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Cuando llegamos a la casa nos dio las llaves el señor que estaba de guardia.

La verdad es que era una casa preciosa, era grande, pero no tanto como las anteriores que he tenido, pero mejor, la verdad.
Y me gustaba de la forma que estaba amueblada, muy simple y básico, todo blanco y liso, sin pasarse de decoración. La verdad que no espero que sea mi casa por mucho tiempo, me quiero comprar una yo, pero iré poniéndola a mi gusto.

—Estoy muerta solo quiero dormir, ni pensaba ducharme, pero necesito quitarme este asco de encima no puedo soportar que me haya tocado —me dio un escalofrío—

—Sí, yo me voy a duchar también rápido. Pero me gustaría hablar contigo, Alessia, antes de irnos a dormir —lo dijo bastante serio, no sabía qué esperarme, pero me preocupó un poco—

—Vale, pues ahora hablamos, vamos a ducharnos rápido.

Nos fuimos cada uno a un baño, la mayoría de nuestras cosas estaban ya ahí así que sin problema. Yo me duché sin lavarme el pelo y después me puse una sudadera super grande que está ya viejita pero me encanta porque es super gorda y abriga un montón, aunque no es que haga mucho frío, y unas mallas de ciclista, bueno y unos calcetines.

Fui al salón y estaba Marco ya en el sillón con el móvil.

—Dime, ¿qué querías hablar?

—No quiero saber qué ha pasado con él, ni qué te ha hecho, además me imagino que no es un tema agradable para ti de hablar, pero es que te he visto...no lo se, ¿por qué te asusta tanto ese niñato malcriado? te conozco, y por lo que se...no lo se, me extraña que te asustes así, te he notado todo el rato...tensa, atenta, incómoda, te asustaba contestarle y actuar contra él... —suspiré—

—Lo se, y yo tampoco entiendo nada, porque no debería pasarme eso, he pasado por cosas mucho peores, nunca he tenido miedo, y ahora después de estos dos años debería tener mucho menos, y yo lo pienso, lo reflexiono y digo tal, venga, si no es ni mucho menos para tanto...Pero no se, me bloqueo, me paralizo, y eso que lo tengo más que superado...no lo se la verdad, y me molesta y me da mucha rabia...—me abrazó y me dio un beso en la frente—

—Son cosas que pasan, has pasado por una cosa traumática y es normal que eso esté ahí, aunque lo tengas superado, siempre vas a tener ese miedo porque sabes que es capaz de hacerlo otra vez y estás esperando que llegue ese momento. Pero no te preocupes, no voy a dejar que estéis solos en ningún momento, tranquila

—Ya lo se...—le abracé— gracias...otra vez

—Nada, venga, vamos a dormir ya. Me quedo yo aquí, vete tú a la habitación.

—Anda, eres tonto, ni que fuera la primera vez que dormimos juntos —me puse de pie y le extendí la mano— venga —parecía muy segura, sí, pero en verdad estaba que me temblaban las piernas, super nerviosa de pensar que íbamos a dormir juntos—

—Tienes razón —se rió y se levantó y fuimos a mi habitación—

Nos metimos en la cama, ya no hablamos más. Yo me abracé a él y me apoyé en su pecho, me encantaba escucharle respirar y notar su pecho subir y bajar, su olor, todo, me tranquilizaba, me quitaba todos los miedos y nervios...me hacía sentir verdaderamente segura.
Me costó un poco dormirme, estaba dándole vueltas a todo, pero en cuanto me empezó a hacer cosquillas en la cabeza y el pelo...me quedé frita.

...

A la mañana siguiente nos despertamos. Cuando me desperté yo, él ya no estaba en la cama, y era bastante tarde, las 2pm, no se a que hora se habrá levantado, pero yo estoy muerta.

Fui hacia el salón, que es abierto a la cocina, como todas, está todo conectado.

—Buenos días —estaba sentado en un taburete de la isla de la cocina, super guapo—

Amor como una balaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora