(Heart made up on you-R5)
Fue a eso de las nueve y media cuando sonó el timbre de mi casa.
Bajé las escaleras de dos en dos con mi ropa favorita. Mis botas negras, medias negras y... un vestido negro pegado.
Colorida, ¿Verdad? Lo sé.
Sinceramente, no me sentía nada cómoda con ese vestido puesto. Ni tenía las ganas de ponérmelo ni el cuerpo para llevar... ni la seguridad para llevarlo.
Mi psicólogo me obligó a que cada vez que hiciese un comentario negativo sobre mi físico o personalidad propenso a dañarme a mí misma metiese en una cajita diez centavos.
Ya llevaba tres dólares.
Me vi mucho mejor cuando recogí mi pelo entero en una trenza ladeada. Me veía más guapa.
Agarré mi jersey de rayas y bajé las escaleras con rapidez. Rhys estaría tiritando ahí fuera.
Cuando llegué abajo, me quedé muda.
Mi padre.
Y Rhys.
Ahí plantados.—Creo que lleva esperándote un buen rato —Masculló mi padre con una mirada penetrante.
—Yo... lo siento —Conseguí decir con rapidez. Ni siquiera mi padre lo había invitado a pasar. El pobre Rhys seguía ahí fuera. —Eh... papá, este es Rhys.
—Ya se quién es —Giró lentamente la cabeza hacia él, y lo fulminó con la mirada. —¿Cuánto tiempo llevas con el permiso de conducir?
—Llevo dos añ-
—¿Estás saliendo con mi hija? —Lo interrumpió.
Mi padre imponía. Imponía mucho. Tenía el rostro serio, barba corta oscura y las cejas pobladas y fruncidas la mayoría del tiempo. Por no hablar de su altura y su voz grave.
Ah, y que era poli.
—Nosotros no...
—Tráela a buena hora y ni se te ocurra beber alcohol al volante. Tengo tests de alcoholemia para medio barrio, así que no te pases de listo.
—¡Papá! —Lo grité enfadada, mientras Rhys tragaba fuerte.
Le di un beso en la mejilla y salí con las cejas fruncidas. Él no cerró la puerta hasta que desaparecimos en el coche de Rhys.
Soltó un buen suspiro después de ese encuentro tan incómodo y violento.
Me sentía muy culpable.—Dios mío. Lo siento, lo siento muchísimo. Es que a veces es...
—Me ha caído bien. Es cortante pero protector. —Sonrió mientras conducía.
—Protector se queda corto —Murmuré mientras apoyaba mi cabeza contra el cristal.
Sonaba Chasing Cars en la radio, y los nervios que se depositaron en mí desaparecieron con esa canción de fondo.
—Vas guapa —Me miró de reojo y sonrió.
—Tú también —Lo sonreí colorada.
Y lo cierto es que lo iba. No iba muy elegante, pero esos vaqueros negros rotos le sentaban fenomenal. Y la sudadera verde oscura también.
Ola vivía a unos quince minutos en coche de mi casa. Rhys aparcó en el aparcamiento del bloque de pisos que supuse que sería de Ola.
Nos acercamos a él y Rhys llamó al sexto D. Se abrió la puerta y subimos en el ascensor.
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ARDENT © [#1]
Teen FictionSeis años después, Maddie regresa a la ciudad en la que creció, lo que significa que ciertas personas de su pasado, como el frío de su padre o su antiguo mejor amigo, volverán a formar parte de su vida. Con lo que ella no contaba era con los dos sex...