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Las teclas de al menos nueve teclados distintos eran todo lo que se podía escuchar en lo alto del resort de Eva. Natsumi veía absorta la velocidad con la que trabajaban esas tres.

—Gracias, Karakuri, no sabría qué hacer sin tu ayuda... —el sudor de su frente era muestra de lo mucho que se estaba presionando.

—No te preocupes, somos Ala Alba después de todo —ella no parecía tan cansada, era un robot después de todo: su expresión prácticamente neutra era todo lo que necesitaba en ese momento.

—...

Uiharu Kazari no hablaría. Sus manos se movían como si de respirar se tratase y, aunque sus ojos ya ardían como los mil demonios, no se permitía pestañear. ¿Era ella consciente del peligro al que se enfrentaban? Posiblemente no, sólo se estaba poniendo a prueba a sí misma.  Había pasado mucho tiempo desde que su corazón de hacker latía con tanta felicidad.

«Con estas dos es prácticamente un juego de niños, pero... Sí queremos salvar a esa mujer y a la hermana de Kamijou... ¡Maldición, no nos dará tiempo!»

Chisame y Kazari obtuvieron algo de la información que Armando escondía: sobre la verdadera identidad de esa tal Helena, sobre el principio básico de ese mundo de sueños y esperanza y sobre la forma de proteger las sonrisas de dos chicas. Por supuesto, ellas no sabían nada sobre el asunto de Gray y Silver, pero algo de ello se arremolinaba en la mente de Hasegawa tras el mensaje de Ako.

«¡Si tan solo Hakase o Chao estuvieran aquí...! ¡No, ¿por qué ese tipo tan engreído y las mujeres relámpago no están aquí?!»

La respuesta era sencilla: sus papeles eran otros.

—¡Chisame-san! —La voz de Negi parecía angelical llegados a ese punto.

—¡Sensei!

Sus manos se detuvieron por un momento, incluso sus ojos se relajaron y un par de lágrimas casi caen por accidente. Negó con todas sus fuerzas y siguió escribiendo.

—Yo... —Se quitaba el abrigo, ahí hacía un calor endemoniado; claro, podía desviarlo con su manipulación de vectores, pero si lo hiciera dejaría de ser un humano funcional cuando no tuviera sus poderes—. Parece que se tienen algo interesante entre manos.

—No nos desconcentres, Accelerator-san —recordaba la vez que la salvó, así que pensaba que era prácticamente inocuo—. Estamos hackeando el mundo.

—¿Uh? —Se asomó a las pantallas—. ¿Hackear el mundo?

El código no era como ninguno que hubiera visto antes. Si tuviera que decir que le recordaba a algo, era a las letras y números aparentemente indescifrables de un programa de edición de audio cuando se abrían los datos con un bloc de notas; alguna vez lo hizo por pura curiosidad. Aun así, eso era ir lejos, ese código de verdad era extraño y colorido.

—Tú, Murakami, ¿qué están haciendo?

—¿¡Eh!? —La mirada del albino la petrificó—. ¡Yo...! ¡Incluso si me lo preguntas...!

Mikoto, Last Order, Qlipha Puzzle y Ruperco se asomaron también. Fate y las chicas de mundo mágico apenas tenían conocimientos de computación, la programación estaba fuera de su alcance; así que ni siquiera lo intentaron.

—Mmm... Parece bastante complejo, ¿no?

—"Eso se parece un poco a la forma en que funciona la red Misaka" dice Misaka mientras Misaka te hace notar con su dedito que tienes un error en esta parte del código.

—¿Eh? —Se fijó bien—. Ah, es verdad... —se quitó los lentes y se recargó en la mesa—. Maldición —susurraba—, esto es más difícil de lo que pensé.

«Debo estar demasiado cansada...»

—A todo esto, Ruperco-san ¿sensei? —ya no estaba segura de como llamarlo—. Kotarou-kun me dijo que Sagitaria entrenaba un día con ustedes y un día con ellos. ¿No estaba con ustedes?

—Ahora que lo dices... —se giró de un lado a otro y no la encontró—. ¿A dónde fue esa cabeza hueca?

Hasegawa Chisame golpeó la mesa y se levantó de golpe.

—¿¡Dijo a dónde iba!?

—No... ¿Por qué tan...? —Los ojos de Ruperco se abrieron grandes como platos—. ¡No me digas que...!

—¡Accelerator, Fate, rápido, debemos ir con Kamijou y Armando!

Esas palabras sonaron al mismo tiempo que el tono de mensajes recibidos de la computadora principal de Chisame. Ella lo abrió de inmediato.

No importa si no podemos salvar a esas dos, destruyan el mundo cuanto antes.

Conciso y sin pelos en la lengua. Era la señal de una crisis.

—¡Maldición, esas retardadas! ¿¡Te lo acaba de enviar!?

Chisame revisó la hora del mensaje. Era de unos dos minutos atrás.

—No, parece que no me había llegado...

El escalofrío que recorrió la espalda de Chisame era como ninguno que había sentido antes. Tal vez sólo fue comparable con la vez que por poco y destruye el pergamino de la magia erebea. Pero esto era distinto: tenía el papel de un despiadado dios programador; no había nada de bueno en eso y mucho menos si le pedían que dejara morir a dos personas.

—¡Entonces no hay tiempo que perder! —Empujó a Chisame y leyó el código—. ¿¡El código principal está aquí!?

—No... —su voz apenas y salía, la respiración le faltaba y su visión se estaba nublando—. Eso es... el respaldo de Frenda...

—¿¡Entonces dónde...!?

Le echó un vistazo a las otras dos.

«¡La mejor es ella!», pensó, al ver la inexpresiva cara de Uiharu.

Pareció mandado a hacer: en ese instante, Uiharu detuvo las manos. Su consciencia apenas volvería a la realidad y notaría lo que estaba pasando. Pero el hombre de ojos color oliva y piel canela no esperó: borró el mundo con una sola tecla.

To aru Majutsu no Kodomo Kyoushi: Imaginary TomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora