45

26 3 2
                                    

JASON

—Me voy —dije mientras iba al salón, donde estaban Alessia y Ryan—

Ryan se quedó ayer a dormir, lo que hicimos ayer...fue un poco liada, se va a liar mucho, y sinceramente, cuanta más ayuda tenga mejor.

Por qué decidí sacarla de ahí, no lo se ni yo, podría haberla dejado, son sus movidas de su familia, que se aguante, yo no tengo nada que ver en eso, hago mi trabajo y punto.

Pero no...había algo en mi...yo que se, no era lo correcto, sabía lo que iba a pasarla, lo que iban a hacerle, y no podía dejar que eso pasara, no es lo correcto. Y al final, después de llevar varios meses viviendo juntos...algo de afecto se le coge a la chavala.

Eso sí, lo de que me va a matar mi padre no lo dudo.

—Cómo que te vas, a dónde —preguntó Alessia, entre curiosa y preocupada no sabía interpretarlo bien—

—A hablar con mi padre

—No vayas, quédate aquí con nosotros, si quiere vendrá —me reí un poco pero por la tontería que dijo, se nota que no le conoce—

—Me ha llamado y tengo que ir, luego vengo —me fui, porque ya suficiente cabreado estaba como para aguantarla a ella, a veces me pone de los nervios, no se si prefiero llevarme bien o mal con ella—

...

Llamé a la puerta del despacho de mi padre y entré. Ahí estaban pues los de siempre, mis padres, los de Alessia y Sebastian.

—Siéntate —me senté en frente suya, como siempre, y no me dio tiempo ni a respirar— No me puedo creer lo que has hecho, estoy muy decepcionado. ¿Sabes, acaso, en el lío que nos has metido? Y todo esto ¿por qué?, ¿por una niñata mimada?, eso es lo que precisamente necesitaba ella, un hombre, que la pusiera en su sitio, así iba a espabilar. Te piensas que le has hecho un favor, que la has salvado, que vas a ser su héroe, pero no, ahora estamos todos en problemas por tu culpa —eso ya lo dijo cabreado, muy cabreado, pero yo, la verdad, ni me inmuté, me lo esperaba, le conozco, sabía cómo iba a reaccionar y, al final, después de todos estos años, nada de lo que me diga me va a doler—

Lo que más me sorprendió de todo, que los padres de Alessia estaban de acuerdo, ninguno se inmutó, solo asentían y añadían comentarios, igual o incluso peores que los de mi padre, ni su madre. El único que se removió en su silla, Sebastian, parece que es al único que le importa, se le notaba que estaba mal, no quería estar ahí, le afectaba que hablaran así de Alessia. Y mi madre...mi madre la pobre como siempre mirando al suelo sentada, en silencio, con la cabeza agachada...

Sebastian sabía lo que íbamos a hacer, es más, en parte lo hice por él, sabía que él no estaba de acuerdo, pero no puede hacer gran cosa, es su trabajo, no tiene otra elección que cumplir órdenes, y yo le entiendo, le entiendo de verdad, yo hago todo lo que hago porque, bueno, es mi padre y aunque sea un gilipollas, no me va a tratar igual que si fuera cualquier otro.

—Hice lo que hice porque era lo correcto, sabíais de sobra, todos, lo que iba a pasarle y lo que estábais haciendo, y me da igual lo que me digáis, las excusas que pongáis, que si los negocios que si no se que, me da igual, es una chica, es vuestra hija...—Me puse de pie porque no pretendía quedarme ahí ni un segundo más—

—Soy tu padre, a mi no me hables así. Sabes lo que le haría a otro si hubieran hecho lo mismo que tú, lo mínimo sería despedirles

—Venga, hazlo, despideme, mátame. Cómo cambian las cosas cuando al que hay que hacer daño es tu hijo eh...

—Esto no tiene nada que ver con que seais nuestros hijos o no, tiene que ver con el papel que tenéis, y tú y ella no tenéis el mismo —paso ya de la conversación, no tiene ningún sentido discutir con ellos porque no van a cambiar su mentalidad para nada—

Amor como una balaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora