Lunes, estoy terminando de arreglarme para ir a trabajar, después de que Evan me dejó en mi casa ayer, no volví a saber nada de él, ni siquiera me llamó el muy idiota, pero no me importa, fue una noche de diversión se acabó y la vida sigue, aunque no dejo de pensar en él, pero no lo llamaré, tocaron a mi puerta.
–Adelante. – entró mi secretaria con un enorme ramo de rosas rojas, lo miré por el rabillo de el ojo, era precioso, aparenté como si no me hubiera importado
–Llegaron estas rosas para usted señorita Adams.
–Póngalas en la mesita por favor. – las puso en la mesita y salió, apenas cerró la puerta me levanté corriendo a ver de quien venían, tenía una tarjeta pequeña, la tomé y la abrí, la iba a leer cuando escuché.
–Lo siento… – Evan, miré la puerta y estaba recargado con los brazos cruzados, venía de traje como siempre, dejé la tarjeta y rodeé los ojos, volví a sentarme en mi escritorio.
–¿Qué haces aquí?
–Vine a verte.
–¿Quién te dejó entrar a mi oficina? ¿y a qué hora lo hiciste?
–Acabo de entrar detrás de tu secretaria.
–¿Cuánto te costó coquetearle para que te dejara entrar?
–Alisa por favor, vine a disculparme.
–¿Y por qué tendrías que hacerlo?
–¿Será porque estás molesta?
–Yo no estoy molesta. – lo ignoré y seguí en mis asuntos, aunque con él ahí, no podía trabajar, se veía tan sexy, Dios, ayúdame.
–Alisa…
–Evan, estoy intentando trabajar y no me dejas.
–Y yo estoy intentando hablar y no me dejas.
–Nadie te está tapando la boca para que no hables.
–Maldita sea, contigo no se puede fiera.
–Ve aprendiendo eso. – crucé mis manos en mi pecho y me levanté, traía unos pantalones acampanados color blancos, tacones negros, un bralette color negro de encaje y mi saco blanco, me quité el saco y lo puse en el respaldo de mi silla, Evan me miró atentamente, había pintado mis labios rojos, me acerqué a él a paso lento pero seguro. – Puedes llevarte tus rosas y dáselas a la secretaria.
–¿Estás armándome una escena de celos?
–No cariño, yo no celo algo que no es mío. – me giré y le di la espalda, cuando iba a dar un paso, me tomó de la cintura y me jaló a él pegándome a su pecho, sus manos acariciaron mis curvas.
–¿No soy tuyo? Quieres que te recuerde lo que hicimos el sábado por la noche.
–Tengo memoria a corto plazo.
–No te preocupes, yo tengo buena memoria, te tuve entre mis brazos completamente mojada y tu cuerpo desnudo, acaricié y probé cada parte de ti – cerré los ojos cuando sentí su respiración en mi hombro y dejó un beso mojado en el – gemiste mi nombre tantas veces como pudiste y te di el mejor orgasmo de tu vida.
–En la misma cama donde te has cogido a otras. – me separé de él y caminé tratando de guardar compostura.
–Eres la única mujer que ha entrado a mi habitación y hemos tenido sexo en mi cama.
–Ni tú crees eso.
–Es la verdad, ninguna ha pisado mi apartamento, mucho menos mi cama, para eso existen los moteles querida. – reí.
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NUESTRO PEQUEÑO SECRETO
RomanceTercer libro de la saga "Pequeños" Alisa Adams una mujer hermosa, exitosa e inteligente, está cansada de ser la hija perfecta, la que sigue reglas, la responsable, la hija ejemplo, la que vive con miedo de decepcionar a los que ama. Por primera vez...