EPÍLOGO

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Cinco años después…

Cinco años pasaron desde el nacimiento de James, Evan y yo tenemos tres años de casados y cuatro pequeños, así es, James tuvo tres hermanitos más James tiene cinco años, Jordan cuatro y Jayden tres, Jayden tiene una melliza, Jade, la princesita de la casa, los cuatro se parecen demasiado, son tan hermosos, tienen mucho parecido con su papá. La empresa está mejor que nunca, Evan está haciendo un gran trabajo como siempre, yo he publicado seis libros y se han vendido demasiado bien, me ha ido muy bien desde que comencé a perseguir mi sueño, estoy escribiendo en el jardín mientras cuido a los niños que juegan fútbol, pasión compartida con su papá, su tío y su primita, Emily los enseñó a jugar a todos, el equipo Hoult, ya tiene siete jugadores, solo le faltan cuatro más, quizá Ellie pueda terminar de completarlo.

–¡Mamá! – gritaron mis cuatro pequeños

–¿Qué pasa mis amores?

–Necesitamos ayuda, la pelota se atasco en el árbol.  – miraron el árbol y ahí estaba la pelota, me puse de pie y me acerqué, me puse de puntillas para alcanzarlo, pero no pude, justamente sentí que me cargaron, miré a mi guapo esposo que me sonrió, tomé la pelota y me bajó al suelo, le di un beso en los labios.

–Wuacala. – exclamaron los cuatro pequeños.

–Vine a avisarles que ya está la comida. – Evan nos había sacado de la casa porque estaba preparando una sorpresa.

–Vamos, pequeños, a lavarse las manos.

–Pero aún no terminamos de jugar… – dijo Jordan.

–Sí mami, aún no termino de ganarles. – dijo Jade.

–Ya quisieras minion – le dijo James a su hermana, ella le arrugó la nariz y le sacó la lengua.

–Mamá, Jade le saco la lengua a James porque James le dijo minion a Jade. – dijo Jayden.

–Niños. – dijo Evan.

–Está bien. – dijeron y se fueron rendidos a lavarse las manos, uno tras otro, de el mayor al menor, me reí sin que me vieran y Evan me abrazó por la cintura.

–Señora Hoult, se ve muy sexy hoy.

–¿Eso crees? – puse mis manos alrededor de su cuello.

–No lo creo querida, eso lo sé, creo que papi y mami deben tener una charla de adultos.

–¿Y qué me va a hacer durante la charla? Perdón, decir. – mordí su labio inferior y lo estiré un poco.

–Pues te puedo hacer y decir al mismo tiempo. – me acerqué a su oído.

–Estoy completamente mojada. – le susurré y jadeó haciendo que el calor subiera.

–Déjame ver – nos metimos al cuarto de servicio y puso seguro a la puerta, desabrochó mi pantalón e introdujo su mano a mí entrepierna mojada, apenas sentí sus dedos sobre ella gemí. – mierda Alisa, eres tan sexy mujer, tan caliente. – me besó desesperadamente, tomó mis manos y me pegó contra la pared, desató los botones de mi camisa dejándola abierta, abrió mis piernas y clavo su rodilla contra mi entrepierna, gemí y me retorcí de placer.

–Mierda, no tengo condón.

–No lo necesitamos.

–Pero ¿y si te embarazo?

–Eso ya no puede pasar.

–¿Por?

–En este cuarto de servicio estamos encerrados tres personas.

–¿De qué hablas? – me miró confuso.

–¿Recuerdas la última visita de los niños a sus abuelos?

NUESTRO PEQUEÑO SECRETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora