Querer o amar

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(Broken Parts- Clide)

Después de pasar la noche en el hospital y colgarle a mi padre, también escribí a Ola para que estuviera al tanto de la situación. No le dije qué es lo que estaba pasando exactamente ya que los Wayland querían privacidad, pero le dije que estaría un tiempo algo ausente.

También le conté lo de Hunter, y obviamente sacó su vena protectora y dijo algo así como que iba a matarlo, que era un cerdo y bla, bla, bla.

También me dijo que le había llamado y escrito cada día preguntando por mí.

Llegué a la habitación con tres cafés (dos descafeinado y el mío normal). Los hermanos estaban con unas ojeras oscuras y hondas, con sus melenas rubias revueltas y con bastante dolor.

Me senté al lado de Rachel. Rhys no dejaba de menear la pierna con el dedo apoyado en el labio inferior, pensativo, mientras miraba a su madre.

Resultó que, por suerte, fue una falsa alarma, no llegó a ningún derrame.

La señora Wayland empezó a despertarse. Rhys salió para avisar a su médico y Rachel fue corriendo a llamar a las enfermeras.

Y me quedé ahí, con ella. Yo, que ni siquiera me recordaría.

Abrió los ojos y, debo decir que para llevar cuatro meses hospitalizada lucía un aspecto bastante envidiable.

Ella me sonrió y yo también lo hice, algo nerviosa.

—La famosa Madelyn —Murmuró sin muchas fuerzas, pero con una sonrisa encantadora.

—Ho-Hola —Conseguí decir patosamente. —Sus hijos vienen ahora, han ido a avisar...

—A los médicos, sí.

Tragué fuerte, muy nerviosa.

No sé por qué pero quería y necesitaba causarle una buena impresión, y ya empezando con presentarme allí mientras combatía con un cáncer era bastante obvio que le causaría lo contrario.

—Lo siento. Yo... me iré enseguida.

—No, no, por favor. Me viene de lujo ver caras nuevas después de vivir aislada cuatro meses en esta habitación —Rogó con un destello en los ojos que ya había visto antes en alguna otra mirada. En la de su hijo. —Cuéntame, ¿Qué tal han estado mis hijos esta temporada?

—Pues... qué decirle, son encantadores.

—¿Estás hablando de mis hijos o te has confundido de habitación? —Bromeó. —¿De veras?

—Sí, sí —Asentí con la cabeza. —Envidio la fuerza mental que tienen.

—Eso sí que me suena más. Lo heredaron de su padre —Sonrió algo apenada, y decidí cambiar de tema de conversación.

—¿Qué tal se encuentra? ¿Necesita algo?

—Pues ahora que lo dices, si me traes un vaso de agua te lo agradecería.

Me puse de pie al segundo y rellené su vaso. Cuando volví, estaba mirando el ramo de flores que tenía encima de la mesa.

—Son muy bonitas —Añadí mientras le tendía el vaso de agua y le ayudaba a beber.

—Son de mi pareja, Klaus.

Alcé las cejas inconscientemente, no me esperé que estuviese separada del señor Wayland.

—Oye... Eres muy cercana a mi hijo, ¿Verdad?

—Bueno, eh... sí. Algo así —Contesté nerviosa.

ARDENT © [#1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora