CAPÍTULO 43

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Evan condujo hasta su apartamento, ya me sentía un poco mejor, más tranquila, odio los sueños y más de este tipo.

–¿Te sientes mejor mi amor?

–Sí cariño, lo lamento.

–¿Por qué?

–Por haberte despertado y haberte hecho venir a estas horas.

–Está bien mi amor, tranquila, te dije que estaría para ti a cualquier hora.

–Te amo.

–Yo los amo más.

Evan condujo hasta que llegamos a su apartamento, entramos y Evan me abrazó, depositó un beso en mi sien.

–Vamos a que descansen mi cielo. – asentí y fuimos a la habitación, me quité la sudadera y me acosté en la cama, Evan se desvistió y se acostó a mi lado, me abrazó y besó mi mejilla. – Todo está bien mi cielo, descansa un rato.

–No me vayas a dejar sola Evan.

–No lo haré mi amor, me quedaré contigo hasta que despiertes.

Pegué mi cuerpo al suyo y enredé mis piernas en las suyas, lentamente me fui quedando dormida. Sentí claridad en el rostro y abrí mis ojos suavemente, Evan estaba despierto, cuando me vio, sonrió y besó mi frente suavemente.

–Buenos días hermosa.

–Buenos días cariño.

–¿Cómo te sientes?

–Mejor, más tranquila, gracias.

–No tienes que agradecerme mi amor, llámame siempre que me necesites. – le sonreí y me besó suavemente, me pegué más a su cuerpo.

–¿Irás a trabajar hoy?

–No, hoy me quedaré a consentir a mi novia y a nuestro bebé.

–No es necesario mi amor.

–Sí lo es mi amor y no te preocupes en ir a trabajar, ya le avisé a tu papá.

–Te amo tanto mi amor. – tomé su rostro con mis manos, acerqué mi rostro al suyo y recargué mi frente en la suya – si algo te pasa yo… – lágrimas corrieron por mis mejillas.

–Tranquila mi amor, todo está bien, solo fue un sueño mi cielo.

–Pero…ya había pasado…y no quiero que pase nuevamente – sorbí mi nariz.

–No pasará mi amor, te prometo que conduciré con mucho cuidado.

–¿Prometes que no usarás tu celular cuando conduces?

–Lo prometo, pero ya no te pongas así mi amor, no me gusta verte así, esto no le hace bien al bebé. – acarició mi vientre suavemente y traté de relajarme un poco, Evan me abrazó hasta que dejé de llorar. – ¿Ya tienes hambre?

–Un poco.

–¿Qué quieres desayunar?

–Yogurt con muchas frutas, granola y miel y lechera. – le sonreí.

–Entonces iré a prepararte el desayuno.

–Yo voy contigo. – me sonrió, nos levantamos de la cama y salimos a la cocina, ayudé a Evan a picar la fruta para los dos, él desayunaría lo mismo que yo. – mi amor, ya no quiero separarme de ti. – me miró sonriendo.

–Eso quiere decir que… – que me mudaría con él, asentí y sonrió, se acercó y me besó apasionadamente, terminamos el beso y besó varias veces mis mejillas haciendome reír.

–Te amo Evan.

–Yo mucho más mi amor, eso quiere decir que hoy hablaremos con tu papá. – asentí, tenía un poco de miedo, estoy segura de que no reaccionará nada bien.

–Es lo mejor.

–Todo estará bien mi amor. – besó mi frente.

–Es mejor enfrentar los problemas ¿cierto? – lo miré.

–Cierto y no te preocupes, yo estaré contigo.

–Gracias. – acarició mi mejilla, lo ayudé con el yogurt y nos sentamos a desayunar juntos, no tenía mis vitaminas, me olvidé por completo de ellas. – Mierda.

–¿Qué pasa?

–Mis vitaminas.

–No te preocupes, aquí tengo. – se levantó y abrió la puerta de el gabinete de la cocina y sacó las vitaminas y el ácido fólico.

–¿Por qué tienes vitaminas aquí?

–Quería estar preparado. – tomó una pastilla de cada una y sirvió un vaso de agua, se acercó y me las dio junto al vaso de agua, tomé mis vitaminas y besó mi frente, le sonreí.

–¿Siempre estás igual de preparado?

–Como comprenderás, mi trabajo no me permite que se escape ningún detalle, por más pequeño que sea. – continué desayunando y pensando lo que pasaría hoy, suspiré – ¿Qué pasa mi cielo? – Evan levantó mi barbilla para que lo viera.

–Solo espero que después de soltar la bomba no se desate la guerra.

–Mi amor, tienes que estar tranquila o no hablaremos con tu papá.

–Trataré de estarlo, debo preparar mis maletas.

–Cuando terminemos de desayunar vamos a tu casa y mientras tu papá está trabajando, hacemos tus maletas para tener todo listo. – asentí y seguimos desayunando, apenas terminamos fuimos a ducharnos y vestirnos para ir a casa de mis padres.

Abrí la puerta de la casa y mamá salió de la cocina, se acercó a nosotros con una sonrisa cálida como siempre.

–Hola, me alegro de que hayan venido ¿cómo te sientes cariño?

–Estoy bien mami, no te preocupes. – le sonreí.

–Ahora acabo de comprobar que tú – dijo mirando a Evan – eres su medicina. – nos reímos – en serio, cada que te ve, se le olvida todo.

–Me alaga escuchar eso. – dijo Evan riéndose.

–¿Y qué los trae por aquí tan temprano?

–Evan y yo hablamos y acabamos de decidir que lo mejor es que ya nos mudemos juntos. – mamá sonrió tristemente.

–Lo comprendo, llegó el día más temido. – me abrazó y soltó unas lágrimas, me entró el sentimiento y comencé a llorar, iba a dejar la casa en la que había vivido toda mi vida, en la que había crecido, de la cual tengo tantos hermosos recuerdos, mamá se separó de mí y limpió mis lágrimas – No llorar más pequeña, es el momento de volar para iniciar su propio nido – tomó mi mano y la mano de Evan, las unió y nos sonrió – ahora ustedes iniciarán su nueva familia, sean felices, siempre va a haber peleas y deben buscar la forma de arreglarlas, disfruten cada momento de el embarazo juntos, disfruten a sus hijos, nunca olviden que la familia es lo más importante y un último consejo, nunca dejen de amarse, el amor es el sentimiento más lindo de el mundo y todos merecemos ser amados, siempre traten de mantener encendida la llama de el amor y les aseguro que serán muy felices.

–Gracias. – dijo Evan.

–Gracias a ti por amar y hacer tan feliz a mi hija, te llevas a la niña de la casa. – sonrió Evan y mamá nos abrazó, yo no podía parar de llorar, Evan me abrazó y besó mi frente, me quedé abrazada a él hasta que terminé de llorar.

–Los dejo para que puedan hacer lo que deben hacer.

Subimos a la habitación y entré a mi armario, saqué mis maletas, Evan me ayudó a ponerlas en la cama, comenzamos a guardar la ropa en ellas, la nostalgia me golpeó cuando estaba guardando la ropa en la maleta, mi habitación, la que había sido mi habitación desde pequeña, miré las paredes, el techo, mis muebles, y sonreí con tristeza, iba a dejar mi casa, iba a comenzar una nueva vida con Evan y con nuestro hijo, pero no podía evitar sentirme triste, las lágrimas corrieron por mis mejillas de forma incontrolable y Evan se acercó a abrazarme.

–Mi cielo, no llores.

–Es que estoy feliz, pero estoy triste al mismo tiempo.

–Lo sé cariño, sé lo que se siente dejar tu casa, la casa donde creciste y viviste con tu familia por años. – sollocé, Evan me cargó a la cama y me abrazó, me consoló por un poco más de media hora, después seguimos metiendo la ropa, estaba por cerrar una maleta cuando me golpearon las náuseas, hice una mueca y las ganas de vomitar se hicieron presentes, cubrí mi boca con mi mano y corrí al baño, comencé a vomitar en la taza, Evan corrió detrás de mí y tomó mi cabello con una mano, mientras con la otra acarició mi espalda suavemente, así hasta que dejé de vomitar. – ¿Estás bien?

–Sí, solo son las nauseas, no te preocupes.

–Vamos a que te recuestes un poco. – me ayudó a ponerme de pie y me acerqué al lavamanos, enjuagué mi boca y salimos a la habitación, me acosté en la cama y Evan se sentó a mi lado, introdujo su mano por debajo de mi camisa y comenzó a acariciar mi vientre. – ¿Quieres algo?

–No gracias mi amor, estoy bien, mejor hay que seguir. – iba a levantarme, pero Evan me lo prohibió.

–No señorita, descansa un rato, yo me encargo de lo que falta.

–Mi amor.

–Solo recuéstate unos minutos, es lo único que te pido.

–Está bien mi amor.

Besó mis labios suavemente y continuó guardando mi ropa, él solo terminó dos maletas en menos tiempo de lo que podríamos hacerlo juntos, cuando me sentí mejor Evan ya había terminado con mi ropa, comencé a acomodar mis otras pertenencias, Evan estaba llevando las maletas a la camioneta mientras yo terminaba de empacar lo que faltaba, cuando terminamos, estaba exhausta, me acosté en la cama y escuché.

–¿Qué estás haciendo con las maletas de Alisa? – dijo mi papá, salí de mi habitación y bajé las escaleras.

–Papá, necesitamos hablar contigo. – Mamá salió de la cocina, Evan dejó la maleta y todos fuimos a la sala, mamá se sentó al lado de papá, Evan y yo nos sentamos frente a ellos.

–Su hija y yo nos mudaremos juntos. – dijo Evan de golpe y papá me miró.

–Esto es una broma de muy mal gusto.

–Lo que dice Evan es cierto papá.

–Ustedes no necesitan mudarse, además es muy pronto para eso.

–Papá, Evan y yo nos amamos y estamos listos para el siguiente paso.

–No, no y no, con una mierda, no se mudarán juntos.

–Con todo respeto señor, pero su hija ya es lo suficientemente grande para tomar sus propias decisiones.

–No me importa si está grande o si está chiquita, es lo mismo, no permitiré que le desgracie la vida y después ella vuelva sufriendo por usted.

–Yo jamás lastimaría a su hija, una vez se lo dije y lo volveré a repetir, la amo y por hacerla feliz haría hasta lo imposible.

–A mí hija puede endulzarle el oído con palabras bonitas, pero a mí no me convence, yo sé como son los de su tipo.

–Y volvemos con los de mi tipo. – se rió Evan – usted es de mi tipo y lo sabe mejor que nadie. – papá se quedó callado – cuando quiera insultar a alguien, asegúrese de que usted no pueda ser insultado con su propio insulto.

–No vengas a darme consejos de vida, les dije que no se mudarán juntos y no lo harán. – mi corazón latía a mil por hora, tomé la mano de Evan y la apreté un poco, él me miró y acarició mi espalda suavemente.

–La decisión ya está tomada señor, no hay vuelta atrás.

–¿Acaso no escucha? Dije que no se irá de aquí y punto final.

–Y yo le dije que la decisión no es suya, es de su hija. – papá iba a contestar, pero era mi momento de hablar.

–Papá, estoy embarazada.

–¿Qué? – me miró atentamente. – lo único que me faltaba, embarazó a mi hija, estaba seguro de que eso pasaría, me lo esperaba de este señor – miró a Evan con coraje – pero de ti no, creí que eras más inteligente, que tendrías cuidado, que te cuidarías de este hombre, se aprovecho de tu inocencia.

–Logan. – lo reprendió mamá.

–Es la verdad, este hombre le desgració la vida a mi hija.

Y la bomba explotó, Logan no está muy contento con la noticia...

NUESTRO PEQUEÑO SECRETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora