Uniendo corazones Dragon's_Seed: Parte 3

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El mundo de milagros fue borrado por Ruperco. Se despedazó en billones de billones de partículas diminutas que sonaban todas como si fueran una sinfonía.

Kamijou Touma corrió de inmediato a tomar a su pequeña hermana falsa en brazos. Kaede procuró la seguridad de las chicas que venían con ella, lo mismo para Rubí. Accelerator pudo proteger a todas las personas que estaban con él, Mugino y compañía no lo hicieron nada mal y el grupo de Asuna y Nicolle no lo tendrían nada difícil para librar aquello en una pieza.

También se antojaba inminente la batalla entre Armando y Silver, pero aquello no sucedió.

—¡Sí, lo logramos! ¡Jajaja! ¡Fiammenta nunca nos decepciona!

—Bueno... —Sonreía apenada, era demasiado tierna para ser tan enorme—. Es sencillo sentir a Ruperco ahora que tiene la semilla de Fiorella dentro.

—¡Dejen de jugar, tontas! —Agitaba su báculo de cubo hacia algunas naves que las venían persiguiendo, eran acorazados de la Federación, los hacía explotar después de algunos movimientos de manos—. ¡Esto no podría ser peor, Giove está a punto de alcanzarnos!

—¡Vento, Reti rompió una de las consolas de mando!

—No es cierto, Nyaa. Fue Litty.

—¡Mi Jack! ¿¡Por qué tuvimos que dejarlo en Sagan!? ¡Quiero ver a mi Jack ahora!

—¡Mariola, deja de llorar! ¡Si lo traíamos con nosotras, podría haber muerto cuando Giove nos tomó por sorpresa! —Chocó puños y caminó hasta la parte más lejana de la popa—. ¡Voy a molerlo a golpes!

—Tranquilízate, hay varios problemas más gordos que Giove —se cruzó de brazos y suspiró—. Esto se está saliendo de control.

Aquellas hermanas de distintas especies parecían el circo entero. Pero así como eran de desastrosas, fueron capaces de aparecer justo donde debían para que las personas que fueron liberadas del mundo ficticio no quedaran varadas en el espacio.

Al final, aunque todos los fuertes intentaron encargarse de que gente como Hamazura no terminara hecha mierda con las agresivas condiciones del espacio exterior, el V-98-A estuvo ahí para que nadie resultara herido.

Ninguno de los miembros veteranos del ala rubra se hallaba ahí, incluso Evangeline había terminado en la Tierra de su propio mundo, en Mahora. Sólo un puñado de ellos fue enviado ahí, era como si alguien lo hubiera hecho a propósito. Y ciertamente, la cuestión parecía ser así.

Ahí, sobre ellos, flotando en el espacio como si fuera la cosa más normal del mundo, se encontraba una mujer de cabellos dorados, cola y orejas de gato, manos peludas y ojos naranjas; en su mano llevaba una flauta blanca que medía al menos dos metros de largo. Sonaba ella entera como una melodía tocada por aquella flauta dulce.

—¿¡Helena...!?

Armando y aquella mujer se veían el uno al otro sin despegar sus ojos del otro. Silver ya estaba en un segundo plano para aquel hombre.

Hablando de aquel humano tan especial, también flotaba en el espacio como si fuera la cosa más normal del mundo. Llevaba el arco blanco, Sagitaria, en manos. Tampoco parecía tan contento de ver a esa mujer felina en ese lugar.

También era cierto que las naves de la Federación crecían y crecían en números. Nada bueno podría salir de aquello en ese momento. Sobre una de las naves, en la proa, se alzaba la figura de un intimidante starchild: Giove, el comandante de la Federación.

—¡Silveeer! —Gritaba a todo pulmón, normalmente no escucharía nada con las distancias que estaban puestas o por el hecho de que no había aire en el espacio, pero aquel grito estaba ligado a ellos vía forfor—. ¡Hoy es el día en que me haré con sus poderes!

To aru Majutsu no Kodomo Kyoushi: Imaginary TomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora