CAPÍTULO 11

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Paso un mes y medio desde el accidente de Evan, todos los fines de semana he ido a quedarme con él y a veces pasa a recogerme y vamos a almorzar juntos antes de volver a nuestros trabajos, hemos ido a comer varias veces, papá sigue tratando de saber si salgo con Evan. Las cosas entre Evan y yo van mucho mejor, nuestros encuentros son demasiado apasionados diría yo. Estoy trabajando en mi oficina, no puedo concentrarme, me duele la cabeza, mis ojos están llorosos y tengo la nariz congestionada, seguro estoy resfriada. Tocaron a mi puerta.

–Adelante. – dije, entraron, pero no levanté la cabeza para ver quien era, hasta que escuché.

–¿No piensas saludarme? – dijo Evan, sonreí y me puse de pie, mi corazón latía a mil por hora, me acerqué rápidamente a él, escondí mi cabeza en si pecho, él besó mi frente, pero levantó mi rostro para que lo viera. – ¿Te sientes bien?

–No es nada.

–Estás pálida y tienes temperatura.

–Estoy bien, no te preocupes.

–Ali. – Iba a caminar, pero me sentía débil y mis pies fallaron, Evan alcanzó a atraparme antes de tocar el suelo. – lo ves, no estás bien, ahora mismo nos vamos de aquí.

–Evan, no es necesario.

–Sí lo es, necesitamos que te revise un doctor.

–Estoy bien. – agarré el puente de mi nariz y lo apreté un poco, mi cabeza dolía mucho y mis ojos se sentían hinchados.

–Lo lamento nena, pero nos vamos de aquí, no estás bien y no te atrevas a negarlo, anda vámonos.

–No es necesario.

–Sí lo es, así como tú me cuidaste el día de el accidente, te cuidaré yo a ti.

–Que lindo.

–Toma tus cosas y vámonos.

Acaricié su mejilla y asentí, me acerqué a mi escritorio y tomé mi bolso, Evan se quitó su saco y lo puso en mis hombros.

–Sabes que papá nos matará si te ve aquí. – dije.

–No importa, lo principal es que tú estés bien.

Salimos de la oficina y bajamos al estacionamiento, le avisé a papá por mensaje que tenía que salir, más tarde me encargaría de avisar que no llegaría a dormir, sonreí de solo imaginarme como había cambiado mi vida solo en un mes y medio, antes era la responsable que llegaba temprano a su casa y ahora, ahora creo que Andrew duerme más en casa que yo y eso que es de los que casi no se aparece por allá, Evan abrió la puerta de el auto para mí, ya le habían devuelto su auto, había quedado como nuevo, inclinó mi asiento un poco y besó mi frente, cerró la puerta y se subió al auto.

–Maldita sea, ¿por qué me tenía que enfermar?

–Tranquila, con mis cuidados te curarás rápido.

–Estoy segura de que así será.

Tomó mi mano y encendió el auto, arrancó, creí que iríamos al apartamento, pero no era así.

–¿A dónde vamos?

–A un hospital.

–No quiero ir.

–Es por tu bien.

–Sabes algo Hoult.

–¿Qué?

–Te odio.

–Yo no. – me sonrió, mi corazón comenzó a latir como loco, sonreí y miré al frente, siguió conduciendo hasta llegar al hospital, cuando llegamos bajamos de el auto y entramos a la recepción, Evan dijo que necesitaba un doctor y enseguida nos llevaron a un consultorio, debíamos esperar unos minutos al doctor. Me senté y Evan se acercó a mí, acarició mi mejilla. – ¿Te sientes bien?

NUESTRO PEQUEÑO SECRETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora