Lazos perdidos True_links: Parte 2

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Saten Ruiko despertó y vio un techo de madera que no reconocía. Se encontró con un dolor agudo apenas intentó moverse un poco. Las telas de la cama eran supersuaves, así que se sentía rara con esa sensación en su piel y el dolor dentro de sí.

-¿Qué me...?

El canto de un halcón llegó a sus oídos. Buscar al ave fue doloroso, pero al final sus ojos hicieron contacto.

-¡Es cierto, Nic-! -Se tiró en la cama y comenzó a retorcerse-. ¡Ay, ay, ay! ¿¡Por qué duele tanto!?

-Porque eres idiota -era la voz de un niño-. Ten cuidado, no quiero que te hagas más daño.

Saten permaneció recostada y recibió aquellas duras palabras sin rechistar; ahora que lo veía en retrospectiva, se sentía un poco apenada por la escena.

Nicolle, por otra parte, voló hasta ella y le picó repetidamente la cabeza.

-Maestra, me haces cosquillas -reírse sería un error-. ¡Ah, duele!

Escuchó un suspiro, era la voz de aquel niño. Un poco más mentalizada esta vez, se levantó aguantando el dolor.

El chiquillo usaba una sudadera naranja que claramente era varias tallas más grande que lo que realmente necesitaba; pasaba lo mismo con sus pantalones de mezclilla.

"Aunque sea un niño... parece que dejó el buen camino hace mucho..."

-Puede que me vea de este tamaño, pero eso sólo es un engaño. Mi edad es diecinueve, eso sin contar lo grave.

Esa forma de hablar suya era un problema, pero ahora entendía el asunto de la ropa holgada. Aunque había algo más primordial.

-¿Eres un ESPer?

-No leí tu mente -caminó hasta la cama y puso su dedo en la frente de la chica-, eres expresiva y fácil de leer.

-Entiendo... -vio a las sábanas-. ¡Espera -volvió a levantar el rostro-, esa es otra manera de decirme estúpida, ¿no?!

Armando rio y estiró el brazo. Nicolle voló hasta él en respuesta y cantó de nueva cuenta.

-Estás feliz por ver a Ruiko-chan otra vez, ¿no es así?

El ave volvió a cantar y agitó sus alas.

-¿Puedes entender lo que dice?

El chico negó en silencio.

-Es expresiva y fácil de leer. Me agradan las personas como ustedes...

Sus ojos no estaban acuosos y no tenía nada para sostener lo que pensaba, pero la única palabra con la que podía definir a ese chico era... tristeza.

-¿Cómo te llamas?

-Armando.

-¿Qué...? -¿Era correcto preguntarlo así?-. ¿Quién eres?

Armando suspiró, desamarró la katana de su cintura y la puso sobre la cama. Luego se sentó en ella.

-Pregunta difícil de buenas a primeras... -acarició la cabeza de Nicolle-. Piensa en mí como su hermano o su tío o algún familiar hombre mayor que ella.

Nicolle se subió en la cabeza puntiaguda del chico y comenzó a picar, pero no suavemente como con Saten, esos eran picotazos de furia.

-¿'Ora qué hice yo?

La alumna de la maga de fuego lo vio por un momento y verdaderamente encontró un parecido con la chica. Más que las facciones finas, la piel pálida o esos ojos color Sakura, se parecían en el cabello, la expresión y... su ki.

To aru Majutsu no Kodomo Kyoushi: Imaginary TomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora