CAPÍTULO 26

7.7K 473 12
                                    

Pasó una semana desde que comenzamos a intentar tener un hijo, no me he sentido mal, aún estoy bien, iré a visitar a Evan a su empresa, me subí al auto y conduje a su empresa, apenas llegué, me dejaron entrar, fui directamente a la oficina de mi novio, toqué la puerta.

–Adelante. – entré y Evan siguió concentrado en sus papeles.

–¿No me piensa saludar señor? – levantó el rostro y me sonrió, se puso de pie y se acercó a mí.

–Hola hermosa.

–Hola cariño.

–¿Cómo estás?

–Bien, gracias.

–¿Alguna señal? – puso su mano en mi vientre y negué con la cabeza – Es que es muy pronto, apenas es una semana.

–Lo sé, cada vez me pongo más nerviosa.

–Estoy seguro de que quedarás embarazada, lo hemos estado intentando toda la semana y lo intentaremos todos los días que sean necesarios, pero cumpliremos nuestro sueño.

–Te amo tanto Evan.

–Yo te amo más, compré algo, quería esperar hasta que estemos seguros de que estés embarazada, pero estoy tan emocionado que no podré esperar.

–¿De qué hablas?

–Compré algo para nuestro bebé.
–¿Qué compraste?

Sonrió y se acercó a los cajones y tomó una cajita pequeña, se acercó a mí nuevamente y me la dio.

–Ábrela. – tomé la caja entre mis manos y la destapé, dentro de ella había un par de zapatitos blancos, de bebé, eran tan pequeños y preciosos, sonreí y mis ojos se llenaron de lágrimas, Evan sonrió. – ¿Te gustaron?

–Mucho. – lloré de felicidad, Evan me abrazó y limpió mis lágrimas, sonreímos, me separé después de unos segundos y limpié mis lágrimas, Evan besó la punta de mi nariz y me reí.

–¿Qué quieres hacer hoy? – preguntó.

–No lo sé ¿alguna idea? – lo besé suavemente.

–Eso lo dejaremos para más tarde querida, hoy es viernes y no dejaré que te escapes de mí.

–Yo tampoco quiero escapar de ti.

–Tengo una idea.

–¿Cuál?

–Nuestro hijo necesitará una cuna, una silla, una mecedora, porta bebé, andadera, juguetes, ropa…

–¿A dónde vas con esto?

–¿Y si vamos a comprarlo?

–Mi amor, aún no estoy embarazada.

–Pero lo estarás mi cielo y necesitamos estar listos para todo.

–Evan…

–Anda Alisa, vamos a comprar todo lo necesario, cuando estés embarazada se te hará más difícil porque te cansarás más rápido, ahora podemos ir y tener todo listo para cuando sea el momento de que estés embarazada, si no quieres, no compramos nada, pero hay que ver los muebles y todo. – sonreí al ver su emoción.

–Está bien cariño, vamos a ver los muebles.

–Genial. – me besó apasionadamente y me reí. – Vamos ya.

–¿No necesitas hacer nada?

–No, ya terminé.

–Está bien.

Evan me besó suavemente, se puso el saco y salimos de la oficina con nuestras manos entrelazadas, nos subimos al elevador y bajamos directamente a el estacionamiento, fuimos al auto y Evan abrió la puerta para mí.

–Gracias guapo caballero.

–No hay de que hermosa dama. – me besó y me ayudó a subir, cerró la puerta y rodeó el auto para subirse, una vez arriba arrancó a el centro comercial.

–Mi amor…

–Dime cariño.

–¿No nos estamos precipitando mucho?

–¿Con qué?

–Al hacernos emociones comprando muebles y cosas de bebé.

–¿Por qué dices eso mi amor?

–¿Qué tal si no podemos cumplir nuestro sueño?

–Estoy seguro de que lo lograremos.

–Pero…

–Amor, tienes que relajarte, la relajación ayuda mucho para poder embarazarse, tú no te preocupes que todo saldrá bien.

Asentí y siguió conduciendo, cuando llegamos, bajamos de el auto y fuimos a una tienda de bebés, entramos y apenas estuvimos adentro miré a todos lados, todo era tan hermoso y pequeño que tenía ganas de comprarlo todo, sonreí.

–¿Te gusta? – preguntó Evan.

–Me encanta, gracias por traerme y haber venido conmigo.

–Estaré siempre contigo mi amor ¿Quieres que llevemos un carrito de compras por si acaso queremos comprar algo? – asentí, estaba segura de que terminaríamos por comprar cosas.

Apenas comenzamos a caminar miré un vestido precioso, era pequeño, me gustaría tener una niña, al lado estaba un traje de vestir de niño, era precioso, también quería un niño, los tomé y los miré.

–Mi amor, ¿te imaginas a nuestros hijos con estos trajes? – le dije a Evan y sonrió.

–Se verían hermosos como su mamá.

–Como su papá querrás decir. – Evan me abrazó y nos reímos.

–¿Podemos comprarlos? – le pregunté mirándolo.

–Todo lo que quieras cariño.

–Solo compraremos esto de ropa, no quiero guardar mucha ropa aún.

–Está bien, entonces cambiemos de pasillo antes de que compremos la sección completa. – reí, Evan tomó el carrito, puse los dos trajes ahí y después seguimos caminando, llegamos al apartado de juguetes, Evan miró un peluche de león tierno, lo tomó. – mira este león cariño.

–Es muy tierno.

–Apuesto a que a nuestro hijo le encantará. – sonreí con su emoción, solo deseaba poder cumplir nuestro sueño.

–Estoy segura de eso.

–Por eso lo compraremos. – me reí.
Seguimos caminando, Evan terminó poniendo cobijas y almohadas en el carrito, biberones, chupones, juguetes, yo puse varias figuras para decorar una habitación para nuestro futuro bebé, después de caminar por horas, llegamos a la última sección, la de los muebles, había varias cunas, con diferentes estilos, de diferentes colores, las vimos, ninguna me llamó la atención y ya cuando iba a girar me para caminar a otro lado, miré una, era grande, color blanca, era sencilla, no tenía nada extravagante, era de madera pura, era preciosa.

–Mi amor. – dije.

–¿Qué pasa cariño?

–Mira esa. – apunté a la cuna, caminé rápidamente hasta ella, Evan me siguió, me acerqué y la observé con más detalle, era preciosa.

–Es linda ¿te gusta?

–Me encanta, pero no creo que sea bueno comprarla ahora.

–Tonterías ¿te gusta la cuna?

–La amo Evan, pero no deberíamos.

–Sí te gusta, la compraremos, un día dormirá en ella nuestro hijo o hija.

–Pero…

–No hay peros mi amor.

Llamó a una de las trabajadoras que estaban ahí y pidió la cuna, se encargo de arreglar todo para que la llevaran a su apartamento, seguimos caminando y llegamos a donde había más muebles de bebé, Evan terminó comprando cajoneras y los demás muebles para acomodar la habitación, un porta bebé porque se iba a necesitar y la silla para comer, demasiados muebles y juguetes, estábamos muy emocionados, solo con vernos podían descubrirlo.

–¿Crees que debamos comprar la andadera? – preguntó Evan.

–No lo creo, para eso es demasiado pronto mi amor, aún no sabemos si estoy embarazada.

–Está bien, supongo que por esa volveremos en unas semanas. – me reí y sonrió, se acercó a mí y me besó suavemente – nunca me había emocionado tanto por ser papá.

–Te ves demasiado lindo emocionado por un bebé.

–¿Y tú no estás emocionada?

–Claro que lo estoy, demasiado diría yo.

–Se te nota, tus ojitos brillan cuando piensas en bebés.

–¿Ya terminamos de comprar todo?

–Ya.

–Bueno señor, tengo una idea.

–¿Cuál?

–Vamos a comer algo, ya es tarde.

–Vamos cariño, solo hay que llevar las bolsas al auto.

–Sí.

Evan no me dejó cargar ninguna bolsa, quería ayudarlo, pero el señor dijo que podía él solo y no me preocupara, llevamos las bolsas al auto y después volvimos al centro comercial, después buscar entre tantas opciones, terminamos comiendo pizza, la verdad no me molesta para nada, puedo comer pizza siempre y me sigue gustando igual.

–Comenzaré a preparar tu parte de el armario. – dijo Evan y sonreí.

–Mi amor, eso es hasta que estemos seguros.

–Yo estoy seguro de que te embaracé en la primera. – me reí.

–¿Y cómo estás tan seguro?

–Mi corazón de padre me lo dice. – sonreí y acaricié su mejilla.

–Te amo tanto Evan, gracias por haber entrado a mi vida.

–Yo te amo mucho más, gracias a ti por haberme dado la cachetada. – me reí.

–Es una forma épica para conocer al amor de tu vida, una cachetada.

–Cuando nuestros hijos nos pregunten como nos conocimos les diré que fue por una cachetada.

–Evan. – me quejé.

–¿Qué? No les mentiré, debemos enseñarlos a hablar con la verdad.

–Sí, pero esa historia puede esperar hasta que estén grandes.

–No, suficiente mentira va a ser que la cigüeña los trajo a la puerta de la casa. – reí.

–Eres increíble.

–Y tú eres hermosa y sexy.

–Lo dice el futuro papá más sexy de el mundo.

–¿Te parezco sexy cariño?

Tomé su mano y la llevé a mi entrepierna húmeda, tenía vestido, así que fue mucho más fácil que su mano pudiera entrar.

–¿Esto confirma tu pregunta?

–La confirma, afirma y reafirma. – reí, Evan dejó su mano bajó mi vestido y comenzó a acariciar mi entrepierna suavemente.

–Evan, estamos en un lugar público.

–Entonces acaba tu comida y larguémonos de aquí, porque no sabes cuantas ganas tengo hoy de hacerte el amor.

–¿Sin control? – sonreí

–Sin control. – terminamos de comer y nos fuimos para terminar nuestros asuntos que apenas habían comenzado.

AHHHHHHHHHHH ME DERRITO DE AMOOOOOORRRRRR, LOS AMOOOOOO!!!!!!

NUESTRO PEQUEÑO SECRETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora