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ALESSIA

—Te tengo que dejar aquí. Te está esperando dentro...Yo me voy a casa, pero llámame con lo que sea, cualquier cosa que necesites

—Vale, Sebastian. Gracias por todo —le abracé y él me dio un beso en la frente—

—Ánimo, cariño...espero a que entres —le sonreí y entré en el restaurante—

Se me hizo un nudo en el estómago y según me iba acercando iba creciendo. Intenté despejar mi mente, pensar en Jason, en cualquier otra cosa, nada ayudaba, no desaparecía.

A la entrada del restaurante había una especie de recepcionista, controlando las reservas y eso.

Me acerqué y no me hizo falta decir nada. No me extrañó, la verdad.

—Señorita Armani, sígueme —y eso hice—

Según le vi...según le vi se me cerró el estómago del todo. Solo quería vomitar, vomitar y vomitar. Irme de allí corriendo. Pero se que si hago eso probablemente me peguen un tiro antes de salir por la puerta.

—Alessia, estás preciosa, tan preciosa como siempre. —me cogió de la mano y le dio un beso, luego me acarició y me miró las uñas— siéntate —me senté en la silla en frente suya— un sitio precioso, ¿verdad?

—Si...muy...muy bonito

—No tengas miedo, Alessia, no pasa nada. Conmigo no te va a pasar nada, yo solo quiero lo mejor para ti, protegerte, yo te quiero viva, quiero que estés perfecta para mi siempre. Tú te mereces lo mejor, y yo te lo voy a dar. —me dio la mano por encima de la mesa. Me estaba dando mucho asco, muchísimo, pero no puedo decir nada— vamos a pedir —hizo una señal a un camarero—

—¿Ya saben qué van a pedir?

—Sí. De beber tráenos el mejor vino blanco que tengas, y una copa de Vodka-tónica para cada uno. De comer yo voy a pedir el chuletón de ternera con espuma de salsa de frutos del bosque, y para ella una ensalada césar y merluza al vapor —qué asco de comida, muy típico, la señorita ensalada y pescado para así no engordar. Que es comida que me gusta, pero solo por haberla pedido él por mi...qué asco—

El camarero se fue y nos quedamos otra vez solos.

—Tengo planeada una noche perfecta para los dos —dijo mientras me acariciaba la mano— después de esta maravillosa cena nos tomaremos un postre y unas copas e iremos a casa. Allí tengo preparada una sorpresa para ti, no tenias ropa para dormir así que me he tomado la libertad de comprarte una cosita. Te lo vas a poner y después nos vamos a la habitación, siempre que nos hemos visto has venido muy tapada, pero ahora voy a tener que ir viéndote más...

Qué asco, qué puto asco de verdad, no puedo. Intenté forzar una sonrisa. Menos mal que vino el camarero.

—Dos vodka con tónica, ¿verdad? —conocía la voz, demasiado, miré al camarero. No me lo podía creer. Jason...qué hacía aquí...no me lo esperaba, para nada...me quedé en blanco— en seguida os traigo el vino. —al dejar las copas tiró mi tenedor al suelo, me agaché yo con él—

—Qué haces aquí...—me sentí aliviada, en realidad, saber que está aquí... me tranquiliza, y me hace ilusión, me da esperanzas, si está aquí es porque le importo, porque se preocupa...—

—¿Te pensabas que te íbamos a dejar aquí? —ha hablado en plural, Ryan está aquí— ponte esto, ya hablamos —me dio un pinganillo de los que no se ven, que van dentro del oído, me lo coloqué rápido— discúlpeme señorita, no volverá a pasar, lo siento, de verdad, en seguida le traigo otro cubierto limpio —yo me incorporé también, me puse el pinganillo y todo—

—Sí, y más te vale tener más cuidado la próxima vez —le dijo Vasily. Noté que Jason se tensó, pero no dijo nada, no podía—

—Alessia, ¿me escuchas? —era Ryan en el pinganillo— ahora no puedes hablar. Si me escuchas tócate la nariz —lo hice— vale, te voy a ir dando instrucciones poco a poco, pero tenemos que esperar un poco, para que no sospeche mucho. Tómate el primer plato, sigue como hasta ahora, siguiéndole el juego sin que se note nada, y en cuanto termines te digo —no le podía contestar pero me toqué la nariz para que viera que lo he pillado—

Entre que nos trajeron el primer plato y nos lo comimos pasó como media hora. La media hora más larga de mi vida, es que le tengo tanto asco y cada vez que abre la boca más. Y encima me cabreo, con mis padres estoy muy cabreada, soy su hija y me han metido en esto por dinero...por puto dinero...

—Alessia, ¿me escuchas? Vale levántate y ve hacia el baño, coge tu bolso. Ve y yo te voy indicando, de todas formas te vas a encontrar con Jason de camino

—Tengo que ir al baño un segundo, si me disculpas, no tardo —cogí el bolso y me puse de pie—

—Deja aquí el bolso, yo te lo vigilo.

—Es que tengo unas cosas que necesito...ya sabes...estoy en ese momento del mes —ni me lo pensé, la regla, la mejor excusa—

—No tardes

—No

Fui hacia el baño. Pregunté a una camarera para que no fuera tan cantoso.

—Vale, Alessia has tenido suerte de que el baño no está muy a la vista. Ve hacia el baño, Jason va a llevar la comida a vuestra mesa y luego va a ir hacia la cocina, te recoge en la puerta del baño

—Vale —le contesté, ya podía hablar—

Jason no tardó nada, vino corriendo y me cogió de la mano.

—Vamos, tiene esto lleno de seguridad, no van a tardar nada en venir a buscarte.

Fuimos corriendo y atravesamos la cocina hasta llegar como a la despensa. Entramos y al fondo tenia una puerta que daba a la calle. A un callejón super pequeño.

Ahí estaba Ryan con el coche.

—Alessia atrás y agachada

—Gracias chicos, me habéis salvado, estaba a un minuto de clavarle el tenedor en la cara —dije con ironía, aunque ganas no me faltaron—

—A lo mejor te deberíamos haber dejado un poco —dijo Ryan y nos reímos—

—De verdad, que puto asco, tengo un mal cuerpo...pero bueno. ¿Ahora qué hacemos?Porque nos van a matar todos, nuestros padres los primeros.

—Vamos a casa —dijo Jason, bastante seguro la verdad—

—En casa es donde primero nos van a buscar, Jason, en cuanto llame a tu padre sabes de sobra que lo primero que van a hacer es venir a casa o mandar a alguien —contesté yo, otra vez—

—No, no van a venir hoy

—Yo creo que tiene razón Alessia, van a estar muy muy cabreados y van a venir a buscarnos, incluso los rusos...—dijo ahora Ryan—

—Me podéis hacer caso, por favor, joder confiar un poco en mi, creo que siempre os ha ido bien. Venga Ryan, vamos a casa. —Ryan no le cuestionó, simplemente arrancó el coche y fue hacia nuestra casa— Nuestros padres no son así, no van a perder su tiempo en venir a vernos para echarnos la bronca, mañana nos llamarán y es cuando se va a liar, pero por esta noche estamos bien —tenía un tono de voz un poco seco, más que seco era serio, en parte comprensible, pero por otra parte me choca porque últimamente estaba muy bien—

...

No tardamos nada en llegar a casa, Ryan fue rapidito.
Él se quedó a dormir con nosotros. No estuvimos mucho tiempo despiertos, cenamos, estuvimos hablando un rato y nos fuimos a acostar.

Amor como una balaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora