–Lo sé mamá, estoy muy feliz.
–¿Evan lo sabe?
–Sí, nos enteramos juntos, lo planeamos juntos y ahora aquí está nuestro bebé. – puse mi mano en mi vientre.
–Me alegro mucho de que haya comunicación entre ustedes, espero ver a Evan pronto para felicitarlo. – le sonreí.
–Mamá, me voy a mudar con Evan, él quiere estar cerca de mí y de nuestro bebé y queremos estar juntos durante todo el embarazo. – mamá sonrió y sus ojos se llenaron de lágrimas – no llores mami.
–Lo siento, no puedo evitarlo, mi pequeña volará de el nido para comenzar a construir el suyo. – sonreí y le di un beso en la mejilla, sonrió.
–Tengo miedo por la reacción de papá.
–Para él será un poco más difícil, pero terminará por aceptarlo.
–Eso espero.
–¿Cuántas semanas tienes?
–Cuatro.
–Wow, ya tienes un mes, solo te faltan ocho más.
–Lo sé.
–¿Evan debe estar muy emocionado?
–Mucho, dice que es el papá más feliz de el mundo. – rió mamá.
–Me alegro mucho de que estén tan felices y emocionados por su bebé.
–Gracias mamá.
–Solo traten de hablar pronto con tu padre.
–Lo haremos mamá.
–Te dejo descansar, buenas noches.
–Buenas noches mamá.
Besó mi frente y salió de la habitación, fue un alivio la reacción de mamá, justamente sonó mi teléfono, era una llamada de Evan.
–Hola cariño. – dijo.
–Hola mi amor. – me acosté sobre mi lado izquierdo y comencé a acariciar mi vientre plano.
–¿Cómo están? ¿Cómo te sientes?
–Estamos bien, solo extrañándote mucho.
–Yo también los extraño mucho. ¿Irás mañana a tu oficina?
–Lo más seguro es que sí, mamá descubrió nuestro secreto.
–¿Y cómo reaccionó?
–Bien, está feliz, dice que quiere verte para felicitarte.
–Estás feliz ¿cierto?
–Sí, me sentí aliviada cuando lo aceptó, ahora solo falta papá.
–Todo saldrá bien mi amor.
–Esperemos que sí.
–Ya es hora de dormir pequeña, tienes que descansar.
–Dormí toda la tarde.
–Sí pero mañana es lunes nena.
–Está bien.
–Buenas noches, descansa, te amo, cuídate mucho.
–Buenas noches mi amor, yo te amo mucho más.
–Ahora quiero hablar con mi pequeño por favor. – me reí, puse en altavoz la llamada y la acerqué a mi vientre.
–Listo.
–Buenas noches pequeñito, te amo mucho, yo también te extraño mucho pero no te preocupes que muy pronto estaremos juntos, cuida mucho a mami y no hagas que se sienta mal, mañana nos vemos, los amo. – sonreí.
–Dice bebé que te ama mucho. – le dije.
–¿Y mamá que dice?
–Que te extraña muchísimo.
–Yo también, ya es hora de que duermas mi amor.
–Está bien.
–Buenas noches, te amo.
–Buenas noches, yo te amo más. – le mandé un beso y colgó la llamada, me acosté y como estaba cansada, lentamente me fui durmiendo. Abrí los ojos, eran las tres de la madrugada, tenía muchísima hambre, me levanté, me puse mi bata y baje a la cocina, la luz de la cocina estaba encendida, entré media dormida y estaba Andrew.
–Mierda Alisa, no asustes así. – pegó un brinco.
–Así tienes la conciencia de negra.
Me acerqué al refrigerador y saqué la mermelada, tomé la leche y me serví en un vaso, me hice un sándwich de mermelada.
–¿Me preparas uno por favor? – preguntó.
–¿Por qué no lo preparas tú?
–Porque a ti te quedan deliciosos. – me reí.
–Es lo mismo, es mermelada y pan.
–Aún así. – Le preparé uno y se lo di – ¿Qué haces despierta a estas horas?
–Tengo hambre.
–¿Se te antoja algo en especial?
–No gracias, así estoy bien ¿y tú que haces aquí?
–Yo no podía dormir.
–Sigues pensando en lo que hiciste ¿cierto? – asintió.
–Todas las noches sueño con su rostro lleno de decepción y tristeza. – acaricié la mejilla de mi hermano, él me abrazó.
–Todo estará bien. – Lo escuché llorar, esto le dolía mucho, Andrew no llora seguido, pero cuando lo hace, es porque enserio no puede más.
–Es que me duele verla así, no lo soporto, su sonrisa les iluminaba el día a todos y yo fui un imbécil, un estúpido, le robé esa hermosa sonrisa, ya no sonríe más, siempre está triste, distraída y todo es por mí culpa, porque no me la merezco.
–Duele que jueguen contigo y más cuando eres mujer, porque nosotras lo damos todo, nos entregamos completamente por amor, sabiendo que no destrozarán el corazón.
–¿Te pasó alguna vez?
–Muchas, toda la secundaria y la preparatoria, jugaron conmigo, me ilusionaban para que les hiciera las tareas y luego resulta que tenían novias, o me gustaba alguien y se inventaba una novia porque según no quería nada en ese momento, pero a los pocos días, ya tenía una novia, lo peor era cuando me ilusionaba y después me cambiaban por mi amiga. – Andrew me miró.
–No sabía nada de eso.
–Eres el primero que lo sabe, nunca se lo conté a nadie, entré a los veinte años sin tener ningún novio, pero sabes algo.
–¿Qué?
–Valió la pena, porque ahora tengo al mejor novio de el mundo y me dio una de las felicidades más grandes de el mundo, un hijo. Andrew, no puedo decirte que vayas por ella y recuperes lo perdido porque no sé que pase por su cabeza en este momento, pero sí te puedo decir que le demuestres que quieres cambiar y no quieras presionar las cosas, porque eso nunca sale bien, trata de hacerte su amigo, pero ten bien claro que no te va a dar su confianza tan fácil, porque no va a estar lista para que la traiciones de nuevo.
–Se fue Alisa, se fue de la ciudad por mi culpa. – sus ojos se llenaron de lágrimas, besé su frente y lo abracé, lo dejé llorar, me dolió ver a mi hermano así y unas lágrimas se me escaparon a mí también.
–Debes dejar que el tiempo lo cure todo, si están destinados a estar juntos, el tiempo se encargará de cruzar sus caminos nuevamente.
–La amo Alisa, ¿y si no los cruza? Y si nuestro tiempo juntos se terminó ¿y si ya no habrá otra oportunidad?
–Entonces debes aprender a madurar, porque quizás el destino preparó algo diferente para ti.
–Yo no quiero que el destino prepare algo diferente.
–Andrew, no hay vuelta atrás, no es como cuando eras niño que llorabas por un juguete y papá te lo compraba, las cosas cambiaron, el amor no se puede comprar y tú no decides quien te va a amar o a quien amar, así es el destino, a veces cruza a la persona que amarás como a nadie, pero no se quedará contigo, cada persona que conozcas, es porque tiene un propósito y una vez que lo cumple, se van. Vamos a que descanses, es tarde.
Me levanté y fuimos a su habitación, se acostó y lo cubrí como cuando era pequeño, le di un beso en la frente.
–Descansa gigante.
–Tú también descansa fea, te quiero.
–Yo más.
Cerré la puerta y salí de la habitación, bajé nuevamente a la cocina, comí mi sándwich, me estaba dando sueño y cuando menos pensé me quedé dormida.
–Alisa…cariño…despierta…– abrí los ojos y miré a papá, me había quedado dormida en la barra de la cocina, mi espalda dolía, me estiré. –¿Qué hacías aquí? Te quedaste dormida.
–No tengo ni la menor idea ¿Qué hora es?
–Son las ocho y media.
–Es tardísimo. – me levanté rápido de el banco, me mareé, alcancé a sostenerme de la barra, papá me ayudó a sentarme.
–¿Estás bien?
–Sí, me levanté rápido, no te preocupes.
–¿Necesitas algo?
–No gracias, ahorita se me pasa.
Mierda, tengo que tener más cuidado con mis movimientos puedo lastimar al bebé, unos segundos después se me pasó.
–Estoy mejor papá.
–No tienes que ir a la empresa si no quieres.
–Estoy bien papá, tranquilo, es normal.
–¿Normal? – me miró confundido.
–Quiero decir que es normal porque eso pasa cuando te levantas rápido.
–Alisa, esto no me gusta pequeña.
–Estoy bien papi. – estiré mis brazos y él se acercó a abrazarme. – Te quiero muchísimo.
–Yo te quiero más.
–Iré a arreglarme, te veo en la empresa.
–Está bien, con cuidado. – asentí y me levanté lentamente, fui escaleras arriba y me duché, me vestí, me puse un sostén de encaje color blanco, un pantalón acampando beige con un blazer de el mismo color, abroché el botón de el blazer, dejaba descubierta la parte de arriba de mis senos haciéndolos resaltar y también parte de mi estómago quedaba descubierto, tacones beige, me puse aretes, perfume, pinté mis labios color mate y peiné mis pestañas, bajé a la cocina y me tomé mis vitaminas, iba desayunar, me serví un vaso de leche, apenas lo iba a probar cuando el olor me dio asco, lo retiré rápidamente de mí, hice una arcada, me acerqué al lavamanos y humedecí mi frente un poco, el estómago me quedó revuelto y no pude desayunar nada, salí de casa y me subí a mi auto, conduje directamente a la empresa, apenas llegué, me encerré en mi oficina en el trabajo atrasado. Después de estar por varias horas mirando documentos y la computadora sin haber desayunado, comencé a marearme y el asco se hizo presente, tocaron a mi puerta.
–Adelante. – no alcancé a mirar quien era porque tuve que correr al baño, me acerqué a la taza y comenzó a caminar.
–Cariño. – me di cuenta que era Evan por su voz, se acercó a mí y tomó mi cabello, comenzó a masajear mi espalda circularmente hasta que terminé de vomitar, me quedé sentada en el suelo – ¿Te sientes bien mi amor?
–He estado mejor. – le sonreí, Evan se puso de pie y me ayudó, enjuagué mi boca y fuimos a la sala, Evan me ayudó a recostarse suavemente, quitó mis tacones y se sentó a mi lado, acarició mi mejilla.
–No te llamé temprano porque creí que estarías dormida.
–Acertaste. – me reincorporé suavemente en el sillón, hice una mueca porque me dolía la espalda.Amo a Alisa como hermana mayor, no puedo esperar a verla con su bebito en brazos!!!
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NUESTRO PEQUEÑO SECRETO
RomanceTercer libro de la saga "Pequeños" Alisa Adams una mujer hermosa, exitosa e inteligente, está cansada de ser la hija perfecta, la que sigue reglas, la responsable, la hija ejemplo, la que vive con miedo de decepcionar a los que ama. Por primera vez...