieres que venga?
—Quizá debería de volver yo. Está preguntando dónde estoy.
Monti y yo miramos a los otros dos tarugos que peleaban como si la vida les fuese en ello por el último trozo de pizza barbacoa.
—¿Noah? —Pregunté en medio de aquella batalla campal.
Cuando escucharon mi voz, los dos pararon y me miraron.
—¿Puedes llevarme al apartamento de Rhys?
—Claro —Se puso en pie. —Vamos.
Y Cooper se comió el último trozo, poniendo los ojos en blanco.
—Hasta mañana, Tawahi —Dijo con la boca llena.
—¿Hasta mañana? —Repetí entristecida. —No sé yo...
—Si pretendes irte, te encerraremos en este mismo sótano y no te dejaremos ver la luz del sol hasta que grites que amas Australia y no piensas irte jamás —Aseguró Noah, divertido.
—O... simplemente te ofrezco mi sótano hasta que te aclares —Propuso Monti.
Querían que me quedase de verdad. Yo... yo les había caído bien, y eso no era algo muy común en mi día a día. Los miré con verdadero asombro y cierta emoción.
—Gracias, de verdad —Sonreí. Ellos también me sonrieron.
Salí de aquel sótano con la sensación de tener la cabeza embotada. Todo mi alrededor giraba, todo pensamiento la herían. Las luces, el sonido del tráfico, los recuerdos...
Nos montamos de nuevo en el coche de Noah, y condujo alrededor de diez minutos.
—¿Estás bien?
—¿Y tú?
—Estoy borracho.
—¿Y eso qué quiere decir? —Carcajeé. —No irás a matarnos, ¿Verdad?
—Bueno, no prometo nada —Vaciló. —Quiero decir que ahora mismo ni siento ni padezco, pero probablemente mañana quiera romper todos los platos de mi casa.
—¿Tanto te gusta?
—¿Tanto te gusta a ti Rhys?
En ese momento pensé en muchas cosas. ¿Por qué cada vez que pensaba en él intentaba reprimir mis sentimientos? ¿Por qué no podía aceptarlo y ya?
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ARDENT © [#1]
JugendliteraturSeis años después, Maddie regresa a la ciudad en la que creció, lo que significa que ciertas personas de su pasado, como el frío de su padre o su antiguo mejor amigo, volverán a formar parte de su vida. Con lo que ella no contaba era con los dos sex...