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—Mama puedo tener un perro? —estábamos desayunando. El otro día cuando llegué a casa y Mark se fue estuve pensando que necesito compañía, y qué mejor compañía que un perro—

Por cierto, sigo hablando con él, intercambiamos número, insta y eso y hablamos mucho. No en plan novios, lógicamente porque no vive aquí, pero está guay tener un amigo y alguien con quien hablar, siento que hemos congeniado mazo bien y va a ser una larga amistad.

—Sabes que nosotros no podemos hacernos cargo

—Lo se, pero me voy a hacer cargo yo

—Tú verás lo que haces —siempre sudan de mi, no me extraña su respuesta, la verdad— Sebastian va a ir a recoger a tu hermano, en 30 minutos llega

—En serio??! Voy con él —me levanté de la mesa, estaba emocionada—

—No, no puedes ir —dijo mi padre—

—Por qué no? —mi padre y mi madre se miraron—

—Porque no, ya le verás cuando venga

—Pero qué más da? Ni que fuera la primera vez que salgo de casa, además, voy con Sebastian

—Que no vas a ir y punto —se estaba cabreando y no se ni por qué, pero me cabreó a mi también—

—Me piro...gracias por el desayuno, super rico como siempre —le dije a Rose, es la cocinera desde siempre, le tengo mucho cariño la verdad, también limpia la casa y nos cuidaba de pequeños, y Sebastian es el encargado de la seguridad de mi familia, especialmente de mis padres—

Subí a mi habitación y cerré la puerta.
Me tumbé en la cama, no tenía nada que hacer, tampoco quería hacer nada...al final me quedé dormida.

Al cabo de un rato alguien entró en mi habitación y me despertó.

—Alessiaa —me dio en el hombro— Alessia despierta —me giré y abrí un poco los ojos—

—Brunoooo —me espabilé al momento. Me tiré a abrazarle—

—Hola —se rió—

—No sabes cuanto te he echado de menos...estoy harta de estar aquí, no me han dejado ir a buscarte con Sebastian

—Bueno...habrá algún motivo, no te preocupes

—Me acompañas a adoptar un perrito?

—Un perro?

—Si, necesito compañía para sobrevivir aquí — me reí—

—Claro —miró la hora, eran las 12am— ¿vamos ahora o después de comer?

—Mejor ahora, ¿no? Luego por la tarde seguro que tienes planes, y si no ya nos montarán algo papá y mamá

—Tienes razón, pues venga, vamos —se bajó de mi cama y tiró de mi para levantarme. Yo iba con unas mallas cortas y un top de tirantes, me puse unas chanclas y ya. Bajamos al salón—

Estaban en la cocina, mirando algo en el ordenador.

—A dónde vais?—preguntó mi madre—

—A por el perro —le dije—

—Os acompaña Sebastian. Esperad un segundo—dijo eso mi padre y fue a buscarle, Sebastian tiene un despacho aquí también para trabajar con sus cosas. Después de un rato volvieron—

—No entiendo por qué no podemos ir solos, ni que fuera la primera vez

—Que os acompaña y punto. Así conduce y no tenéis que preocuparos —yo resoplé—

Amor como una balaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora