Epílogo: Ala Nigra

17 0 0
                                    

Un despertador sonó en la habitación de una chica que asistía a la sección de preparatoria de la Academia Mahora. Su compañera de cuarto, una chica llamada Oukouchi Akira, se dio a la tarea de apagar aquella alarma molesta.

—Ako, ya despierta. Hoy es el día en que Dai-kun y el resto se van, ¿no?

—Cinco minutos más... Es domingo...

—¡Que te levantes!

Mientras tanto, en la plaza del árbol del mundo.

—Todos están tardando bastante —comía un helado de vainilla—. Rilet, ¿de verdad vendrás con nosotros? Yo no soy el mismo Armando del que alguna vez te enamoraste, lo entiendes, ¿verdad?

—Que sí, Pato. Pero eres prácticamente idéntico. No tengo más remedio que ir tras de ti y ver lo que harás de ahora en adelante. Ya decidiré si te entrego mi cuchi cuchi o no después.

—Aaah... —Su suspiro arrancaría un pedazo de su alma.

A lo lejos, un grupo animado de chicas discutía de muchas cosas. Ellas eran las Puella Magi de Mitakihara. Al parecer ya se habían adaptado a Mahora después de sólo una semana y dijeron que lo ayudarían con lo que tuviera en manos como muestra de agradecimiento a lo que sucedió en su universo.

En el cielo, por otra parte, algo gigantesco tapaba la vista del cielo azul.

—Ya quiten esa porquería de ahí.

Se trataba del V-98-A. Lo terminaron llevando a Mahora y la gente de ahí lo aceptó como si nada. Al final, esas personas eran probablemente las más cercanas al lado oculto de todo el mundo.

—Esa es una linda expresión para haber ganado la batalla, chiquillo estúpido más estúpido que mi adorable alumno.

—Esa es una actitud muy arrogante para haber perdido contra Helena. ¿Qué se siente ser segundona? ¿Qué se siente que te hayan tenido que enviar a Mahora por compasión? ¿Imaginas lo que tu maldición pudo haber hecho si te quedabas en medio del espacio en otro universo? ¡Waa! ¡Qué miedo!

Las venas en la frente de Eva ya rayaban lo imposible, pero no podría debatir contra esas cosas porque todas y cada una de ellas eran ciertas.

—Dejando las bromas, chiquillo. ¿Cómo te sientes? ¿Seguro que querías que todos recuperáramos los recuerdos sobre ti? Quiero decir, ayudé a Izumi a matarte.

—Sigo vivo, no les guardo rencor por eso —lanzó el Helado entero a su boca, cosa que imitó Rilet después, terminando así con un fuerte dolor de cabeza y retorciéndose en el suelo—. Sólo... —llevó su mano a ese rostro suyo—. ¡Qué vergüenza que haya gente que vio lo patético que era cuando me enamoraba! ¡Antes no lo entendía, pero eso de verdad era una fea forma de mostrar mi afecto! ¡Cielos, pensé que nadie recordaría mi asqueroso pasado!

Eva se tiró a las carcajadas de inmediato. Incluso comenzaba a llorar.

—¡Si esa es tu preocupación, supongo que aún eres un mocoso después de todo! ¡Eres increíble!

—Siempre has sido patético, Pato. No tienes nada de que avergonzarte, siempre lo hemos sabido y así te queremos.

Armando no creía que hubiera nada de bueno en esa respuesta. Mientras él lamentaba su vergonzosa adolescencia, un trío de adolescentes caminaba con dirección a ellos.

—¡No tomes el brazo de mi Onii-chan! ¡Tú sólo eres una mujer floja que no puede ni prepararle el desayuno en la mañana!

—¿¡Qué dices!? ¡Tú eres la que siempre está molestando a Touma para que prepare el desayuno! ¡Cada mañana, cada mañana!

To aru Majutsu no Kodomo Kyoushi: Imaginary TomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora