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Ryan se vino a casa. Comimos y luego nos pusimos a hacer nuestras cosas, estudiar y tal.

Yo no podía concentrarme del dolor de cabeza que tenía. Estaba fatal.

Fui al salón y me tumbé en el sillón con una manta. Llevaba puesto un pantalón del chandal y dos sudaderas encima de una camiseta. Tenía mucho frío.
Ryan estaba en la isla de la cocina con sus cosas, se giró a mirarme.

—¿Estás bien...?

—Si, solo tengo un poco de frío

—No hace frío, Alessia

—Sí hace frío, solo que tú estás más fuerte y por eso no lo sientes —sonrió—

—Bueno, si por algún motivo no te encuentras bien, me avisas

—Estoy bien...¿Tú sabes algo de Jason?

—No...

—Es que...si te digo la verdad me estoy empezando a preocupar un poco.

—Y yo. Pero no pasa nada, conozco a Jason, se las puede apañar el solo. Va a estar bien, ya verás.

Me cuesta admitirlo pero si me estaba preocupando por él. Nunca pensé que pasaría miedo pensando que le ha psado algo a Jason De Luca.
Es más, me llegas a decir hace un mes que iba a estar así con él y me río en tu cara.

Y no entiendo por qué estoy tan preocupada, me estará afectando el dolor de cabeza o algo.
Sabéis eso de "no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes", pues yo creo que me está pasando algo así.
Es raro no tener a Jason todo el día pegado al culo.

Después de un rato me levanté, con la manta envuelta, y me senté al lado de Ryan y apoyé mi cabeza en su hombro. Él se rió un poco.

—¿Qué pasa? ¿Todo bien?

—Me aburro —él se rió un poco—

—¿Quieres que vayamos a dar un paseo y así sacamos a Danco? —era como si estuciera hablando con una niña pequeña, y en realidad ahora es lo que parezco, estoy atontadisima—

—Sii, vale —me fui a calzar pero iba con la misma ropa—

—¿Ya estás? —asentí con la cabeza y nos fuimos—

El paseo estuvo guay, fue agradable. Estar con Ryan siemore lo es. Y ahora que le estoy superando...genial, me encanta la relación que tenemos. Es tan adorable...la verdad le estoy cogiendo mucho cariño.

—Oye Ryan, ¿no te vas a poner la chaqueta? —estábamos volviendo ya a casa, él llevaba una sudadera y una chaqueta vaquera, pero la chaqueta la llevaba en la mano—

—No, ¿por?

—¿Me la dejas?

—Alessia, yo te la dejo, pero no hace tanto frío, es más, hace incluso calor. Creo que no estás bien —cómo que no hace tanto frío, yo estaba tiritando. Me dio la chaqueta aún así—

—Que si, que estoy bien. No te preocupes —me enganché a su brazo, él me sonrió—

—A mi no me camelas con tus encantos, guapa. Se que no estás bien. Y como mañana sigas así te voy a llevar al médico aunque tenga que ser a la fuerza —le sonreí, pero la sonrisa se me borró de la cara en cuando vi a los tres guardaespaldas de los rusos en frente nuestra, y venían hacia nosotros—

—Ryan...son los rusos

—¿Qué...?

—Joder Ryan, ¿no los ves? Vienen hacia aquí, haz algo —me agarré más fuerte a su brazo. Estaba empezando a hiperventilar, se acercaban mucho y estaba claro que venian hacia mi—

—Alessia no hay nadie...tranquila

—¿Cómo que no hay nadie? ¿No les ves? No me digas que me esté tranquila joder, haz algo, me van a coger —yo les veía, les veía claramente. Seguía agarrando fuerte a Ryan y escondiéndlme detrás de él—

—Alessia, mírame —me cogió de la cara y me forzó a mirarle pero no podía evitar ver por el rabillo del ojo que se acercaban cada vez más— tú no estás bien. Aquí no hay nadie. ¿Tú te crees que si hubiera alguien yo te dejaría así? No, ya estarían muertos. Pero ahora mismo no hay nadie, estás alucinando o algo y te voy a llevar al médico porque me estás preocupando

—No, no podemos ir al médico. ¿Y si vuelve Jason y no estamos en casa? Se va a preocuoar. Además estoy bien, de verdad me encuentro genial —suspiró—

—En cuanto llegue Jason llamo al médico —ahora me agarró él del brazo a mi—

Cuando llegamos a casa, eran más o menos las 7:30pm, yo me tumbé directamente en el sofá con la manta, ni me quité la chaqueta de Ryan.

—¿Qué vas a querer cenar? —me preguntó—

—No tengo mucha hambre la verdad...no suelo cenar. Tú haz lo que quieras —vino y se sentó en el sofá al lado de donde tenía yo la cabeza—

—Me preocupo por ti, Alessia. Veo que no estás bien y no puedo hacer nada para solucionarlo. No quieres cenar, no te voy a forzar, pero deberías comer algo. Tampoco has comido casi nada en la comida —me dio lástima la verdad—

—Bueno...vale. Me tomaré algo —Fui con él a la cocina—

Amor como una balaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora