Lazos perdidos True_links: Parte 10

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Isla Biblioteca, pisos subterráneos, catacumbas.

Después de haberse encontrado con la tal Gray en medio del bosque, los chicos llegaron a la cabaña para encontrarse con que había una kohai desvanecida y que Tomoko y sus ministras habían encontrado a una chica de cabello como de fondo cósmico.

—¿Por qué una biblioteca necesita calabozos? -Hablaba con el director del lado de la magia-. ¿¡Qué se supone que era este lugar antes de ser una escuela!?

—Era necesario en su tiempo...

—¡Pero...! ¡¿No es ir demasiado lejos?!

—Aquí se guardan grimorios, las catacumbas eran para ladrones...

—¡Pero... aun así, ya sabes, no...!

—Cállate...

Los inexpresivos y fríos como el hielo ojos de Fate se clavaron directamente en el alma del chico. Kamijou ya no preguntaría más, había olvidado lo malhumorado que era ese viejo con cuerpo de niño.

El resto de los visitantes caminaban sin mucho qué decir, sobre todo porque la situación se había puesto complicada. Eran personas sabias, no como el chico de pelos puntiagudos.

—Tomoko-chan, ¿estás segura de que deberíamos bajar?

—Siento que hay algo detrás de esa puerta... -apretó sus pequeñas manos-. Y siento que es importante.

Honya e Index encabezaban el grupo, después de todo eran las dos personas que mejor conocían esa enorme biblioteca y sus trampas asquerosas. Detrás iban Yue, Yuna y Paru.

—¿¡Eh!? ¿¡De verdad!? —Susurraba para que no la escucharan las chicas del frente—. ¿¡No quiere que nadie sea su Ministro si no es Kamijou-senpai!?

—Sí, los profesores le han dicho que lo reconsidere, pero es un caso perdido —se cruzó de brazos—. Incluso yo creo que es un desperdicio de talento.

-¿Entonces cómo es que ahora son sus Ministras?

-Ella nos aceptó porque le dijimos que sólo sería temporal, pero no hace más que pensar en Touma-san. A decir verdad, es un poco desesperante cuando te pones a pensar en que Touma-san es incompatible con la magia.

—¡Yo no voy a quejarme, me ha dado tanto material para mis doujin...!

—¡Ey, esas fantasías están mal en más de una manera!

Y entre esa avanzada llena de chicas preciosas y el duo para nada agradable Kamijou-Fate, estaban dos muchachitas que siempre irían a su paso sin importar qué.

—Este tipo de mundos de fantasía es muy distinto a mi universo —veía a todos los estudiantes como si fueran alguna clase de magia misteriosa—. ¡Hasta tienen libros, asombroso!

—¿Eso es lo que te llama la atención? —Suspiró y metió una paleta de caramelo a su boca—. Esto de los universos y las patrulla galácticas no termina de sonarme real...

—¡No soy de la patrulla galáctica! —Sus cejas se curvaron a tope—. ¡Esos desgraciados corruptos sólo saben esconder la verdad!

—Entiendo —ella era del grupo de inteligencia de Fate y Accelerator, así que se dedicaba a mantener oculto lo que debía mantenerse oculto—, qué malos... —volteó la vista a otro lado.

—Sí, son malos —su cara estaba muy cerca del pecho de Musujime—. Por cierto, ¿son reales? ¿Los puedo acariciar? ¿Te interesa tener algo conmigo?

Musujime relajó el paso y se metió justo entre Fate y Kamijou. Era su forma de rechazar a Gray.

—¡Entiendo, entiendo! —Llevó su mano a la nuca—. ¡Es que estás superguapa!

Entre risas decía aquello como si fuera lo más normal del mundo. ¿Era eso una particularidad suya o asunto de la cultura de su galaxia o lo que fuera? Musujime no lo sabía, pero tampoco era que quisiera hacerlo.

En fin, antes de que se diera cuenta, después de algunas subidas y bajadas, llegaron a la parte más profunda de la biblioteca.

—Ya llegamos... —dijo la chica de secundaria de cabello plateado—. ¿Pueden sentir la miasma?

Fate asintió y caminó hasta el frente.

—Tomoko-kun, retrocede, no debería... —la pequeña mano de esa señorita lo jaló hacia atrás—. ¿Qué haces?

—Fate-sensei —sus ojos estaban puestos en el fondo de esos calabozos oscuros y la enorme cueva al final—, quiero hacerme cargo de ello.

La profundidad de sus palabras no radicaba en cuan grave fuera su voz ahora, sino en el sentimiento detrás.

—No sé por qué, pero...

—Sí —era su hermano, Kamijou Touma, chocando su mano izquierda contra su puño derecho—, se siente nostálgico...

Index asintió y volteó con sus ministras para confirmar las acciones a tomar.

—Te seguiré sin importar qué —le mostró su sonrisa de ángel—, Tomoko-chan.

—Si desapareces las discusiones filosóficas serán aburridas —sacó la carta del pactio y levantó su pulgar—. Cuenta conmigo.

—¡Eres mi fuente de historias, no dejaré que te pase nada, enana glotona!

A su manera, las tres parecían estar realmente apegadas a su Magistra, incluso cuando era temporal. En todo caso, ahora que estaban convencidos de que pelearían todos, las únicas rezagadas serían Gray, Musujime y Yuna; sin embargo...

—Disculpa, Tomoko-chan... —levantó la mano—. ¿Te molestaría...? ¡Ya sabes...! ¡Quiero hacer un pactio contigo!

La cara de Yuna estaba teñida de rojo, era lo menos que podía pasarle al pensar en lo que realmente significaba aquello; pero Index ni se inmutó.

—Está bien —la veía con sus ojos claros y honestos—, pero sólo será temporal. No quiero ser...

—¡Sí, no hay problema, no hay problema!

Index caminó hasta esa chica de su edad y la tomó por la nuca. Sin dejarla prepararse, robó un beso de sus labios al tiempo que un brillo cegador se apoderó de las catacumbas. El resultado era claro: una carta como de tarot que flotaba entre el rostro de ambas.

—¡Genial! —Tomó la carta con ambas manos y le dio un vistazo—. ¡Eres la mejor, Tomoko-chan!

—No hay de qué —apenas y sonrió—. Lamento que te pongas a mi servicio.

Yuna ya no escuchó eso, comenzó a dar vueltas como si tuviera su sueño justo en sus manos.

Por otro lado, Gray...

—¡Yo también quiero formar un pa-!

Kamijou Touma la tomó por el cuello con una llave; no la dejaría respirar por los siguientes segundos.

—¡Tú no, no dejaré que le pongas una mano encima a mi hermanita!

—¡Espera! —Golpeaba su brazo desesperadamente—. ¿¡Y tu caballerosidad!?

—...

—¡Lo entiendo, lo entiendo! ¡Es que tu hermana está bien bonita! —Apretó más—. ¡Lo siento!

En la mente de Kamijou sólo rondaban pensamientos acerca de lo que significaban esos besos para la chica. ¿Por qué podía hacerlo como si nada? ¿Por qué parecía que ya no le importaba? ¿Por qué no tenía las dudas de una niña de su edad? ¿Por qué...?

«¿Por qué siento que no podré protegerla?»

Como respondiendo a sus preguntas, las catacumbas temblaron y el rugido de un monstruo llegó a sus oídos. Había llegado la hora de pelear.

To aru Majutsu no Kodomo Kyoushi: Imaginary TomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora