Se fue el señor dejándonos solos a Evan y a mí, Evan me abrazó por la cintura y recargué mi cabeza en su pecho.
–Te ves preciosa mi amor ¿Cómo te sientes?
–Estoy bien, solo me duele un poco la espalda por estar sentada durante tanto tiempo.
–Pobrecita de mi pequeña. – frotó mi espalda suavemente, lo besé y sonrió.
–Vamos a mi oficina.
Lo tomé de la mano y fuimos a mi oficina, entramos y nos sentamos en la sala, me acerqué a Evan, quien me abrazó por la espalda con un brazo y con su otra mano comenzó a acariciar mi vientre.
–¿Cómo se ha portado el bebé hoy?
–Muy bien, se emocionó mucho cuando te vimos en la oficina ¿por qué no me dijiste?
–Era sorpresa.
–Y vaya sorpresa, creí que me quedaría dormida ahí.
–Descansa si tienes sueño mi amor.
–Estoy bien.
Me acosté en el sillón y Evan hizo lo mismo dejando su cabeza sobre mi vientre y me miró con una sonrisa.
–Hola pequeñín, soy papi, sabes, te extraño demasiado, ya quiero que sea el momento de hablar porque ya no puedo más, sí, yo sé que tú también me extrañas, pero no te preocupes muy pronto estaremos juntos los tres en nuestro hogar, el hogar donde vas a crecer.
Siguió hablando con el bebé durante un largo rato, ya era hora de irnos, tomé mis cosas y salimos de la empresa, fuimos al estacionamiento y caminamos, llegamos hasta una camioneta SUV familiar, era nueva, era color negro, estaba preciosa.
–Bienvenida a su carruaje Venus.
–Evan ¿y esta camioneta?
–La compré para nuestra nueva vida en pareja con nuestro bebé.
–Mi amor, no era necesario.
–Sí lo era cariño, quiero que estés cómoda y cuando nuestro pequeño crezca – se inclinó a besar mi vientre – cambiaré el cinturón de seguridad para que no te ajuste ni te vaya a lastimar la barriguita, tu parte de el armario está lista para que pongas las cosas y me está dando curiosidad abrir la cuna y armarla pero aún no es momento. – reí.
–Todo a su tiempo mi amor, por lo pronto comenzaré a hacer las maletas.
–Cuando tengas listas las primeras, puedo llevarlas al apartamento.
–Está bien mi amor. – tomé su rostro entre mis manos y lo besé apasionadamente.
–Eres tan hermosa, sexy, caliente, eres adictiva cariño.
–Que puedo decir de ti cariño, no te imaginas todo lo que pensé cuando te vi entrar a la oficina.
Abrí la puerta de atrás de la camioneta y entré, me senté en los asientos y abrí las piernas, tenía una falda puesta y no tenía bragas, le mostré todo y entró a la camioneta, cerró la puerta detrás de él.
–¿No tenías bragas en la sala de juntas? – negué con la cabeza.
–Ni bragas, ni sostén – desabroché mi blazer dejando ver todo mi torso desnudo, pues no tenía sostén, ni camisa.
–¿Todo este tiempo estuviste sin ropa interior? – asentí.
–¿Te molesta que me haya paseado por ahí a punto de enseñar todo?
Se posicionó sobre mí y besó mi cuello suavemente, presionó mi entrepierna con su rodilla haciendo que mi cuerpo se retorciera de dolor y placer.
–¿Sabes qué me molesta más?
–¿Qué? – le dije entre gemidos.
–Que no me hayas dicho que pude haberte tocado sin ningún impedimento.
–¿Y eso te enoja? – moví mi cadera contra su rodilla.
–No solo me enoja, me pone furioso.
–¿Y qué me vas a hacer?
–No te lo diré querida, eso lo vas a sentir.
–Me encanta esa idea.
–Quítate el blazer.
–Quítamelo tú. – pasé mi lengua de forma sexy por mis dientes y gruñó, me quitó el blazer y desató su corbata, se la quitó y le extendí las manos, mi entrepierna estaba completamente húmeda, él me tomó de la cintura y me giró de espaldas, puso mis manos atrás y las amarró, esto cada vez me calentaba más, iba a alcanzar mi orgasmo demasiado rápido, sus manos rozaron mi cintura suavemente y bajó por mi trasero, después fue a mi vientre, subió a través de mi estómago y llegó a mis senos, les dio un apretón robándome un gemido, sus manos comenzaron a jugar con mis pezones, dolían un poco, pero el placer era mayor.
–Ah…ah…ah…Evan… – mordí mi labio inferior fuertemente.
Evan me quitó la falda, desabrochó su cinturón y bajó su pantalón, hizo lo mismo con su ropa interior, sentí su lengua lamer desde mi entrepierna, hasta llegar a mi espalda baja, mis piernas temblaron y gemí, cerré los ojos.
–Abre las piernas para mí cariño.
–¿Y si no quiero?
–Mi amor, es claro que quieres hacerlo. – susurró en mi oído y una corriente eléctrica bajó por toda mi columna.
–Tendrás que ganártelo.
–No querida, yo no necesito ganármelo, tú sola lo harás.
–Tengo más control que tú Hoult.
Rozó su miembro con mi trasero y gemí, una de sus manos bajó a mi entrepierna y le dio un apretón haciéndome gemir.
–¿Estás segura de que no quieres abrirlas?
–No, aun no te lo ganas.
Sus manos acariciaron mi trasero, rozó suavemente mis piernas, comenzó a subir a mí entrepierna y mis piernas comenzaban a separarse poco a poco sin poder controlarlas, tocó mi entrepierna y gemí, maldita sea, esto estaba quemándome, no soportaría mucho, sentí su dedo jugar con mi entrepierna y gemí, mis piernas se aflojaron más y cuando intenté cerrarlas Evan introdujo un dedo a mi entrepierna y grité de placer, su otra mano masajeo uno de mis pezones.
–Mierda Evan…ah…ah…ah.
–¿Seguirás de terca?
Intenté apretar las piernas, pero lo único que logré fue abrirlas más, los labios de mi entrepierna estaban hinchados y dolía no sentirlo dentro, esto estaba matándome, lo necesitaba.
–Maldita sea Evan…ah…ah…cógeme duro…
–Abre las piernas.
No puse ninguna oposición, Evan me tomó de la cintura y me penetró de un golpeé, grité de placer, empujé mi trasero contra él, Evan comenzó a moverse, adentro, afuera, adentro y afuera, yo solo podía gemir y decir vulgaridades.
–Más duro Evan…jódeme más duro…ah…ah
Comenzó a moverse más rápido y con más fuerza, una de sus manos me tomó de la nuca y comenzó a seguir con sus embestidas salvajes.
–Ah…ah…así…así…ah…mmhmm…
Evan continuó moviéndose, alcancé mi orgasmo, mi cuerpo se contrajo mandando corrientes de placer por todo mi cuerpo.
–Oh Evan…
Salió de mi interior suavemente y desató mis manos, se tiró a mi lado y me besó suavemente, nos quedamos mirando al techo, me había sentido tan bien, que comencé a reír, Evan me miró y se rió, recosté mi cabeza en su hombro y me abrazó.
–¿Cómo se sienten?
–Estamos bien.
–¿Tienes hambre?
–No gracias, comí suficientes galletas.
–Iremos a mi apartamento a que descanses un rato y después iremos a casa de mis padres.
–Mi amor, estoy bien, no debes preocuparte tanto.
–Quiero que estén bien cariño, quiero que estés relajada, que descanses bien, que tengas todo lo que quieras y necesites.
–Eres muy lindo mi amor, pero aquí el que necesita relajarse es otro. – lo abracé, comencé a vestirme nuevamente, Evan acomodó su ropa y nos sentamos en nuestros respectivos asientos, Evan encendió la camioneta y comenzó a conducir. – mi amor…
–Dime cariño.
–Se me antoja una malteada de chocolate.
–¿Solo la malteada?
–Y galletas.
–¿Algún tipo de galletas en especial?
–Galletas con chispas de chocolate.
–Entonces vamos por tu malteada y tus galletas.
–¡Genial!
Evan se rió ante mi reacción y condujo hasta el café al que habíamos venido la primera vez. Lo miré y le sonreí como una niña pequeña a la que le dieron un juguete nuevo.
–¿Quieres que entremos a que tomes tu malteada o la pedimos para llevar?
–Entremos, no volví a venir desde el día que nos conocimos.
–Entonces vamos.
Evan se bajó y rodeó la camioneta para abrir mi puerta, me ayudó a bajar y entrelazó su mano con la mía, caminamos al café y entramos, nos sentamos en una mesa, Evan se sentó a mi lado y me abrazó por la espalda, recargué mi cabeza en su hombro.
–¿Te sientes bien mi amor?
–Muy contenta.
–¿Te gustó venir aquí?
–Me encantó, aquí fue nuestra primera salida juntos.
–Y la segunda pelea. – reímos.
Ordenamos mi malteada y galletas, Evan solo ordenó un café, no tardaron nada en traernos lo que pedimos.
–¿Crees que a tus papás les agrade la idea de tener un nieto?
–Te aseguro que se pondrán muy felices.
–¿No se enojarán porque quizá es muy pronto para tener un hijo juntos?
–Mi amor, nos amamos y ambos planeamos a nuestro pequeño, ellos estarán felices de vernos felices.
–Me alegra escuchar eso, aunque aún así me pongo nerviosa.
–No debes estarlo.
–¿Crees que deba cambiarme?
–Cariño, te ves perfecta, todo saldrá bien, te lo prometo.
Comencé a beber mi malteada, estaba deliciosa y las galletas, amaba el sabor, todo estaba delicioso.
–A este paso me pondré más gorda que una ballena, este hijo tuyo solo quiere comer cosas que no son saludables.
–Tú eres perfecta cariño y para mí siempre lo serás, aunque estés viejita y estés arrugada, eres mi Venus y siempre lo serás.
–Te amo Evan.
–Yo te amo más mi vida, los amo mucho más. – acarició mi vientre.
–Me emociona saber que, dentro de ocho meses, estará nuestro bebé entre nuestros brazos.
–Este bebé, será nuestra felicidad más grande. – Acarició mi vientre y besó mi mejilla.
Seguí bebiendo mi malteada y comiendo mis galletas con chispas de chocolate, hablamos un rato sobre la primera vez que estuvimos en este café y también nos imaginamos juntos como sería nuestro futuro con el nuevo bebé en camino, después de un rato, salimos de ahí y fuimos directamente a casa de sus padres.AHHHHHHHHH YA SE VAN A ENTERAR GRACE Y ADAM SOBRE SU NIETO!!! Espero que les este gustando mi historia.
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NUESTRO PEQUEÑO SECRETO
RomanceTercer libro de la saga "Pequeños" Alisa Adams una mujer hermosa, exitosa e inteligente, está cansada de ser la hija perfecta, la que sigue reglas, la responsable, la hija ejemplo, la que vive con miedo de decepcionar a los que ama. Por primera vez...