Forjando Lazos World_Ends: Parte 7

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El traslado de Nayaa a Nayuu tardó otros dos días. Ruperco se terminó dos cajetillas de cigarrillos en ese lapso, pero la que estaba vuelta loca con la velocidad de la nave era Litty.

—¿¡Esta chatarra no puede ir más rápido!? —Pateaba desesperadamente una de las paredes de la nave.

—Estamos por llegar, no seas desesperada —intentaba mantener la calma; no podría rescatar a Gray y Sagitaria si enloquecía.

—¡Llevas diciendo eso desde hace dos días, maldi-!

Ruperco sostuvo a Litty con una sola mano por las mejillas. Como era una mujer pequeñita que no superaba los 140 centímetros de estatura, hacer aquello no era una misión complicada.

—Escucha, enana. Estoy teniendo problemas porque secuestraron a mis novias —sus ojos abiertos de par en par daban miedo, se filtraba algo que ya no era humano a través de ellos—. He aguantado un sin fin de estupideces durante el último mes, pero mi plato comienza a colmarse —apagó su cigarrillo en el tablero de la consola de nave—. Si una sola gota más de estrés se agrega a mi repertorio, podrías no salir en una puta pieza de esto. Cálmate, que yo también quiero seguir calmado.

Litty no podía hacer más que temblar. Pensándolo con detenimiento, dos días desde Nayuu hasta Nayaa y otros dos de regreso era toda una hazaña para una nave tan pequeña y un solo hombre propulsándola con su forfor, así que: Ruperco era un monstruo. Sí, él ya estaba muy arriba en las grandes ligas. No tendría oportunidad contra él. Si bien tenía miedo de Fiammenta enojada, Ruperco también debía considerarse una amenaza superior. Entonces... ¿Debía confiar en lo comprensiva que podía llegar a ser su hermana mayor? ¿De verdad podía confiar en algo así?

—¿Entiendes lo que te digo?

Llena de un sudor asqueroso ocasionado por el miedo, la mujer perro intentó asentir lo más rápido que aquel agarre se lo permitía. Ruperco, al notar aquello, decidió soltarla y mirar el mapa de la consola.

—Mira, ya llegamos.

Un par de alarmas sonaron en la nave y las compuertas de la nave se abrieron entre el gas que las mantenía cerradas a presión.

—¡Es ahora o nun...! —Intentó salir corriendo para encontrarse con Fiammenta lo antes posible y contar su versión de la historia.

Sin embargo, parada al otro lado de la puerta que conectaba al V-98-A, ya se encontraba aquella mujer de sonrisa eterna; había una vena saltada en su frente. La cara de Litty se volvió azul de inmediato al notar que en sus manos había una robot inconsciente y una pequeña mujer gris de grandes ojos y traje ajustado con líneas amarillas verticales; por cierto, aquella mujer tenía grandes pechos como los que tenía cuando mantenía su fachada de nekomimi.

—Así que era verdad, tú también cambiaste tu apariencia... Incluso pudimos interceptar tu discurso con los sistemas de la nave —su agarre sobre sus hermanas menores se volvía más fuerte—. Sabes que eso es peligroso, ¿no? ¿Comenzar a discutir porque se sienten inseguras por su altura y el tamaño de su busto? ¿No se te ocurre una razón más absurda para comenzar una guerra entre dos planetas? Porque a mí, no.

Ruperco, poco a poco, iba armando el rompecabezas en su mente. Aquella mujer gris con un ojo negro y otro blanco era, cómo no, Reti. Eso quería decir que había cambiado su forma con alguna técnica y fingía ser una mujer gato. Dado el caso, y tomando en consideración que ella tenía un pasador de la cabeza enorme de un gris, y que Litty llevaba un pasador parecido con la forma de un pequeño hombrecillo verde, todas las cosas comenzaban a cobrar sentido: sobre todo sus estaturas.

Por su parte, Litty ni siquiera podía mover un solo músculo de su cuerpo.

—Secuestraron a nuestras hermanas y ustedes jugaban a las guerritas con la gente de dos planetas enteros...

To aru Majutsu no Kodomo Kyoushi: Imaginary TomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora