Lazos perdidos True_links: Parte 5

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Dos personas caminaban por las calles de aquella ciudad estudiantil que tanto se parecía a Praga. Aunque eso no era lo más interesante, ciertamente lo mejor de todo era la vista del enorme árbol que se elevaba como el rey del lugar y punto clave de las líneas ley de la zona.

Una era más bien bajita y el otro relativamente alto y corpulento. La pequeña era pelirroja y él tenía una cabellera negra y explosiva atada en una cola de caballo. Sus pieles eran de colores completamente distintos: ella era pálida como la luz de la luna y él, moreno como el chocolate. Tal vez lo único que tenían en común, por lo menos físicamente, era el color de sus ojos, negros como la noche.

-Me gustaría tener el cabello como tú...

-¿Para ir a juego con Nicolle? -Se rio entre dientes-. El encanto de las hermanas es que sean diferentes y se peleen por ello.

-¿Tú no querías ser como tu hermano?

Aquel hombre se cruzó de brazos y ladeó la cabeza.

-No lo sé... Lo admiraba mucho, pero así como querer ser igual que él... Siempre tuvimos personalidades, cuerpos y visiones muy distintas...

-Entiendo...

Los demás peatones pasaban a su lado y los veían con curiosidad, tal vez asombro, a lo mejor hasta envidia. ¿Por qué? Sencillo: era diciembre en el norte de Tokio, la nieve no se había hecho esperar, y la gente apenas y aguantaba con la ropa térmica, pero esos dos no usaban más que playeras delgadas y pantalones como de militar negros.

-Es por aquí, ven...

Ignorando las miradas curiosas, dio vuelta en la esquina y se metió en la primera puerta que halló. Dentro hacía mucho menos frío.

La luz era amarillenta y las mesas de madera tenían espacio como para ocho personas cada una. Los adornos navideños en las paredes hacían más clara la fecha que era.

-Bienvenidos -una camarera en traje de Santa Claus saltó a su encuentro-. Disculpen, tenemos una reunión de un grupo bastante ruidoso, en caso de que no les guste, pod...

Él puso su mano frente a ella para decirle que estaba bien.

Los gritos de júbilo y festejo se escuchaban hasta la puerta. En su mayoría eran gritos de mujeres, chicas jóvenes para ser más precisos.

-Ya casi es Navidad, señorita, estaría decepcionado si no hubiera ese ambiente al menos.

La camarera quedó en blanco, pero se forzó a sonreír rápidamente.

-¿En serio? -Realmente no le importaba-. Entonces, por aquí...

Señaló hacia dentro; él asintió y la siguió sin decir cosa alguna. Entonces pudo ver al grupo ruidoso.

-¡Vamos, Nodoka, bebe!

-¡Haruna, esp-!

-¡Hey, Paru, Honnya-chan se está poniendo morada, detente!

-¡Ka ka ka ka! -Era una risa peculiar-. ¡Ése es el espíritu, sigan así, mocosas idiotas!

Muchos otros comentarios y gritos salían de las bocas de esas señoritas. Eran como quince, pero tomando en cuenta que Fate, Kotarou y Negi también estaban, parecía un grupo casi al completo.

-Aquí está bien, señorita -señaló a una mesa solitaria con una persona-, me están esperando por allá.

La camarera le dio un vistazo a la niña que iba con ese sujeto, luego a la mujer sentada sola en la mesa, por último lo vio a él de nuevo.

-Es mucha pieza para ti, más si traes a tu hija -estaba demasiado seria para que fuera una broma-. Si te retiras ahora, podrías evitar un episodio trágico.

To aru Majutsu no Kodomo Kyoushi: Imaginary TomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora