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ALESSIA

Cuando nos separamos me fui a ver las listas de las clases y tal a ver en qué aula estoy.
Estaba sola. En parte no me importa, pero por otra parte veo a todo el mundo con sus amigos y...no se, me gustaría tener un grupo con el que tuviera confianza, nos lleváramos bien y eso.

Que si, tengo a mis "amigos" pero sinceramente paso, prefiero estar sola. Fui andando hacia el aula que tenía que ir.
Cuando me cruzaba con la gente me saludaban porque les conozco aunque sea de vista, y desde fuera puede parecer que tengo muchos amigos, como se piensa Jason, pero no es la realidad.

—Alessia —iba hacia las escaleras, me giré a ver quién era—

—Hola Liam —le sonreí—

—¿Qué tal? ¿a qué aula tienes que ir?

—401, ¿y tú?

—422, estamos cerca. Te acompaño

—Vale, ¿y Ben y Jake?

—Están en otro aula, y tus amigos —no se lo voy a decir—

—También.

—No te pregunto por Jason, ¿no? —me reí—

—No —se rió él también. Seguimos andando hasta mi aula, no estaba muy lejos— Ya es aquí, gracias por acompañarme.

—Nadaa, la mía es esa —dijo señalando una puerta un poco más lejos— ya sabes dónde buscarme —me guiñó un ojo, yo me reí— ¿Vas a la fiesta del sábado?

Casi todos los findes hay fiesta, y esta es la primera del curso y suele ir todo, todo el mundo, pero no se si me apetece ir...además depende también de Jason...

—No lo se, ya veré —le sonreí—

—Vente, está guay

—Me lo pienso

—Vale, avísame si vas —me sonrió— adioos

—Adiós —él se fue y yo entré en el aula—

Es un aula enorme y hay mucha gente así que tampoco me voy a poner a pensar dónde me siento y con quién. Me senté por atrás pero no atrás del todo.

...

Se me hicieron las tres horas eternas, en serio, casi me quedo dormida, estaba muy dispersa.
Bajé a la entrada porque había salido un poco antes y me quedé en un banco, dentro de la universidad, esperando a Jason.

—¿Dónde están tus amigos princesita? ¿Se han cansado de ti ya? —levanté la mirada del móvil, sabía de sobra quién era. No quise contestarle porque estoy harta de él ya, no he hecho nada mal y no tengo por que soportarle. Me levanté para irme de ahí pero me agarró del brazo—

—¿Qué haces?

—¿A dónde vas? —me solté y me fui—

Me metí en el baño porque aquí no creo que entre, o sí, la verdad es que me espero cualquier cosa.

Me apoyé en un lavabo y me eché un poco de agua en la cara para tranquilizarme. Salió una chica de uno de los baños.

—Hola —me sonrió—

—Hola

—¿Todo bien? —yo suspiré—

—Pues la verdad es que no, hay un chaval que te lo juro que me está jodiendo mazo, no le he hecho nada, intento ser maja con él pero es un gilipollas conmigo y encima no puedo hacer nada porque vive conmigo, así muy resumido

—No se quién es y tampoco te conozco a ti, pero por un tío no merece la pena rallarse ni cabrearse ni nada por el estilo, nosotras valemos mucho más —le sonreí, parece también distinta a las chicas de por aquí, viste con rollo como yo y también tiene tatuajes, tú la ves y no es la típica que te piensas que sus padres son ricos y es una mimada. Parece simpática—

Amor como una balaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora