En un mundo donde el 80% de seres humanos tiene un kosei, Izuku midoriya es un joven que nacio sin uno, el padre de Izuku Hisashi ha tenido visiones sobre el futuro desde que se encontraba en la escuela media, en una de estas vislumbro un futuro do...
Una ves sus almas desaparecen o son consumidas no hay forma alguna de volverlos a su estado original.
Es el ciclo natural del mundo que no puede ser corregido, por eso se había ofrecido a lidiar con esas imposibilidades.
Las figuras fueron haladas con fuerza por las cadenas doradas, sacados del lugar donde el barro se esparcía.
Postrados ante el por la fuerza del metal dorado que resplandecía.
Un suave brillo dorado se marco en su mano al tocar el rostro de la mujer lagarto, la mancha del barro del grial cubría su cuerpo y la carne se podría debido a que consumía todo lo que tocaba, aunque fuera un segundo de paz era lo que podía ofrecerle a cada uno de ellos, un ultimo adiós a aquello que valoraban de ese mundo, una muerte en paz y serenidad.
Las lagrimas corrieron sobre las escamas color esmeralda sobre la mujer y un débil gracias fue lo ultimo que dijo antes de dar su ultimo suspiro.
Fue cosa de segundos y la hoja negra había atravesado el pecho de la figura frente a el.
El liquido rojo se hizo presente en cuestión de segundos manchando todo a su alrededor, los gritos de la gente que observaban a su alrededor tomaron las calles, el miedo debido a lo que acababan de ver los hizo huir, la sangre fría con la que había perpetrado tal acto, lleno sus corazones de miedo, pero no había tiempo para seguir viendo lo que estaba sucediendo.
Una a una las figuras fueron cayendo bajo el filo de la hoja color ónice, mientras los cuerpos eran colocados uno cerca del otro todos con una cálida sonrisa en sus rostros, alejados de la maldad que significaba ser consumido por el barro del grial conservando un ultimo resquicio de humanidad en ellos.
Enormes montículos de tierra rodearon el lugar, los cuerpos puestos con cuidado evitando que volvieran a caer en el barro, una llamarada azul consumió el barro que estaba por el área y comenzó a caminar en silencio hacia donde se suponía que estaba sucediendo el combate.
El tenue brillo de la espada a lo lejos marcaba su camino, su ultima acción antes de que volviera a ser peso muerto.
Pensar en cuantos afectados mas habrían en los alrededores igual a ellos solo lo haría mortificarse, debía ignorar su razonamiento, matar, debía matar a ese hombre sin importar el costo, los sacrificios ya habían sido hechos, matarlo era la única redención que podía buscar ahora, por aquellos inocentes que se vieron envueltos en ese desastre.
Una muerte honesta para aquellos que fueron hundidos en la locura que representa la avaricia humana, dijo la figura emergiendo de su sombra.
Un intenso frio se acreció en el lugar a pesar de estar cubierto por fuego y sangre.
Ninguno de ellos podrá llegar al futuro pero gracias su intromisión tendrán un descanso perpetuo, debe hacer lo que usted puede hacer o ¿quizás deba recordárselo?, dijo la voz que hacia temblar su cuerpo.
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