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—¿Estás bien? ¿Qué ha pasado? —me preguntó Ryan cuando volvimos, me hizo ilusión porque le notaba preocupado de verdad, aunque intentaba disimularlo—

—Si, todo bien —le sonreí— ¿podemos hablar un segundo...?

—Vale —le cogí del brazo para alejarnos un poco del grupo— ¿qué pasa?

—¿Estás...enfadado conmigo? Siento que me estás evitando, ni hablamos por whatsapp. Pensé que habíamos acordado ser amigos como hasta ahora y todo eso...no quiero que te sientas incómodo o algo de verdad...—me miró con una cara...un poco triste, y luego me sonrió—

—No...todo bien, de verdad. He tenido una semana un poco rara, pero ya está. Todo bien entre nosotros —me abrazó y estuvimos un rato así. Fue reconfortante— ¿Entonces no ha pasado nada ahí fuera?

—No ha sido nada grave. Si quieres venirte esta tarde a casa y lo hablamos...se lo tengo que decir a Jason también

—¿Entonces sí ha pasado algo? —ya estaba tenso otra vez. No puedo evitar que me guste, es que es un amor—

—Nada grave, luego hablamos. Vamos a volver con estos —le sonreí y volvimos—

...

Por la tarde, sobre las 6pm vino Ryan.

Cuando llegó yo me estaba duchando porque acababa de hacer ejercicio. Después me puse un pantalón de chándal, un top y una sudadera y fui a la cocina con ellos.

—¿Nos puedes decir ya qué ha pasado y qué te han dado? —dijo Jason—

—Si, si. Voy —me senté enfrente suya— eran hombres de Gabbana. Quieren que te convenza para que les des el territorio y no se qué más y que tú convenzas a tu padre. Lo que me han dado es un sobre con condiciones y no se qué más —se lo di—

—¿Y si no? —dijo Ryan—

—¿Si no qué?

—No creo que te hayan dicho eso y ya, siempre hay alguna condición si no lo haces

—Ah, me han amenazado de muerte —me encogí de hombros—

—¿Qué?! Joder...—dijo Jason—

—¿Y estás tan tranquila? —me dijo Ryan—

—Si. Tampoco me sirve de nada agobiarme y...no pienso repetir esto nunca más, pero confío en Jason —me miró sonriendo y levantando una ceja—

—Vale. Tengo que ir a hablar con mi padre para que solucione esto. ¿Ryan te importa...?

—¿Por qué no puedo ir contigo? Estoy harta de que me apartéis, yo creo que ya os he demostrado que puedo soportar todo esto perfectamente. Y podéis confiar en mi. De todas formas, ¿a quién se lo iba a contar? —Jason estuvo un rato como pensativo—

—Bien. Ven. Pero no te prometo nada. Ryan ¿vienes?

—No, mejor me contáis ya mañana lo que sea

—Pues vamos —dijo Jason y nos fuimos los tres hacia el parking—

Nos despedimos de Ryan y nos fuimos Jason y yo a casa de sus padres. Que bueno, está al lado de la de mis padres.

El camino fuimos en silencio.
Ninguno de los dos dijo nada. Yo tampoco sabía qué decir, la verdad.

Fuimos directamente a casa de sus padres.

Nunca había entrado y me dejó alucinando. Sí, la estructura es como la de mi casa, pero parece una casa totalmente distinta. Es muy bonita, elegante, se nota el lujo pero no es para nada extravagante.

Yo le seguí hacia lo que supongo que es el despacho de su padre.

Llamó y esperó a que le diera permiso para entrar.

—Hola Jason

—Hola. Tengo que decirte algo —su padre me miró, estaba de pie al lado de Jason y lo admito, estaba asustada. Es que su padre me da miedo.—

—¿Qué hace ella aquí?

—Quería venir. Quiere enterarse de lo que pasa y teniendo en cuenta que le incumbe directamente, me ha precido bien traerla para que se entere

—Ya, pero tú no tomas las decisiones aquí

—He sido yo la que he insistido en venir, creo que debo saberlo y estoy perfectamente preparada para afrontarlo y ayudaros en lo que necesiteis —me hizo sentir un poco mal que su padre le hablara así, sentía que tenía que apoyarle, y en realidad eso es lo que ha pasado. Jason me miró flipando y su padre...con un poco de desprecio—

—Vete a buscar a tu padre, dile que venga, y tú puedes quedarte hablando con Rose o con quien sea —me da rabia que me hable así porque no es ninguna autoridad para mi, aunque ahora que nuestras familias son asociadas...supongo que en parte sí es autoridad—

—Papá...la necesitas. Ella es la que ha vivido lo que te vengo a contar. En realidad yo no se lo que ha pasado —me hace gracia ver cómo cambia y lo vulnerable que parece cuando habla con su padre. Su padre suspiró y llamó por teléfono—

—Por favor, ven. Están aquí nuestros hijos...no, no se que ha pasado, pero de estos...me espero cualquier cosa —supongo que era mi padre— sí, aquí estamos. —después colgó— sentaos

Le hicimos caso.

Amor como una balaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora