Le sonreí, Evan se sentó y recargó la espalda en el respaldo de la cama, acosté mi cabeza en su regazo y comenzó a jugar con mi cabello.
–Siempre he seguido las reglas, buenas calificaciones, mi comportamiento siempre ha sido bueno, siempre obedezco, siempre trato que estén orgullosos de mí, debo ser el modelo de mi hermano, – Andrew es un gran chico, aún sigue estudiando la universidad y esta en la edad en la que le gusta divertirse – la hija ejemplar, estoy cansada de eso, es un peso muy grande sobre mis hombros, no puedo más, quiero dejar todo, quiero tirar todo, mi papá menciona a mis amigas, ellas ni se dan cuenta que existo – varias lágrimas cayeron por mis mejillas – pero eso siempre me pasa por estar con un par de mejores amigas, ellas ya tienen un pasado juntas, llegué a su grupo y al principio éramos el grupo de tres, pero llegaba el tiempo de exámenes y me la pasaba encerrada estudiando, ellas salían a divertirse y me invitaban pero no podía ir porque estaba estudiando, me llamaban solo para decirme que era una amargada, un ratón de biblioteca – reí amargamente – que un día me iba a arrepentir de haberme quedado encerrada en mi burbuja color de rosa – Evan acarició mi mejilla – El día que me encontraste en el club y me trajiste, ni se dieron cuenta que no estaba. Estoy harta de ser la responsable, la aburrida, la amargada, la mujer ejemplar, a veces solo quisiera desaparecer.
–No digas eso linda, tú eres una mujer valiente.
–No lo soy, no soy valiente.
–Claro que lo eres.
–No ¿recuerdas mi secreto, ese que no pudiste descifrar?
–Lo recuerdo.
–Mientras no podía con tanto peso, encontré algo que me ayudó a huir y tú conoces ese algo muy bien.
–Los libros. – sonrió – lo sabía, algo tenías que ver con la lectura.
–No solo con la lectura, amo escribir, crear nuevos mundos, nuevos personajes, hacerlos vivir lo que me gustaría vivir, darles vida y hacerlos sentir. – sonrió.
–¿Desde cuándo escribes?
–Desde que estaba a la mitad de mi carrera.
–¿Y nunca pensaste en convertirte en escritora?
–Tuve miedo, el miedo de decepcionar a mis padres.
–Ali, tus padres te aman tanto que estoy seguro de que se sentirían completamente orgullosos de verte feliz haciendo lo que amas.
–No tuve el valor para hablar con ellos, ya estaba estudiando finanzas, me gustaba trabajar con los números, pero cuando descubrí el poder de las letras, lo amé y lo amo, al escribir me siento completa, feliz, plena, como si nada me faltara.
–¿Y por qué no escribes?
–Porque ya es tarde, con mi trabajo casi no me queda tiempo.
–Digamos que te llega una oportunidad para poder convertirte en escritora ¿la tomarías?
–No lo sé ¿Qué tal si no soy lo suficientemente buena?
–Estoy seguro de que lo eres, así como sé que serás una gran escritora. – dijo con ternura, lo miré y le sonreí, él se acercó y besó la punta de mi nariz.
–Gracias.
–Te tengo una propuesta.
–¿Una propuesta? – lo miré confundida.
–Mi editorial puede publicar tus historias. – lo miré sorprendida y sin palabras – lleva un manuscrito y yo mismo me encargaré de leerlo.
–Evan – no sabía que decir, me reí nerviosamente – ¿es en serio? – mis ojos se llenaron de lágrimas.
–Muy en serio linda.
–Gracias, te amo Evan. – lo abracé.
–Yo te amo más Alisa. – besó la punta de mi nariz, cerró los ojos y suspiró.
–¿Qué pasa cariño? – abrió los ojos y me sonrió.
–¿Cómo me llamaste?
–Cariño. – le sonreí.
–¿Cómo?
–¡Cariño! – exclamé más fuerte.
–Definitivamente, me gusta. – me reí – no sabes lo difícil que es no poder besarte.
–Solo será unos días, después puedes hacer lo que quieras conmigo.
–¿Lo que yo quiera? – preguntó coqueto, me senté y pegué mi espalda contra su pecho, doblé mis rodillas y abrí mis piernas, no tenía bragas, tomé la mano de Evan y la llevé a mi entrepierna, gruñó y mi entrepierna se humedeció.
–Lo que tu quieras. – susurré. – aunque si quieres puedes comenzar desde ahorita.
–No cariño, aún no estás completamente recuperada. – dejé caer mi cabeza sobre su pecho y me quejé, esto no me gustaba para nada, hoy iba a ser el segundo día sin sexo y era tan injusto.
–Evan, es el segundo día sin sexo.
–Lo lamento mi amor, pero tienes que recuperarte.
–Bien, supongo que tendré que tocarme yo sola.
–¿Ah sí?
–Sí.
–Te aseguro que te lo repondré cuando estés mejor.
–Más te vale Hoult.
–Lo prometo.
–Hoy tendré que volver a casa.
–¿Hoy?
–Es lo mejor mi amor, debo hablar con papá y también mamá.
–Pero te vas a cuidar ¿verdad?
–Sí.
–Tienes que estar tranquila.
–Lo prometo, pero tú tienes que relajarte.
–Trataré ¿Qué quieres desayunar?
–Lo que tú quieras.
–¿Nada en especial? – negué con la cabeza. – Iré a preparar el desayuno.
–Yo me daré una ducha.
–Está bien.
Evan besó mi cabeza y nos levantamos, me duché y me vestí con mi ropa de el día anterior, Evan me dio una chamarra para que no me diera frío, desayunamos juntos y más tarde Evan me llevó a mi casa, me dio todos los medicamentos y me dio mil instrucciones, está histérico, apenas llegamos a mi casa, se bajó y abrió la puerta de el auto, me ayudó a bajar.
–No olvides tomarte los medicamentos.
–Cariño, tranquilo, respira, estaré bien, no estaré sola, mis papás están aquí mi amor, estaré bien.
–Es que quiero que te sientas mejor.
–Ya me siento mejor. – sonreí porque se veía tierno preocupado.
–Está bien, pero eso no quiere decir que vaya a dejar de estar al pendiente.
–Sí mi amor, pero ya cálmate.
–Está bien.
–Te amo sexy. – puso sus manos en mi cintura.
–Yo te amo más.
–Yo mucho más.
–Yo más, es mejor que entres porque está haciendo frío.
–Te amo.
–Yo más. – besó mi frente y caminé a la casa, Evan se quedó mirándome con una sonrisa hasta que entré a la casa, amo tanto a este hombre, cuando lo veo mi corazón late a mil por hora, desde el momento que lo vi me gustó, es un gran hombre, lo amo tanto, me quedé sonriendo como tonta en la entrada.
–¿Ese es tu enfermero? – preguntó mamá.
–Mamá, me asustaste.
–Lo siento hija.
–Está bien, sí, es él.
–Wow tienes muy buen gusto. – me reí, mamá se acercó a mí y me abrazó, besó mi mejilla – ¿Cómo te sientes?
–Estoy mejor, gracias.
–Que bueno pequeña ¿y qué tal te trató tu enfermero?
–No quería que hiciera nada y no quería dejarme ir, pero es lo mejor ¿y papá?
–Fue con el abuelo
–Cierto, es miércoles. – todos los miércoles papá va a visitar al abuelo.
–¿Qué fue lo que pasó ayer?
–¿No te dijo nada papá?
–Sí, pero quiero escuchar tu versión, vamos a la sala.
Asentí y fuimos a la sala, mamá se sentó y me senté al lado de ella, la miré.
–Ahora sí.
–Ayer que estaba en la oficina no me sentía bien, Evan llegó a visitarme como lo ha hecho todos los días a la hora de el almuerzo, cuando me miró dijo que nos fuéramos para ir a él hospital, me negué al principio pero me convenció, fuimos al hospital y después a su apartamento, él me estaba cuidando, fue muy lindo conmigo, cuando estábamos comiendo sonó el timbre, estaba segura de que era papá, Evan abrió la puerta y sí era él, me preguntó que qué hacía con Evan, – las lágrimas bajaron por mis mejillas al recordar sus palabras – me dijo que nunca lo había decepcionado hasta ese día, mentí y lo sé, estuvo mal, pero si les hubiera dicho la verdad, papá me lo hubiera prohibido, me dijo que tuviera cuidado con Evan por su fama con las mujeres, yo lo sé, pero es que si papá se diera la oportunidad de conocerlo, vería que no es lo que la gente dice.
–Tranquila pequeña, no llores, sabes que haber mentido es malo.
–Lo sé mamá, pero estoy cansada de ser responsable, de seguir reglas, de ser la inteligente, la hermana modelo, la hija ejemplar, ya no puedo seguir, ya no quiero tener más el miedo a fallar y decepcionar a todos, mis amigas se olvidan de que existo porque no soy como ellas, siempre ha pasado así y no importa, ya me acostumbré y sé que de ellas no necesito, todos los chicos que me han gustado o se han acercado a mí, me rechazaron porque soy aburrida y ellos no buscan una mujer así, hasta ahora con Evan las cosas cambiaron, es un gran hombre, es tierno, lindo, me respeta, me apoya, cuida de mí, me protege y papá no quiere que este cerca de mí. – Mamá soltó unas lágrimas y me abrazó.
–Lo siento pequeña, no sabia que te sentías así.
–Está bien mamá, todos tenemos nuestros problemas y vemos las cosas de manera distinta.
–Si ese muchacho en verdad te ama, te aseguro que no se dará por vencido hasta convencer a tu papá.
–Evan me lo dijo, que iba a hacer todo para que papá terminara aceptándolo.
–Puede comenzar con asistir a la fiesta que la empresa está organizando.
–¿En serio?
–¿Por qué no? Puede acompañarte y quizá ahí pueda intercambiar unas palabras con tu padre.
–Gracias mamá.
–No te preocupes, yo hablaré con tu padre, no puede ponerse tan duro cuando se trata de amor, te prepararé un té.
–No te preocupes mamá.
–Sí me preocupa pequeña, estás enferma, así que déjame consentirte.
–Está bien. – besó mi frente y se levantó de el sillón, justamente sonó mi celular, era Evan, sonreí cuando miré su nombre en la pantalla.
–Hola mi amor. – dijo.
–Hola cariño ¿ya llegaste a tu apartamento?
–Sí, no te preocupes ¿Cómo te sientes?
–Estoy bien.
–¿Ya tomaste tu medicamento?
–En eso estoy. – saqué la pastilla para tomármela.
–Creo que necesitaré visitarte para darte los medicamentos.
–Sería grandioso, pero tengo algo más para ti.
–Dime.
–Quiero que me acompañes a la gala de la empresa la semana que entra.
–No lo sé, ¿Podremos escaparnos juntos de la gala cuando se acabe?
–Hay una gran probabilidad de que sí.
–Está bien, acepto tu invitación. – me reí. – Ve a tomarte el medicamento.
–Ya voy.
–Te amo Alisa.
–Yo te amo más.
Colgamos la llamada y fui a la cocina por un vaso de agua, mamá me sonrió.
–Era él ¿cierto?
–Sí.
–Yo tengo una duda.
–¿Cuál?
–Hace unas semanas tu papá mencionó que había tenido un accidente y fue a visitarlo, dijo que estaba solo, pero no lo estaba ¿verdad?
–Si lo que quieres saber es si estaba con él, sí estaba.
–Lo sabía ¿cómo lo conociste?
–Técnicamente le di una cachetada.
–¿Una cachetada? – preguntó mamá sorprendida.
–Cuando iba a entrar a la empresa alguien me apretó el trasero, al girarme el primero que estaba ahí era él y le di una cachetada, él lo negó, claramente no le creí, hasta que papá me mandó a revisar las cámaras de seguridad por un problema que había habido en la entrada, Evan me acompañó y al ver la grabación me di cuenta que no había sido él. – nos reímos.
–Pobre muchacho.
–Lo sé, pero tampoco tanto porque se aprovechó para pedirme mi número e invitarme a salir.
Hablé con mamá el resto de la tarde, cuando oscureció fui a dormir, me acosté en la cama e intenté quedarme dormida pero no podía, di varias vueltas, me hacía falta Evan, no podía dormir, me quedé despierta hasta las tres de la madrugada que pude dormir.Amoooooooo...Evan es tan guapo que incluso Addison se dio cuenta porque tiene a su hija vuelta loca por él.
ESTÁS LEYENDO
NUESTRO PEQUEÑO SECRETO
Storie d'amoreTercer libro de la saga "Pequeños" Alisa Adams una mujer hermosa, exitosa e inteligente, está cansada de ser la hija perfecta, la que sigue reglas, la responsable, la hija ejemplo, la que vive con miedo de decepcionar a los que ama. Por primera vez...