To aru Majutsu no Kodomo Kyoushi: Imaginary Tome

Personajes secundarios Linked_Paths: Parte 4

 —Raimeiken Ni no tachi.

—¡Byakko Raimeiken Ni no tachi!

El artefacto de Tsuchimikado lloró de sólo chocar dos veces contra la espada de Eishun. La diferencia de niveles era obvia, el chico estaba dando todo de sí y el número de cortes en su cuerpo ya superaba la decena, pero ese hombre apenas tenía unos rasguños.

—Debo admitir que tienes espíritu, pero me gustaría que te rindieras, chico.

—Ei-jii —estaba jadeando— no voy a rendirme... ¡Le prometí a Konoka-nee-chan que no lo haría!

Escuchar el nombre de su hija lo hizo titubear un poco. El rubio no desaprovecharía esa oportunidad.

—¡Suzaku, Hyakka Ryouran!

Era una técnica de iai. La llamarada roja de Suzaku debió haber cortado el pecho de Eishun, pero apenas dio un paso detrás del hombre, fue su sangre la que cayó en el suelo. Su torso tenía un gran corte que cruzaba desde el hombro derecho al lado izquierdo de la cadera.

«¿¡Qué...!?», su consciencia flaqueó. Que siguiera de pie era sólo cuestión de su gran voluntad.

—No deberías usar el nombre de mi niña para una técnica tan sucia —una vena se saltaba en su frente y sus ojos eran completamente distintos, ahora estaba peleando en modo héroe de guerra—. Ríndete o...—levantó la espada sobre su cabeza, era señal de que sería el último ataque.

El chico de gafas de sol sonrió y se puso en guardia de nuevo. Esta vez parecía que se caería sólo con un soplido.

—Yo... —no podía ni ver bien, sus oídos parecían ser lo único que funcionaba— no tengo permitido hacer eso...

Un recuerdo, uno que era falso aunque él no lo sabía, afloró en su mente. Setsuna, Konoka, él y su pequeña hermana, los cuatro retoños jugando a la pelota en el patio del cuartel de Magia de Kansai. No se rendiría por la sonrisa de esas tres niñas.

—Entiendo.

La navaja cayó junto con la sentencia. Lo empalaría contra el suelo a ese ritmo, pero un pequeño y cálido cuerpo lo empujó a un lado en el último instante. No podía verla y no dijo ni una sola palabra, pero entendió lo que había sucedido: Maika recibió el ataque. Sus ojos recuperaron la luz como si lo hubieran curado con magia. Entonces la vio, esa niña atravesada por una espada justo a la altura del hombro.

Dos resplandores, blanco y morado, iluminaban su figura desde lo lejos. Era la luz sagrada de un ángel y una diosa en disputa. ¿Por qué si había seres como esos peleando por ahí no podían más que iluminarla tenuemente cuando su cuerpo derramaba suficiente sangre como para hacer un charco? ¿Por qué nadie la protegió cuando ella nunca le hizo nada malo a nadie?

—Ma-Ma... —su voz temblaba—. ¡Maika!

—Tú... —incluso el viejo Eishun parecía aterrorizado.

La pequeña mano de la chica en uniforme de mucama tomó el filo de la espada que el Ala Rubra ya no movió para ya no lastimarla más.

—Vamos, Eishun-ji-sama... —su frágil voz parecía estarse apagando—. No deberías lastimar... a tu sobrino... de... —su consciencia se desvaneció.

Si la dejaran como estaba, el filo atravesando su hombro la mataría, así que la tomó en sus brazos y sacó la espada lo más limpio y rápido que pudo.

—¡Vamos, chico, usa un hechizo de curación!

Tsuchimikado se levantó en dos pies dispuesto a emplear esa magia, pero sus recuerdos y su cuerpo recordaron quién era él en verdad tras ver el cuerpo de Maika sin fuerza. En otras palabras...

—Flujo inverso: el Ministro Tsuchimikado Motoharu solicita el poder de la Magistra Konoe Konoka —las líneas de luz de la espada se volvieron rosas; podía robar poder de Konoka directamente gracias a esa espada traicionera—. ¡Fallere Gladius!

Cortó el cuerpo de su hermana en dos por el hombro. La herida se cerró al instante, así de impresionantes eran los poderes de Konoka, pero en ese mismo instante su espada regresó a ser una carta y distintos vasos sanguíneos de su cuerpo explotaron. Cayó al suelo de espaldas, en su rostro se dibujó la sonrisa de un estúpido satisfecho.

La vida de un ESPer que usó magia demasiado poderosa estaba en riesgo.