Forjando lazos World_Ends: Parte 12

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Dion Fortune, la maga de la soberbia, el amor y el descanso, disfrutaba del clima de verano eterno en lo alto del resort de Eva. Su traje de baño era completamente blanco en una sola pieza, las orillas del traje tenían algunos pedazos de tela transparente que recordaban al velo de una novia; en su cabeza había un sombrerito blanco que la hacía ver realmente coqueta y elegante a pesar de lo estrafalario de su atuendo. Tomar el sol sobre un diván a veces era todo lo que necesitaba en la vida.

—Aquí tienes, Dion-san —le ofreció una copa de coctel llena de un líquido verde.

La muchacha que entregó el saltamontes a Dion usaba un biquini negro con holanes blancos que recordaba al atuendo de una maid; su nombre era Tsuchimikado Maika.

—Oh, gracias... —se enderezó, alzó los lentes de sol que la protegían de los rayos y le dio un sorbo a la bebida—. Esto es vida... —se desparramó de nuevo en el diván—. ¿Quién habría pensado que las cosas cambiaron tanto desde el siglo pasado?

«Lo dice sólo por unas bebidas...», no lo diría en voz alta, no tenía ganas de entablar una discusión con esa mujer misteriosa.

—Chica, eres una genio.

—¿Eh? No, yo no...

—¿Te gustó? —la voz monótona de una robot sonó desde detrás—, es un alivio. Al parecer los gustos de mi maestra satisfacen los paladares de magos antiguos.

Chachamaru estaba parada con las manos al frente, inclinando ligeramente la cabeza. La satisfacción en su rostro no tenía nombre. Al ver aquello, los ojos de Maika brillaron como los de Index al ver comida.

—¡Tú...! —Corrió y tomó las manos de esa chica—. ¡Lo sabía, eres la maid definitiva!

—Me halagas, pero...

—No deberían meterse eso... —las pisadas descalzas y húmedas de Musujime hicieron eco—. ¿Saben cuántas neuronas mata uno solo de esos?

Nuestra única integrante del antiguo GROUP vestía un biquini azul marino con puntos rojos que resaltaba lo blanco de su piel y el color de su cabello. Sabía lo que hacía y... más que eso...

Chachamaru y Maika se vieron la una a la otra, luego a esas dos desalmadas pelirrojas que sabían verse más que bien en traje de baño.

—Karakuri-san, esas dos son enemigas...

—Estoy de acuerdo. Guardaré este sentimiento en una carpeta especial...

—¿¡Me están escuchando!? —Secaba su cabello con una toalla blanca—. El alcohol hace mucho daño.

—Vamos, vamos... —agitó una mano y sorbió un poco del coctel—. De todas formas, yo ni siquiera soy humana ya.

Se bajó del diván de un salto, puso sus manos en su cadera y comenzó a reír en voz alta. Esa era Dion Fortune en su máximo esplendor.

Musujime suspiró.

—Como sea, tú... —vio las juntas de la chica robot por un segundo—. No, tú tampoco pareces tener problemas con eso —señaló a Maika—. Tú sí, no puedes tomar, tu hermano pervertido me dejó a tu cuidado.

Maika tronó la boca y desvió la mirada.

—Ni que quisiera tomar... —mascullaba—. ¿Pero por qué aniki me dejó a su cargo? —Un escalofrío recorrió su espalda—. ¡No me digan que ella es... de aniki...!

Cayó de rodillas mientras imaginaba a esa voluptuosa chica en los brazos de su hermano. "Ven aquí, mi gatita", mientras levantaba el mentón de la chica no era una frase ajena a ese hermano tan extraño.

To aru Majutsu no Kodomo Kyoushi: Imaginary TomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora