To aru Majutsu no Kodomo Kyoushi: Imaginary Tome

Personajes secundarios Linked_Paths: Parte 15

Draft era un mundo océano sin leyes que se encontraba a 40 años luz de Tellus. Prácticamente, todos sus habitantes peleaban y se mataban por los recursos y hasta por botines que no tenían ningún valor. Simplemente, gustaban de enfrentar sus barcos unos con otros.

Pero aquello no siempre fue así. Tiempo atrás, antes de que la Federación se expandiera por la Galaxia, en aquel mundo sólo vivían los Dogón, habitaban las profundidades del mar y siempre fueron muy pacíficos. Ellos eran como tritones y sirenas.

Ahora, los Dogón tenían que librar una batalla con la gente que vivía bajo el sol, en los barcos, para poder subsistir, para no ser masacrados por los piratas.

Entre los Dogón que peleaban contra los piratas, había una mujer que se destacaba entre los demás, no sólo por su fuerza y su capacidad de usar forfor, sino por el barco que usaba. Más que un barco, era como una nave espacial enorme. Su nombre era Mariola, la Caza Piratas.

A pesar de su apodo, Mariola solía utilizar un sombrero pirata y, vamos... ropa que se parecía a la de un pirata. Tampoco acostumbraba bajar a la superficie, pues se había encariñado por completo con la nave que le fue regala por la que ella decía era «su hermana menor». Aparentemente, Mariola llevaba ya bastantes años peleando contra los piratas y, decían las malas lenguas, nunca se lo tomaba en serio porque ella ya se había vuelto una fanática de la piratería. Pelear contra una banda y perder significaba la muerte, pero pelear contra la gente de Mariola y perder era, bueno... más como una atracción turística que se podía intentar, con los recursos suficientes, al menos unas dos veces cada década.

Sí, todo era miel sobre hojuelas para los piratas mientras los Dogón sufrían de su barbarie. Pero aquel día fue diferente.

Una nave negra y enorme bajó desde el espacio. Los aterrizajes de turistas o de personas que llegaban para hacerse piratas no eran raros, pero esa nave... era del tamaño de una maldita ciudad.

Los piratas intentaron de inmediato tomarla, pero los rayos, sistema de defensa automáticos, y los propios tripulantes les dieron la paliza de su vida y hundieron barcos y naves por igual. Los Dogón que presenciaban aquello gritaban de la felicidad.

—¡Pero que haces, Vento! ¡No quiero que este mundo tan divertido se acabe!

Las naves de esas dos parecían gemelas, sólo que la de Mariola era unas veces más pequeña que el V-98-A.

—¡Cállate, idiota, no debes molestar a los civiles! —Sus carcajadas habituales regresaron, esta vez en un cuerpo ligeramente más voluptuoso; tal vez se sentía incómoda siendo algo plana a un lado de sus hermanas—. ¡Soy la heroína de la justicia Vento! ¡Yo protegeré a la gente de los piratas!

La mujer Dogón de cabello azul y escamas brillantes en la cola se echó a llorar amargamente. Su voz aguda y ligeramente gangosa hacían incómodo su llanto; sin embargo, uno de los tripulantes del V-98-A comenzó a sudar.

—¿Qué diablos me pasa...? —Cayó de sentón sobre el suelo del V-98-A—. Me siento caliente... —Literal y figuradamente, ya tenía a su amiguito liso para la guerra.

—Ah, eso debe ser culpa de Mariola —le daba palmaditas en la espalda con esas manos tan terroríficas que tenía—. Hace que los hombres se pongan cachondos con su llanto. Nos ocasionó muchos problemas en el pasado. ¿Quieres una mano con eso?

—Sí... —Le temblaban los labios y sus ojos parecían dar vueltas—. ¡Por favor...!

—¡No, no quiere! —Empujaba a Fiammenta lejos de Ruperco, pero su piel se sentía extraña al tacto, incluso el material de su sudadera, era como más... viscosa—. ¡Sagitaria, hazte cargo de él! ¡Yo callaré a esa tonta mujer provocadora y rompe hogares!